kradiario.cl

miércoles, 15 de abril de 2015

CHILE-COLUMNA DEL PERIODISTA FERNÁNDEZ-KRADIARIO

LA PRESIDENTA, LOS CORRESPONSALES Y EL RECTOR

Por Enrique Fernández
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En un tiempo en que la falta de respeto se ha vuelto parte de la normalidad, la Presidenta de la República y los corresponsales de la prensa internacional destacados en Chile fueron blancos de agravios sin justificación. La Presidenta Michelle Bachelet fue calificada de “taimada” y “ventrílocua” y los corresponsales aparecen como los “muñecos” que usó la mandataria para desmentir los rumores sobre su intención de renunciar.

“Qué falta de respeto, qué atropello a la razón”, diría Enrique Santos Discépolo, el autor de aquel famoso tango “Cambalache”.

Son los tiempos que corren. Y como está de moda ser irreverente o irrespetuoso –que en este caso es lo mismo-, un comentarista radial afirmó que la Presidenta es “taimada” porque se resiste a cambiar su gabinete. Lo que el comentarista quiere es echarle más leña a la hoguera y provocar una crisis ministerial. Otra crisis en medio de la crisis. Pero el abogado Tomás Mosciatti –que no es periodista pero se acoge al secreto profesional de los periodistas para no revelar sus fuentes- entregó una primicia en su comentario del 2 de abril: dijo que Michelle Bachelet está dispuesta a renunciar a la Presidencia del país.
Presidenta Bachelet en la conferencia de prensa

“No he pensado en renunciar ni pienso hacerlo. De ninguna manera", aseguró la Presidenta el miércoles 8, hablando ante los corresponsales internacionales acreditados en Santiago. "Imagínense (...), eso sería un quiebre institucional", agregó, utilizando el tono coloquial y espontáneo que la caracteriza. Sin embargo, en un tono más severo, manifestó su inquietud por la difusión de informaciones no contrastadas y sin fundamento.

"Que quede claro que yo no estoy pidiendo en ningún momento terminar con la libertad de expresión. Nada de eso. Pero por favor… responsabilidad", insistió.

Por supuesto que sus palabras constituyeron la “noticia del día” y los corresponsales despacharon sus notas a los pocos minutos después de terminar el encuentro con la Presidenta. Es lo que acostumbran a diario, en una tarea anónima que la inmensa mayoría de los lectores de diarios, auditores de radio o televidentes desconoce por completo.

En tiempos de dictadura (1973-1990) varios corresponsales conocieron la tortura, la prisión o fueron expulsados del país. El régimen militar los consideraba casi como enemigos o espías, porque transmitían a todo el mundo aquellas noticias trágicas que no se conocían en el interior del país, donde la prensa estaba controlada por la dictadura o era cómplice de sus “excesos”. El general Augusto Pinochet los acusaba directamente de distorsionar la imagen de Chile y ponía como ejemplo de esta siniestra campaña al “diario comunista Le Monde”. La sociedad chilena tiene por eso una deuda moral con profesionales que actuaron a riesgo de sus vidas como agentes de la verdad.
Patricio Aylwin

Así lo reconoció el entonces Presidente Patricio Aylwin cuando se restableció la democracia. En mayo de 1991, también en un encuentro con los corresponsales, dictó una verdadera clase magistral para explicar la transición chilena, que tanto asombro causaba en el exterior, especialmente en Europa.

“Valorizo altamente la función que ustedes cumplen. Y tengo clara conciencia de la importancia que tiene para cualquier Gobierno”, dijo Aylwin, hablando en uno de los salones del Hotel Crown Plaza.

Pero no todos coincidirán en esta visión, por ese desconocimiento de la tarea que cumplen y la alta calificación profesional que poseen los corresponsales, también desconocida para la opinión pública. Fue por eso que el distinguido columnista Carlos Peña opinó en su tribuna dominical de “El Mercurio” que la Presidenta los utilizó como instrumentos para una operación comunicacional “torpe”.

“Como los corresponsales son periodistas -o lo que es lo mismo, infidentes de profesión-, era seguro que lo que ella dijera lo sabría luego todo el mundo”, explicó el columnista, rector de la Universidad Diego Portales. ¿Le parece a usted que la proyección internacional de las palabras presidenciales es una operación comunicacional torpe? Al rector Peña sí le parece, porque además agregó en su comentario:

“El mejor estilo de la Presidenta -la intimidad a la distancia- podría ser así restaurado. Y los corresponsales que la oían agradecidos por la primicia serían, sin saberlo, muñecos de ventrílocua”. Ofensa por partida doble: la Presidenta es ventrílocua y los corresponsales son muñecos.
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En una carta enviada a “El Mercurio”, titulada "Arte de ventrílocua", publicada hoy miércoles, la Asociación de Corresponsales de la Prensa Internacional entrega una sobria y categórica respuesta a estas apreciaciones.

