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miércoles, 26 de noviembre de 2014

IRÁN
NI FRACASO NI TRIUNFO EN VIENA
La negociación nuclear iraní
La negociación de la cuestión nuclear  
Los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, más Alemania de una parte y el gobierno de Irán de otra, se reunieron esta semana en Viena  para verificar, una vez más, algunos duros impedimentos a un acuerdo estable en el marco de los contactos para intentar resolver la cuestión nuclear iraní, decidiendo prorrogar las deliberaciones hasta junio del 2015, en la esperanza de lograr encontrar un compromiso aceptable para las partes negociadoras.
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Las numerosas reuniones celebradas en los recientes seis meses del 2014, estuvieron impulsadas por algunas presunciones pensadas, por los protagonistas, razonables y aún viables, mas el curso de los acontecimientos dejó en claro la fragilidad de lo presumible.
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La primera presunción reconocía los límites de la diplomacia, pero postulaba la capacidad del Secretario de Estado John Kerry y del Ministro de Relaciones Exteriores iraní Javad Zariff para construir relaciones de mutua confianza, y maniobrar mas allá de las limitaciones geopolíticas. Esta presunción descansaba en la capacidad de Kerry y Zariff para enganchar en la lógica negociadora a los respectivos presidentes, Barack Obama y Hassan Rouhani.
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Sin embargo, la presunción pecaba de optimista, pues en los Estados Unidos la capacidad de maniobra del Presidente Obama ha sido sustancialmente reducida en el Congreso a consecuencia de la victoria republicana en ambas cámaras, mientras el eficiente "lobby" israelí, apoyado por las entidades de influencia judeo-americanas,  mantenía presión adversa a cualquier acuerdo con Irán. 
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A su vez, en Tehran, parecen evidentes las condicionantes impidiendo al Presidente Rouhani ejecutar los acuerdos negociados por su ministro de relaciones exteriores;  al final de todo recorrido en este asunto, en Irán las decisiones definitivas las hace el Líder Supremo Ayatollah Ali Khamenei.
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La segunda presunción postulaba la necesidad de un acuerdo para Irán, algunos en Europa le agregaban el calificativo "desesperadamente".   Sin duda, la teocracia gobernante iraní necesita un acuerdo particularmente con Occidente  para regularizar su comercio y sus finanzas, y dar impulso al crecimiento de la economía, mas esta realidad no puede ser a expensas de una humillación inaceptable para los iraníes.
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La tercera presunción, con una buena dosis de "realpolitik" a la Clausewitz, avanzada por diversos centros  de estudios americanos, postulaba que los intereses nacionales pueden ser mas importantes que el orgullo; quizá, según se ven las cosas desde Nueva York y Washington DC,  en Tehrán las percepciones de dignidad y honor nacionales superan las demandas de intereses mercenarios.
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La cuarta presunción, avanzada desde Nueva York, Washington, Tel Aviv y Ryad, postulaba que los Estados Unidos podían imponer restricciones al desarrollo nuclear iraní.   El desarrollo de las negociaciones demuestra lo contrario; en el mejor de los casos, de haber acuerdo en junio de 2015, se podría contener y disminuir el progreso del programa nuclear iraní.
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En los meses por delante, los negociadores occidentales en particular deben tener presente que los científicos iraníes han conseguido pleno control y dominio de todos los aspectos del ciclo nuclear, en sus aspectos de investigación así como de ejecución e implementación, es decir ingeniería nuclear; esto tiene su propia dinámica.
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Relacionado con lo anterior, si la escasa información de la última reunión secreta en Omán entre americanos e iraníes fuera confiable, va quedando claro el rechazo de Irán a la imposición de un régimen de inspecciones cuyas características, en la forma como fueron articuladas por los americanos, quedarían muy cerca de una interdicción del programa nuclear iraní,  así lo habría planteado Javad Zariff en Oman y en Viena.
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A esperar estos siete meses, habrá reuniones públicas, confidenciales, y secretas,  la diplomacia podría jugar sus últimas cartas, el principal obstáculo sigue siendo la mutua desconfianza, si bien algún progreso parece haber tenido lugar entre los principales negociadores;  estas negociaciones no son un juego de tiempos de la Guerra Fría, en los temas nucleares no puede haber ganadores y perdedores absolutos, quien asuma tal enfoque fracasará.      

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