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jueves, 22 de noviembre de 2012

¿PLENO EMPLEO?

Por Walter Krohne

Muy a menudo la autoridad nos dice que en Chile existe prácticamente pleno empleo. Esto significa que todos los chilenos en edad laboral cuentan con un trabajo estable y sólo los “rematadamente flojos” seguirían en calidad de desempleados, mal crónico existente en todas las sociedades del mundo.

Sin embargo la realidad en Chile es bastante diferente, porque si las estadísticas aseguran que este gobierno ha creado 700.000 nuevos puestos de trabajo, habría que analizar la calidad de ellos, si reunen o no todas las condiciones que requiere un trabajador para poder concluir que efectivamente se ha hecho un esfuerzo grande para combatir el desempleo.

Ciertamente la despreocupación en los últimos años de los gobiernos de la Concertación llevaron al país a una tasa de desempleo medianamente alta en relación a la situación económica en la que estaba el país. Esto significó que cualquier fuerza política que llegara a La Moneda iba a tener que darle necesariamente un énfasis especial a un problema que estaba a la vista de todo el mundo.

Las actuales autoridades insisten en que el crecimiento económico sostenido ha permitido crear más puestos de trabajo, pero no debe olvidar el “viento a favor” con el que ha navegado, como es el cobre, definido como el motor de la economía chilena, que, a pesar de continuas oscilaciones en el precio registradas en el último tiempo, sigue comparativamente alto.

Pero como ya lo mencionamos, el problema en Chile es la calidad del empleo que se está creando. En muchos casos los trabajadores tienen una remuneración injusta; carecen de contrato; no tienen asignaciones extras que les permitan llegar a los lugares de trabajo a un costo moderado; carecen de elementos humanamente esenciales como disponer de servicios sanitarios decentes, suficientes y adecuados; recibir ropa de trabajo, por ejemplo; ser respetados en cuanto a la jornada laboral (horas trabajadas); pago de horas extraordinarias; respeto de las vacaciones y días libres; y vía libre para integrarse a sindicatos o a instrumentos que permitan la negociación colectiva, frente a lo cual los dirigentes de la derecha se tapan los ojos con las dos manos.

Cuando escuchábamos ayer y hoy a la ministra del Trabajo despotricando contra los diputados de la Concertación que le cortaron la luz y el agua, indicando que en el futuro le será muy difícil fiscalizar por el recorte de los recursos, surge la pregunta de cuál ha sido el sentido verdadero de las fiscalizaciones, porque en Chile a menudo o hacia donde se mire hay casos de violación de las leyes laborales.

Sin ir más lejos, la Municipalidad de Providencia mantiene varios recintos deportivos con piscinas, canchas de tenis, gimnasia, bowling, sauna, masajes y mucho más. Uno de ellos opera en el Club de Providencia. Es un recinto donde todo funciona, es impecablemente limpio y agrada llegar allí para “disfutar la vida”. Sin embargo, aquí el problema es ciento por ciento laboral. El personal compuesto por unas treinta o más personas, en su mayoría son trabajadores a honorarios (boletean) y bajo esas condiciones cumplen con su labor cotidiana desde hace años, no tienen previsión o garantías laborales especiales. Algunos pocos han tenido la suerte de ser contratados directamente por la Municipalidad, pero son contados con los dedos de una sola mano.

El aseo del recinto se le ha encargado por licitación a la empresa Swan que es otra historia, porque aparte de pagarle a su personal estrictamente lo legal o necesario no tienen otras garantías, ni siquiera un recinto especial para ellos donde poder pasar los escasos minutos de colación o tiempo libre del que disponen durante el día, por las noches o los fines de semana. No hay que olvidar que es un trabajo pesado y que se cumple en un ambiente de alto grado de humedad. Sin embargo, Swan asegura en su página web que "nuestra meta ha sido un mejoramiento continuo del servicio, potenciando las competencias de nuestros trabajadores, que, combinada con tecnología de punta y un servicio de supervisión y post-venta propio de esta compañía, nos ha permitido obtener un reconocido prestigio a nivel nacional".
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Si esto ocurre en un recinto municipal, ¿qué pasará en otros centros laborales donde las condiciones pueden ser más malas aún o hasta infames?
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Es por esta razón que cuando la ministra habla de fiscalización parece ser un sueño para muchos trabajadores que sufren diariamente estas injusticias y malas condiciones laborales sin que nadie esté dispuesto a resolverlas.

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