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martes, 25 de marzo de 2014

25-3-2014-KRADIARIO-Nº890

NI APLANADORAS NI RETROEXCAVADORAS SIRVEN PARA HACER FELIZ A LOS CHILENOS, SÓLO LA BUENA POLíTICA

Por Walter Krohne

Revanchismo, aplanadoras o retroexcavadora no deben estar en "el juego" político porque lo importante es no destruir sino construir o seguir construyendo sobre las bases del pasado gobierno o de los anteriores. Así, al menos, lo hizo la derecha  al impulsar iniciativas que quedaron pendientes en gobiernos de la Concertación, entre ellos en el primero de Bachelet, como por ejemplo la ley del postnatal,  el Acuerdo de Vida en Pareja (AVP) o la eliminación del 7% del pago para la salud de los jubilados más vulnerables. Así debe seguir desarrollándose una verdadera democracia.
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Tras los fallidos nombramientos de subsecretarios, intendentes y gobernadores, la  Nueva Mayoría (NM)  se encuentra  ahora enfrascada con la oposición en una discusión totalmente insulsa, iniciada con el anunció ayer del portavoz Álvaro Elizalde sobre el retiro de tres proyectos de ley claves en educación de la era piñerista y por los cuales, en algunos casos, algunos parlamentarios de la misma coalición ya habían votado a favor. La idea oficialista hoy parece ser que hay que hacer todo de nuevo, porque  lo que se había hecho está al parecer manchado con “un veneno ideológico”, un “mal que la NM” no tiene, según sus  promotores.
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El presidente del PPD, senador Jaime Quintana dijo, aparte de utilizar el término de retroexcavadora, que "hay que destruir los cimientos anquilosados del modelo neoliberal de la dictadura" al comentar el tema de los proyectos.

¿Sabe Quintana o quizá no sabe lo que está diciendo?, es la pregunta del momento,  porque Chile está inserto en el modelo neoliberal desde hace treinta años y la Concertación, lo mismo que hoy hace la NM, no fue capaz ni siquiera de atreverse a tocarlo y promovieron  en todo momento el ingreso de Chile a la Organización de Cooperación  y  Desarrollo Económico (OCDE) que es ahora la entidad que asesora al país en materia de crecimiento, mercados, índices de precios, creación de empleos, organización empresarial, salarios etc. todos desde la prisma neoliberal.

El Gobierno debe hablar claro: Si quiere realizar una nueva experiencia de revolución socialista, en la cual la mayoría de los chilenos no está de acuerdo, que lo haga o lo intente, pero primero que lo diga.  Bachelet no fue elegida como revolucionaria sino como la candidata que más garantías daba para poder cambiar la educación (terminar con el lucro, hacerla gratuita y desmunicipalizarla), la salud (gratuita o adecuada al financiamiento de la población y los trabajadores) y el sistema de pensiones. Todo esto con el apoyo de una reforma tributaria que le otorgaría un importante aporte de 8.200 millones de dólares. Ella misma ha dicho que lo que trata de hacer es “un Chile más feliz” y  el modelo socialista ha demostrado ya que no garantiza esa felicidad que ella pregona.  El mismo ministro del Interior Rodrigo Peñailillo acotó  que "los  proyectos en educación aludidos iban a consolidar la idea que la educación es un bien de consumo, lo que nosotros no queremos, por tanto lo que vamos a hacer es ingresar estas iniciativas (nuevas versiones)” dentro de las 50 medidas de los primeros cien días.

Con toda razón el ex líder de la derecha Joaquín Lavín escribió en su cuenta twitter sobre los dichos de Quintana: Retroexcavadora? MB (Michelle Bachelet)  debe estar diciendo "no me ayude tanto compadre".

El ministro de Hacienda Alberto Arenas lo dijo clarito: “Es una reforma tributaria que espera recaudar tres puntos del PIB (producto interno bruto), es decir, en torno a los 8.200 millones de dólares", aunque el empresariado estime que sólo serán 5.100 millones de dólares, además la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC) ha llegado a hablar incluso de sólo 3.100 millones de dólares debido al proceso de desaceleración de la economía que afectaría al actual Gobierno, especialmente tras los últimos datos del Banco Central que mencionó un crecimiento de 4,1 por ciento registrado por el PIB el 2013, en contraste con el 5,4 por ciento anotado el año 2012, lo que sumado al 1,4 por ciento de expansión de enero 2014, confirma el proceso de enfriamiento de la economía chilena.
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Bachelet plantea un alza del 20 al 25 por ciento de impuestos a las utilidades de las empresas y la eliminación del Fondo de Utilidad Tributaria (FUT), un controvertido mecanismo de descuento de impuestos con fines de reinversión. Ambas iniciativas cuentan con un rechazo amplio de los empresarios y la oposición de derecha que advierten efectos en el crecimiento económico. El presidente de la Sociedad de Fomento Fabril (SOFOFA), Hermann von Mühlenbrock, abrió el debate la semana pasada  al señalar sin tapujos que un cambio en el sistema impositivo en Chile podía afectar las inversiones, lo que según Arenas "éstas tienen distintas variables que se toman en consideración para concretarse, como la estabilidad social, la estabilidad financiera, el desarrollo de los mercados financieros y la estabilidad institucional".
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Hay que pensar que la reforma tributaria apunta a un cambio estructural en la educación sobre la base de una  redistribución del ingreso, fuertemente concentrado en el país. Esto es precisamente lo importante de la reforma, la que será un gran paso hacia adelante si se logra, pero para ello hay que dejar fuera las aplanadoras y las retroexcavadoras para poder, en cambio, dialogar con la oposición y los demás sectores involucrados y al mismo tiempo fortalecer la democracia.

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