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jueves, 14 de marzo de 2013

POLÍTICA Y RELIGIÓN

LOS SUPUESTOS VÍNCULOS DEL PAPA CON LA DICTADURA ARGENTINA FUERON DESCARTADOS POR EL PREMIO NOBEL ADOLFO PÉREZ ESQUIVEL

 
La vieja polémica que acusa al flamante Papa Francisco I de haber estado vinculado a la dictadura militar argentina, que surgió nuevamente ayer tras su elección como Pontífice, fue descartada tajantemente hoy por el activista argentino de los derechos humanos y premio Nobel de la Paz argentino, Adolfo Pérez Esquivel.

Pérez  aseguró que el Papa Jorge Bergoglio "no tuvo vínculos con la dictadura" como lo acusan algunos de sus detractores. "Hubo obispos que fueron cómplices de la dictadura, pero él no". "No hay ningún vínculo que lo relacione con la dictadura", agregó como publica el diario argentino Ámbito Financiero en su página web.

"A Bergoglio se le cuestiona porque se dice que no hizo lo necesario para sacar de la prisión a dos sacerdotes, siendo él el superior de la congregación de los Jesuitas. Pero yo sé personalmente que muchos obispos pedían a la junta militar la liberación de prisioneros y sacerdotes y no se les concedía", añadió Pérez Esquivel.

Bergoglio fue relacionado con la dictadura por el testimonio de María Elena Funes, una catequista que estuvo detenida en la ESMA (la Escuela de Mecánica de la Armada, antes Escuela de Suboficiales de Mecánica de la Armada).

Por su parte, la ex miembro de la CONADEP (Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas), Graciela Fernández Meijide, aseguró que "de todos los testimonios que recibí jamás recibí testimonios de que Bergoglio haya estado relacionado con la dictadura".

Sobre la críticas, Fernández Meijide opinó que "es gente que no sé por qué razón cree que tiene que ser fiscal de la Nación, y desde allí emiten rayos y centellas".

Fernández Meijide resaltó la figura del religioso al asegurar que "encontré siempre en él una cabeza muy abierta. Es raro encontrar gente que escucha", dijo.

Además, se refirió a su relación tirante con el kirchnerismo y consideró que "su lugar es de señalar lo que está bien y a cualquier Gobierno qué cosas faltan hacer". "Tengo la impresión de que lo que le molestaba a la actual Presidente (Cristina de Kirchner) es que Bergoglio no se disciplinaba, que denunciaba que seguía existiendo pobreza". Asimismo, sostuvo que "su prioridad no va a ser la política argentina".

 
En Pagina 12 se lee hoy que hay testimonios que aseguran que Bergoglio les quitó protección a los sacerdotes jesuitas Orlando Yorio y Francisco Jalics, quienes hacían trabajo social en la villa de Flores y fueron secuestrados en mayo de 1976, al inicio de la dictadura. Fueron liberados cinco meses después, luego de sufrir la tortura de los interrogatorios de la ESMA. Esos testimonios sostienen que Bergoglio les había advertido que debían abandonar el trabajo social. Como los sacerdotes se negaron, les dijo que tenían que renunciar a la Compañía de Jesús, lo que fue interpretado como una luz verde por la represión.

En su declaración testimonial, Bergoglio negó haber quitado esa protección y aseguró que los sacerdotes decidieron ellos alejarse de la Compañía porque querían formar su propia congregación. Que luego incluso vio dos veces a Jorge Videla y dos veces a Emilio Massera para pedir por los sacerdotes. Yorio nunca se recuperó. Murió en Uruguay en el 2000 convencido de que Bergoglio no había hecho nada por salvarlos.

Contra los Kirchner

En su imparable ascenso, Bergoglio fue nombrado obispo de Buenos Aires en 1992, arzobispo en 1998 y en 2001 llegó a cardenal por decisión de Juan Pablo II. Desde la presidencia de la Conferencia Episcopal Argentina mantuvo su enfrentamiento con el gobierno de Néstor Kirchner primero y de Cristina Kirchner después. Las diferencias fueron tanto de políticas como de estilo. Bergoglio siempre se presentó como un cultor del diálogo, en contra de la “crispación social” que adjudicaba al kirchnerismo. Pero lo cierto es que siempre encontró reparos para mantener ese diálogo con el Gobierno, mientras que le resultó mucho más sencillo encontrarse con frecuencia con algunos dirigentes de la oposición con los que entabló una muy buena relación.

Según Página 12, en su estilo siempre un poco críptico, ya en su homilía de 2004, Bergoglio criticó “el exhibicionismo y los anuncios estridentes”, que fue interpretado como una crítica al Gobierno. Kirchner lo identificó entonces como un opositor y evitó a partir de ahí el Tedéum en la Catedral Metropolitana. En 2008, durante el conflicto por el campo, le reclamó a la Presidenta “un gesto de grandeza”. Pero la ruptura se volvió sin retorno a partir de proyectos como los de matrimonio igualitario o el aborto no punible, a los que Bergoglio se opuso con denuedo. “Es la pretensión destructiva del plan de Dios”, sentenció en una carta acerca del matrimonio entre personas del mismo sexo. Las organizaciones de la diversidad sexual ayer criticaron su designación".
 
La BBC Mundo, según su corresponsal en Buenos Aires Veronica Smink, señaló que las acusaciones  contra Bergoglio por su relación con el gobierno de facto encabezado inicialmente por el general Jorge Videla tomaron fuerza cuando el diario argentino Página 12 publicó en 2010 un informe en el que se le acusaba de haber colaborado con las autoridades de la época.
El periodista Horacio Verbitsky -recuerda Smink- recogió testimonios de personas que aseguraron que, mientras era superior de la congregación jesuita en Argentina, Bergoglio retiró su protección a los dos sacerdotes de su orden antes nombrados.

El el libro sobre su vida "El Jesuita", escrito y publicado en 2010 por los periodistas Sergio Rubín y Francesca Ambrogetti, Bergoglio rechazó las acusaciones, afirmando: "Hice lo que pude con la edad que tenía y las pocas relaciones con las que contaba, para abogar por personas secuestradas".

Y agregó que no había respondido a la imputación hasta ese momento "para no hacerle el juego a nadie, no porque tuviese algo que ocultar".

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