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lunes, 28 de marzo de 2016

BREVE HISTORIA DE LAS RAÍCES DEL TERRORISMO ÁRABE MUSULMAN EN EUROPA
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Por Martín Poblete

Los historiadores ingleses coinciden en situar el punto de quiebre entre Occidente y los musulmanes árabes en la batalla por Jartum y el Alto Egipto, hoy Sudan, en el último tercio del Siglo XIX (esta batalla duró desde el 13 de marzo de 1884 al 26 de enero de 1885).
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Cuando tuvo lugar el alzamiento del líder chiíta El Mahdi, el General Gordon, comandante de la guarnición inglesa en Jartum, lo entendió como una rebelión contra el poder imperial inglés. Gordon fue el único alto oficial británico en conocer y reunirse con El Mahdi, pero hizo una lectura equivocada de ese contacto, pagando su error con su vida.   

En Londres, el gobierno inglés y los mandarines en el Foreign Office, repitiendo el error del General Gordon, enviaron una de las mas importantes  fuerzas expedicionarias en el curso de las guerras coloniales inglesas en África, aguas arriba por el Nilo, al mando de Lord Kitchener, recuperando Jartum,  aplastando la rebelión chiíta, esta vez el muerto fue El Mahdi. 

El distanciamiento continuó acentuándose con las guerras de ocupación colonial de las potencias europeas en África; agravado por  el reparto de las provincias árabes del Imperio Turco Otomano después de la Primera Guerra Mundial, ejecutado en el Pacto Sykes- Picot, por Sir Mark Alan Sykes y el embajador Francois Georges Picot.   Mientras el Reino Unido y Francia redibujaban el mapa,  las antiguas tensiones internas del Islam seguían su curso hacia una separación cada día mas drástica entre las iglesias chiítas y sunitas, agravada por el endurecimiento de  grupos extremos de antigua data.

La rebelión anti-colonial en Egipto encabezada por el coronel Jammal abd-il Nasser, un hombre extraordinariamente carismático  en la opinión de todos quienes lo conocieron, trataron y han escrito sobre su persona,  instaló en El Cairo una dictadura personal populista y secular, la Hermandad Musulmana, organización de expresión de los musulmanes en la vida política, proscrita, sus líderes cumplieron largas sentencias de cárcel.  Asi, por todo el universo árabe musulmán  surgieron regímenes "nasseristas", en Irak con el General Abdel Karim Kassem, en Siria con el General Hafez el Assad, en Libia con el Coronel Gadafi, en Túnez con Habib Bourguiba, en Argelia con el Coronel Houari Boumedienne.

Un factor profundamente perturbador estuvo en las tendencias  anexionistas de los gobiernos israelíes del político y líder conservador Menachem Begin, y del General Ariel Sharon, esas políticas quedaron instaladas, siendo continuadas en su implementación por todos los gobiernos israelíes hasta el actual, contando con el apoyo incondicional de los Estados Unidos y sus aliados en la OTAN; en este punto hay matices y opiniones, se han escrito artículos, libros, tesis doctorales, al final lo clave es la percepción enraizada entre árabes musulmanes de Occidente como un enemigo del Islam.

El asesinato del Presidente Anwar Sadat (1981) por un comando de la Hermandad Musulmana infiltrado en el Ejército,  eliminó al único líder árabe secular capaz de haber alcanzado un entendimiento de largo plazo con Occidente.   Casi veinte años después, el asesinato del Primer Ministro israelí Yitzhak Rabin (1995) por un extremista judío, eliminó a un hombre valiente, visionario, el único líder israelí capaz de haber alcanzado un entendimiento  de largo plazo con los palestinos.   La desastrosa guerra de ocupación estadounidende en Irak (2003),  la igualmente desastrosa intervención occidental en Libia, y la prolongada guerra civil en Siria, terminaron por desatar todas las amarras.

Al  caótico cuadro descrito, con numerosas guerras a las cuales no solo ha sido imposible entrarles soluciones negociadas, sino peor aún se les han agregado beligerantes, se agrega una guerra civil de religión en el Islam lanzada por grupos con lecturas extremas de El Corán, cuyos líderes se proclaman los únicos auténticos interpretes de la verdadera palabra del Profeta, detonando bombas en mezquitas a la hora del servicio religioso, cuando los templos están llenos. Este asunto es de difícil comprensión en Occidente, donde las guerras religiosas terminaron hace cuatro siglos y que hoy son materia de especialistas y estudiantes de historia.

La extrema radicalización de la vida política, social y religiosa, en el Medio Oriente y algunos países de África Sub-Sahariana, ha tenido un fuerte impacto en las numerosas comunidades árabes musulmanas en Europa Occidental, en menor grado en el Reino Unido, surgiendo un brutal terrorismo  de rasgos anti-occidentales, profundamente desconcertante para las sociedades  donde esas comunidades árabes musulmanas han sido acogidas.    Por ahora, no parece haber solución alcanzable en el futuro inmediato; los gobiernos y las instituciones de la Unión Europea, profundamente respetuosos de los derechos humanos, civiles y políticos, parecen reticentes a imponer severas restricciones al ejercicio de esos derechos, así como a la libertad de movimiento en el marco de la Unión Europea, pero algunas formas de controles limitantes de las libertades cívicas fundamentales parecen inevitables.

Otra variable preocupante, consecuencia directa del terrorismo árabe musulmán, es la radicalización de la opinión pública europea, cuyos principales beneficiarios parecieran ser movimientos y partidos políticos de extrema derecha, algunos de ellos de características abiertamente neonazis. Las próximas elecciones darán una idea de la profundidad de este desarrollo, especialmente en Francia.   Entre los principales perjudicados por el terrorismo, están los centenares de miles de refugiados provenientes del Medio Oriente.

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