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jueves, 25 de octubre de 2012

CHILE: ¿PAÍS PAYASO? 

Por Walter Krohne

Una gran controversia han originado los problemas que está teniendo el alcotest con la utilización de aparatos que están supuestamente fallados o son de muy baja calidad, hasta el punto que no están en condiciones de medir el estado etílico real de los conductores.

Como todas las cosas en Chile, esta de la Tolerancia Cero es otra ley que está mal hecha desde el comienzo hasta el final. El ministro de transportes seguramente pensó que en Chile se podía implantar una mentalidad anglosajona y bastaba con un par de artículos para prohibir de plano la ingesta de alcohol antes de conducir. Ya no se puede ni siquiera asistir a un vino de honor o servirse una cerveza con un amigo, porque a uno lo deja de inmediato sin capacidad para conducir. El ministro no tiene problemas porque como muchos otros en Chile tiene a su disposición auto con chofer, pero ¿qué pasa con el resto que por las noches no tiene metro, ni un adecuado servicio de buses ni tampoco taxis que cobren precios normales y no abusivos? Estos aspectos, que también se vinculan a la Ley y su cumplimiento, no los considera el Estado chileno para nada.

En esto, el Juez de Casablanca tiene mucha razón: "La autoridad tiene que ser responsable, porque está violentando los derechos de las personas" con la ley actual. Un conductor que viaja con su familia a Viña, se toma una cerveza y puede terminar en un calabozo. Lo peor es que después de dos meses le dicen que se equivocó el alcotest".

"El luchar en contra de la ebriedad en la conducción no se puede hacer a cualquier costo", argumentó el juez Mario Cortés, poniendo como ejemplo el caso del abogado Jorge Femenías, quien el viernes de la semana pasada protagonizó un choque y al aplicársele el alcotest arrojó un resultado de 4,81 gramos de alcohol por litro de sangre, nivel considerado prácticamente letal por los especialistas. "Eso es absolutamente falso. Este señor perdió su trabajo y quedó como el borracho número uno de Chile de Arica a Punta Arenas. ¿Quién le paga ese perjuicio cuando salga el examen de alcoholemia correcto?", expresó el juez.

Cortés –conocido desde hace años cuando fue implacable frente a multas por exceso de velocidad de parlamentarios y ministros- cuestionará el uso del alcotest y recomendará a Carabineros retirar los aparatos,- argumentando que era un método no seguro e impreciso-.

¿Sirve o no sirve este aparato?
Es hoy la gran incógnita
El ministro de Transportes, Pedro Errázuriz, y el de Interior, Rodrigo Hinzpeter, salieron en los últimos dos días a defender la validez del alcotest y el plan "Tolerancia Cero" impulsado a través de Senda. La directora de este organismo, Francisca Florenzano, reconoció que en mediciones de alta graduación alcohólica hay un "margen de error" en el examen, porque, como se agregó, alcotest y alcoholemia "no son comparables. Siempre va a haber diferencias entre ambas mediciones porque son técnicas analíticas distintas, y por esto tienen distintos grados de 'sensibilidad'".

Para evitar que se repitan casos como el de la actriz Daniela Ramírez, cuya alcoholemia mostró menos de la mitad de alcohol en la sangre que detectó el alcotest, Carabineros anunció ayer que no seguirá informando sobre los resultados preliminares, es decir, en otras palabras, no seguirá denunciando con nombres y apellidos a los parroquianos nocturnos.

El “juez de hierro” de Casablanca ya dijo en marzo, antes de entrar en vigor la nueva Ley, que “no podemos imponer una conducta a la comunidad sobre lo que hacen cinco personas irresponsables. Esto es un craso error”.

Calificó la norma como una “legislación histérica” dictada sobre la base de dos o tres accidentes. Esos accidentes los cometieron borrachos de 6:00 de la mañana que con o sin ley van a seguir bebiendo”. Cortés continuó señalando que “el ciudadano común, el que va a cenar con su familia, no es causante de accidentes de tránsito, sino que son los irresponsables que conducen con 1,5 gramos  o más de alcohol en la sangre”.

“Esta ley lo único que logrará es alterarle la vida a la gente normal y no va a incidir en los accidentes de tránsito”, dijo el juez. Y a esto nosotros agregamos que va a ser la ruina de muchos restaurantes y locales nocturnos y con ello va a terminar gran parte de la vida que ha caracterizado a Santiago y que complicará igualmente al turismo y al comercio.
Para el experimentado juez, la criticada norma responde a una decisión tomada por “políticos que querían salir en las noticias. Uno puede manejar y controlar los accidentes, pero pretender mediante leyes talibanescas alterar la vida del individuo es una irresponsabilidad legislativa”, sentenció.

La presión nacional en contra de este tema conducirá seguramente a una modificación de la ley que deje al menos “un margen pequeño de libertad” para aquellos bebedores normales y conscientes.

Por lo demás, ya es común en Chile que se hagan leyes que luego deben ser modificadas por malas. En esta situación podría quedar también la inscripción automática y voto voluntario si el domingo no sufraga una cantidad adecuada de electores. Hasta los parlamentarios que votaron a favor de este cambio, hoy día, antes de la prueba de fuego de la nueva regulación, están ya proponiendo "un cambio del cambio", igual que "en la reforma de la reforma procesal penal". ¡Qué país tan payaso!

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