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miércoles, 20 de abril de 2016

PRIMARAS EN EE UU
CLINTON Y TRUMP DAN  IMPORTANTE SALTO EN NUEVA YORK
Las urnas confirmaron en Nueva York lo que dijeron las encuestas y tanto Hillary Clinton, demócrata, como Donald Trump, republicano, salieron victoriosos.
“La carrera por la nominación está en la recta final y la victoria se divisa”, proclamó Hillary Clinton ante una eufórica concurrencia.
Casi 45 minutos después de cerrarse los colegios a las nueve de la noche, la alegría estalló en el hotel Sheraron. Los gritos de “Hillary, Hillary, Hillary” apagaron el ruido de la música disco. Había fiesta después de la jornada de incertidumbre por el tremendo despliegue realizado por Bernie Sanders y los incansables seguidores del senador por Vermont.
En su discurso recordó que en esta carrera ha logrado más votos que nadie, por encima de los diez millones. “No sólo hay que diagnosticar problemas, hay que afrontarlos desde dentro”, dijo como un dardo contra su rival de partido. Pero buscó la concordia: “Hay más cosas que nos unen de las que nos separan”, indicó.
Hillary Clinton necesitaba ganar con claridad. Sanders ha empañado mucho su prestigio con una campaña estas últimas jornadas de un marcado tono amargo, sumamente crítico y directo a la yugular.
En principio, los primeros resultados indican un margen amplio, dentro de los dos dígitos, de unos quince puntos. Los expertos consideraban que si el senador por Vermont perdía por menos de diez puntos eso se interpretaría como una pequeña victoria.
En ese supuesto, su andadura continuaría con la misma energía y descaro. Pero el margen logrado por Clinton, pese a que no va a provocar la bandera blanca, si que rebajara sus expectativas y, sobre todo, carga las baterías de la autoestima entre los “clintonianos”.
Pero, pese a la contundente victoria, Sanders se llevará una buena cantidad de avales debido a las normas de reparto. Sin embargo, su margen requiere casi un milagro y debería hacerse con el 68% de los delegados que quedan por atribuir. Si se suman los súper delegados, Clinton cuenta con 1.862 avales (por 1.161 del senador) y la nominación está en 2.383.
En el campo republicano
A diferencia del Sheraron, el jolgorio arrancó  a la nueve en punto, a unas pocas manzanas, en la Trump Tower. La victoria del magnate se confirmó de inmediato. En su caso no había dudas.
“No queda mucha más carrera por delante”, dijo en su discurso de la victoria.
El aspirante más genuinamente neoyorquino –titulo que le disputaban Sanders y Clinton- y también el más divisivo, arrasó entre los votantes republicanos. Los conservadores de su estado le adoran tanto como le rechazan los progresistas.
A pesar de su arrasadora victoria entre los suyos, en algunos distritos de la ciudad resultaba difícil dar con alguien que apoyara a Donald Trump. O bien por pura coincidencia –cerca de una treintena de interrogados, en tres diferentes colegios-, o simplemente porque el voto al magnate es el voto oculto.
Para el inmobiliario y showman resultaba esencial ganar por goleada a Ted Cruz y John Kasich. Al hacerse con más del 50% de los votos, el magnate no sólo da un golpe de fuerza y pega un puñetazo sobre la mesa, sino que además se hace con la práctica totalidad de los 95 delegados. Al menos 84. Ahora ya suma 840, por 559 de Cruz y 146 de Kasich. La cifra de 1.237 marca la barrera de la nominación.
De esta manera, los intentos del establisment de descabalgarlo en la convención de julio, en Cleveland, se complican de una manera importante.

En las encuestas a pie de urna, siete de cada diez republicanos indicaron que el elegido debe ser el que logre más votos en las primarias. Pero John Kasich, que lleva un pésimo récord –sólo ha ganado en su estado, en Ohio, se mantiene en la senda. Por si acaso, por si en Cleveland hay río revuelto y ganancia de pescadores.



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