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lunes, 14 de marzo de 2016

MEDICINA

PRIMER TRASPLANTE ÓSEO EN INSTITUTO ONCOLÓGICO FALP


Esta cirugía permite conservar la extremidad y sus funciones en gran parte de los casos, evitando una amputación. Una mayor donación de huesos permitiría extender los beneficios de esta compleja técnica a más pacientes, quienes mantendrían su calidad de vida.


Cuando los padres de Felipe Bustos, de 23 años, recibieron la noticia de que su hijo menor tenía cáncer, pensaron en que la quimioterapia era el tratamiento más adecuado para su Condrosarcoma mesenquimal, un tumor a los huesos que afecta por lo general a adultos jóvenes, y que se manifiesta con dolor, aumento de volumen, alteración funcional y eventualmente fractura.
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No sabían, sin embargo, que pese a los avances de las drogas oncológicas, hay dos caminos ineludibles para atacar el cáncer óseo: la amputación de la extremidad o el reemplazo del hueso afectado. La opción dependía del compromiso neurovascular y de si existían estructuras cercanas para fijar una prótesis o hueso, se informó en un reportaje de El Mercurio de Santiago y también de Valparaíso.
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Las imágenes revelaron que era posible preservar la pierna de Felipe con la tibia de un donante y así, el viernes pasado, el   Dr. Gabriel García-Huidobro, jefe del equipo de traumatología del Instituto Oncológico FALP, y el Dr. Lorenzo Borzone, llevaron a cabo el primer trasplante óseo realizado en la institución, sumándose así a otros centros de salud que ya han efectuado este tipo de cirugía, entre ellos el hospital Luis Calvo Mackenna y el Instituto Traumatológico.
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El trasplante óseo masivo con aloinjerto (de donante cadáver) consiste en sustituir parte del hueso que presenta un tumor, por un hueso de donante cadáver de medidas similares. Este hueso proviene de un banco de huesos, en este caso de Estados Unidos, por la escasez de estas estructuras en los bancos nacionales. Posteriormente se realiza la fijación u osteosíntesis del injerto al huésped con placas, tornillos o clavo endomedular.
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La operación se realizó con éxito y el paciente ya fue dado de alta, con indicación de continuar con las sesiones de quimioterapia que se iniciaron unos meses antes, a cargo del oncólogo médico Christian Caglevic, para eliminar las micro-metástasis generadas por el tumor.
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"Hace cuatro décadas se amputaba a la mayoría de los pacientes con cáncer óseo. Gracias al avance de las técnicas quirúrgicas y la terapias sistémicas, hoy es posible extirpar el tumor y reemplazar el hueso que se reseca, ya sea con una prótesis, aloinjertos, que son injertos de donante cadáver, o con aloprótesis, que son aloinjertos más prótesis", indica el doctor García-Huidobro.´
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Vivian Bello, madre de Felipe, dice que es importante que se conozca que existe la posibilidad de rescatar las extremidades (brazos y piernas) de niños y jóvenes, los más afectados por esta patología. Y que también es importante que existan donantes, ya que hoy día el acceso es restringido a quienes pueden adquirirlos en el extranjero, pues los bancos nacionales guardan injertos o pequeños segmentos con mayor frecuencia que estructuras enteras.
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Un cáncer silencioso
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A comienzos de 2015, Felipe Bustos solo sintió dolor al caminar. Consultó en un centro médico y recibió analgesia. Meses después a la molestia se sumó una inflamación, que lo llevó a acudir a un especialista.
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Los síntomas de los diferentes tipos de cáncer primario de hueso son muy parecidos, pero a la vez muy inespecíficos, indica el traumatólogo. "Se manifiesta principalmente con dolor, aumento de volumen, impotencia funcional de la extremidad y a veces fractura".
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Como lo habitual es que ese dolor sea generado por un golpe y no por un tumor, el doctor García-Huidobro señala que es fundamental el control. "El dolor producido por una contusión se quita entre una semana y 10 días, luego de un correcto tratamiento. Por ello, si el dolor permanece o hay un aumento de volumen que va creciendo, la persona tiene que  controlarse". En ese momento se piden otros exámenes que permiten descartar que no tenga una lesión asociada o la presencia de un tumor.
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La tercera causa en frecuencia de consulta es la "fractura en hueso patológico". Es decir, el paciente tiene un tumor -nunca hizo caso a los síntomas recién mencionados- y en un traumatismo, o sin la presencia de este, se quiebra. Al controlarlo, la radiografía muestra una fractura de un hueso previamente enfermo.
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En general, no existen factores de riesgo que puedan predisponer al desarrollo de esta enfermedad. Sin embargo, en algunos casos existe predisposición genética.
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El diagnóstico se hace en base a cuadro clínico -dolor, aumento de volumen-, imágenes -radiografía, scanner, resonancia magnética, cintigrafía ósea- y biopsia.
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Para que la cirugía sea satisfactoria y se pueda decir al paciente, con cierto grado de seguridad, que probablemente ese tumor no volverá a aparecer en ese lugar, es fundamental que la cirugía sea realizada en un centro especialista, con un "margen libre", es decir, que se saque completamente el sarcoma dejando un espacio de tejido sano a su alrededor. Si no existe esa posibilidad, ya sea porque el tumor es muy grande, porque invade los nervios u otras estructuras, se plantean cirugías más agresivas como las amputaciones.

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