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jueves, 27 de marzo de 2014

27-3-2014-KRADIARIO-Nº890

"YO NO SOY CARICATURISTA, LE RESPONDIÓ QUINTANA A SU JEFA LA PRESIDENTA BACHELET

El vocero de la Nueva Mayoría insiste en cambiar el sistema neoliberal en materia educacional, respondiendo a Michelle Bachelet que pidió no "caricaturizar" el debate al hablar de "retroexcavadora".

Evitando usar la polémica palabra "retroexcavadora", pero firme en su posición de cambiar el sistema neoliberal, se encuentra el vocero de la Nueva Mayoría, Jaime Quintana (PPD).
El timonel PPD, junto con sus pares oficialistas, se reunió este  jueves con la Presidenta de la República, Michelle Bachelet, en La Moneda, instancia donde respondió a los dichos de la Mandataria que pidió no "caricaturizar" la reforma educacional, informó 24TV.

"Yo no soy un buen caricaturista. A lo mejor como profesor de literatura uso figuras literarias, pero no soy el primero en usarlas (…) hubo un presidente de partido que venía mucho a La Moneda y acá las usaba (las figuras literarias) todos los días y a ustedes no les pareció nada raro", dijo a la prensa que cubre el Palacio de Gobierno.
El senador descartó que el Ejecutivo le haya "quitado el piso" y desestimó realizar un mea culpa por la controversia generada con sus dichos.
"No (me equivoqué), sigo manteniendo mi posición que en educación se refiere a eso. La forma no es lo importante", sentenció Quintana.

Columna del estudiante Diego Vrasalovic Huenumilla (*)
Excavar: Quitar de una cosa sólida parte de su masa o grueso, haciendo hoyo o cavidad en ella. Hacer en el terreno hoyos, zanjas, desmontes, pozos o galerías subterráneas. Quitar la tierra de alrededor de las plantas para beneficiarlas.
Ampliamente comentada ha sido la “aplanadora” que la Nueva Mayoría estaría ejecutando en materia legislativa. Aunque más evidente fue la electoral, en las últimas elecciones parlamentarias y presidenciales. Y más comentada ha sido la “retroexcavadora” que se debe pasar en algunas materias, a juicio del profesor, abogado, senador y ahora “constructor civil político” Jaime Quintana Leal, sobre los cimientos del modelo neoliberal.
¿Qué más sólido que el neoliberalismo en Chile, implantado a punta de tanques, en 1973? Un sistema de bases firmes en su instalación por la acción implacable de la dictadura cívico-militar que barrió con todo resabio del modelo industrializador; de consistencia inquebrantable por su legitimación otorgada por los grandes conglomerados políticos ya recuperada la democracia, en parte por el miedo a perder las conquistas políticas y por la comodidad que representó para muchas y muchos el obtener dinero dulce, fácil y rápido.
Desde “arriba”, por el crecimiento desmedido de muchas fortunas; desde “abajo”, por la inmediatez de la adquisición de bienes y servicios mayoritariamente a través del crédito.
Es menester relevar una vez más lo extenso de los tentáculos del plan económico que tuvo la Armada, originado en la simbiosis entre la Escuela de Chicago y la Cofradía Náutica del Pacífico Austral, y que venció a los nacionalistas en el marco de la instalación de la Junta de Gobierno de 1973.
Esta “mano que mece la cuna” alcanzó ciertamente a la educación, privatizándola y desarraigándola en muchos casos de la función de encuentro social, haciendo “normal” el lucrar. Por cierto, con el aval de expertos en educación como José Joaquín Brunner.
Hacia allá apuntaba la legislación del gobierno de Sebastián Piñera, generando herramientas que dejan absolutamente conforme a quienes tienen intereses económicos en la materia, pues permite el control pero no la erradicación de esta malentendida “legítima ganancia”.
El programa de gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet ha sido definido por la mandataria misma como un “contrato solemne” entre la ciudadanía y el poder ejecutivo, amén de una coalición que, en lo esencial, pretende dar muestras de estar a la altura de un nuevo ciclo político, económico y social que comienza; a pesar de que sus características no están plenamente definidas (por cierto, pues estamos en su inicio y es complejo establecer un análisis certero).
Al ser una “carta de navegación” de férreo compromiso por parte de quienes se encuentran en este pacto político, inevitablemente existen proyectos de ley que son incompatibles con el espíritu de la nueva administración nacional.
Es así como se entiende su retiro. Hay que dar muestras a la ciudadanía del nuevo rumbo que se quiere emprender. Y en muchos ámbitos existen evidentes diferencias que es necesario recalcar.
Asimismo, se debe marcar diferencias con quienes buscan acuerdos sólo para mantener intereses y no por el beneficio de una ciudadanía que espera cambios hoy. Se debe enfatizar el que la “democracia de los acuerdos” fue necesaria en la medida que Pinochet podía terminar cuando quisiera con el estado de derecho; pero hoy, ya muerto el dictador, no queda más que destrabar los cerrojos y “entrar a picar” en los cimientos que se han dejado.
Es cierto: como país nos ha costado construir lo que hoy tenemos, pero no por ello la estructura está libre de máculas y cuestionamientos. Para avanzar, es preciso orientar las energías en cortar el concreto, remover los cimientos del Neoliberalismo donde no debió haber sido implantado, y empezar a trabajar por una nueva construcción.
(*) Quinto Poder

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