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lunes, 11 de agosto de 2014

UNA TRAGEDIA SOCIAL
Por Camilo Escalona

El trabajador Mario Cortes de 80 años, falleció en la mañana del lunes en la plaza de la Constitución, aproximadamente a las 7 horas de ese día. Había sido minero y el daño a sus pulmones le impidió seguir en esa actividad laboral, pasando a emplearse como barrendero cuando ya alcanzaba los 70 años de edad. Su jubilación no le alcanzaba para vivir.Sin embargo, con su salud quebrantada se situaba al aire libre, en pleno invierno, para aumentar sus escasos ingresos.

Era un poblador de la comuna de El Bosque cuya fatigosa rutina se iniciaba a las 4 de la mañana para cubrir un turno de 6 a 15 horas que le permitía otra ocupación en un edificio cercano retirando basura.

Sus amigos del sector declararon a la prensa su cariño hacia el fallecido por su esfuerzo y espíritu de sacrificio. Entre ellos un lustrabotas que se afanaba juntando monedas para enviarle una corona de flores, asumiendo la representación del espíritu solidario del pueblo chileno.

El drama de las pensiones que no permiten sostener una existencia digna es uno de los más pesados lastres que dejó la dictadura, de aquellos que pesan hoy enormemente en los hombros del régimen democrático que se recuperó en 1990. Una imposición ejecutada por la fuerza no podía tener un buen destino y, en demasiadas ocasiones se ha convertido en una tragedia social para quienes deben soportarla.

El sistema de las AFP asumió un compromiso que no cumplió. Sobre un ancho sector de trabajadores sencillamente fue un engaño. Se prometió un monto de la llamada tasa de reemplazo que no llega a la mitad de lo que se dijo iba a cubrir. Es decir, en relación a la remuneración que se recibe al momento de dejar la actividad laboral, la pensión que viene a ocupar ese vacío no se empina ni siquiera al 40% siendo la promesa original de un 70%.

Esa penosa realidad obliga al duro bregar del adulto mayor en Chile, que en innumerables hogares simplemente no se puede jubilar para no caer en la pobreza o incluso en la indigencia.

Este es el problema de fondo, las AFP no son capaces de responder por su tarea esencial, entregar pensiones que posibiliten acceder a una jubilación que permita vivir dignamente y que evite a un adulto mayor tener que soportar inclemencias que a la postre no puede resistir.

Chile vive un amplio proceso de cambios en múltiples esferas, en particular, se ha propuesto una reforma educacional que responda a las exigencias del país de hoy.

Están también en la perspectiva las reformas políticas que avancen hacia una nueva Constitución. No obstante, en el ámbito social, para la construcción de las mayorías nacionales que robustezcan la estabilidad democrática, no cabe duda que avanzar en una reforma estructural al actual sistema de pensiones es una demanda decisiva para el futuro de Chile.

Está en trámite en el Congreso Nacional un proyecto de ley del actual gobierno para crear una AFP estatal, esta iniciativa representa un buen comienzo en una tarea de largo aliento para que haya libertad en las opciones, mayor competencia y se progrese en un ámbito tan fundamental en la vida de los hogares chilenos.

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