“Calificar la labor de los periodistas de medios extranjeros como "infidentes de profesión" o "muñecos de ventrílocua", como hace el profesor Carlos Peña en su columna del domingo último, es un agravio gratuito e ignora una historia de décadas de profesionales de diversos continentes que trabajan para informar con apego a la verdad  y que, por cierto, lo hicieron bajo dictadura arriesgando su vida, la expulsión o el cierre de sus medios”, dice la nota, firmada por la Presidenta de la asociación, Marianela Jarroud (izquierda), representante de la Agencia Inter Press.

“La Asociación de Corresponsales de la Prensa Internacional en Chile es una corporación privada, con más de medio siglo de trayectoria independiente y honestidad profesional, con ejemplos destacados, principalmente en dictadura”, agregó la profesional, representante de la Agencia Inter Press.


3 comentarios:

  1. Yo soy periodista y pienso como tal. Y estoy triste.Triste y decepcionado. Razones tengo varias pero no deseo aburrir. Sólo diré tres.

    La primera es que la presidenta de Chile (o quien le organiza la cuestión comunicacional), actuó pésimo al intentar tratar como monigotes a los periodistas de Chile. Eso de "sacar las castañas del fuego con la mano del gato" al invitar a los corresponsales extranjeros y no los nacionales a una conferencia de prensa, es torpe. Y mucha torpeza agota. Bien, entonces, el columnista Enriqiue Fernández en esta nota.

    La segunda es que, paulatinamente, avanza un descrédito en la autoridad. Y eso es inaceptable porque, si algo sabemos los que se supone que dominamos el movimiento de los medios de comunicación y su arrastre en la sociedad, es que todo esto es manejable. Bien manejable o mal manejable. Pero manejable. Y otra torpeza es manejarlo mal, como se ha hecho. Y, modestamente, no es difícil manejar bien las cosas, sólo se requiere experiencia y un poquitín de lógica.

    Y estoy triste porque a los periodistas que se nos ha tratado mal "ninguneándeonos", y feo es también que no nos importe mucho. Hablo en plural, claro. En singular, o sea yo en lo individual, sencillamente no acepto que se me trate como monigote. es decir, no soy mono de ventrílocua, como lo dijo nada menos que el rector de una universidad (privada) que funciona en el país.

    ¿Y qué hago con mi tristeza, salvo meterla en el bolsillo de mi chaqueta y seguir caminando como si nada por las calles de mi ciudad, repletas de indiferentes?

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  2. Yo soy periodista y pienso como tal. Y estoy triste.Triste y decepcionado. Razones tengo varias pero no deseo aburrir. Sólo diré tres.

    La primera es que la presidenta de Chile (o quien le organiza la cuestión comunicacional), actuó pésimo al intentar tratar como monigotes a los periodistas de Chile. Eso de "sacar las castañas del fuego con la mano del gato" al invitar a los corresponsales extranjeros y no los nacionales a una conferencia de prensa, es torpe. Y mucha torpeza agota. Bien, entonces, el columnista Enriqiue Fernández en esta nota.

    La segunda es que, paulatinamente, avanza un descrédito en la autoridad. Y eso es inaceptable porque, si algo sabemos los que se supone que dominamos el movimiento de los medios de comunicación y su arrastre en la sociedad, es que todo esto es manejable. Bien manejable o mal manejable. Pero manejable. Y otra torpeza es manejarlo mal, como se ha hecho. Y, modestamente, no es difícil manejar bien las cosas, sólo se requiere experiencia y un poquitín de lógica.

    Y estoy triste porque a los periodistas que se nos ha tratado mal "ninguneándeonos", y feo es también que no nos importe mucho. Hablo en plural, claro. En singular, o sea yo en lo individual, sencillamente no acepto que se me trate como monigote. es decir, no soy mono de ventrílocua, como lo dijo nada menos que el rector de una universidad (privada) que funciona en el país.

    ¿Y qué hago con mi tristeza, salvo meterla en el bolsillo de mi chaqueta y seguir caminando como si nada por las calles de mi ciudad, repletas de indiferentes?

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  3. Zayda Cataldo Avilés
    Como de costumbre: excelente trabajo del PERIODISTA Enrique Javier Fernández. Coloca los puntos sobre las " ies". ¡Felicitaciones Amigo!

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