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lunes, 19 de octubre de 2015

OPINIONES DEL FIN DE SEMANA
HABLÓ LA PRESIDENTA
Por Jorge Navarrete
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Michelle Bachelet propuso a Jorge Abbott como próximo Fiscal Nacional. Fue una decisión que descolocó a la clase política y a todos quienes observábamos este proceso con algo de atención, pues especialmente a horas de haber sufrido una derrota con otro nombramiento en el Senado, todo hacía presagiar que Bachelet no estaría dispuesta a correr más riesgos con motivo de estas colegiadas decisiones. La oportunidad estaba servida para asegurar el éxito proponiendo a José Morales, un postulante que concitaba el transversal apoyo en el Congreso.
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No conozco al fiscal Morales. Sin embargo, confieso que siempre me pareció sospechoso que en torno a él se generara tanto entusiasmo por parte de los miembros del Senado. En un momento en que se cuestiona severamente a muchos de nuestros representantes a raíz de los bullados casos de corrupción, y tratándose adicionalmente de investigaciones en pleno desarrollo, no fue muy prudente el privado y transversal despliegue que muchos materializaron para que se nominara a un candidato que se erigió como el niño símbolo de la clase política dirigente.
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Es aquí donde la decisión de Bachelet adopta ribetes éticos muy significativos. Consciente de la crisis de confianza y credibilidad por la cual atraviesan nuestras instituciones, especialmente cuando se ventilan prácticas que afectan la honorabilidad de muchos políticos, las que incluso implican a un miembro de su propia familia, es que la Presidenta da una contundente señal a favor de la democracia; por la vía de garantizar la continuidad del trabajo que está desarrollando la Fiscalía Nacional, asegurando así que las investigaciones se desarrollen sin ninguna otra consideración que no sea aplicar la justicia a todos por igual, al margen de la investidura pública o la condición socioeconómica de los involucrados.
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De igual modo, y pese a que persisten varios riesgos, la decisión de Bachelet es tácticamente impecable. Una cosa es que varios senadores hayan abusado de los eufemismos y la hipocresía, echando mano a absurdos argumentos para abstenerse o votar en contra del candidato a Contralor que les propuso el Gobierno; pero otra, muy distinta, será justificar en frente a los ciudadanos, de manera pública y dando razón de sus dichos, de por qué podrían eventualmente  rechazar el nombre de este candidato a Fiscal Nacional, cuya función futura -aunque no la única- será justamente liderar las investigaciones que afectan a varios de sus colegas y que tanto daño le han hecho al prestigio y transparencia de nuestro sistema político.
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Y aunque nada de esto significa desconocer las atribuciones del Senado, Abbott no sólo cumple con todas las condiciones objetivas para desempeñar el cargo, sino que también satisface con los criterios ya adelantados por varios de los que decidirán en definitiva. De esta forma, es difícil imaginar con qué argumentos la Corporación podría volver a bloquear esta proposición de la Presidenta de la República, sin terminar por confirmar las peores sospechas que subyacen a dicho rechazo.

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