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lunes, 24 de octubre de 2011

Alcance del triunfo de Cristina - Argentina y el futuro del peronismo

Por Rosendo Fraga(*)

Nunca desde 1983 una elección presidencial generó tan poca movilización en la Argentina, ni estuvo tan decidida en la percepción de los votantes. Ello fue por dos causas. La primera, la preelección que significaron las primarias simultáneas, abiertas y obligatorias del 14 de agosto, que dieron por resultado una diferencia de 38 puntos a favor de la candidata oficialista, Cristina Kirchner. La segunda, que la docena de sondeos publicados en los quince días previos a la elección, mostraron que la Presidenta obtendría entre 52 y 57% de los votos, sin que ninguno de los candidatos opositores pudiera aproximarse al 20%.

El oficialismo ha sumado ahora varios puntos más, superando el 50% de los votos y con una diferencia en puntos sobre el segundo cercana a 36. La oposición fracasó en polarizar el 50% que la votó en agosto y lo mismo ha sucedido en octubre.

En términos históricos, Cristina ha sido reelecta con el mayor porcentaje obtenido en una elección presidencial desde 1983, cuando Alfonsín fuera electo con 52% y también con la mayor diferencia sobre el segundo desde entonces

Queda así definida una amplia mayoría electoral con una oposición muy atomizada, en la cual Hermes Binner es el más votado, alcanzando el segundo lugar. Es la primera vez en la historia que un candidato del Partido Socialista a la Presidencia logra el segundo lugar.

En el Congreso, el oficialismo tiene así asegurada amplia mayoría en las dos cámaras, no sólo por los legisladores que obtiene sino por los que se sumarán de otros bloques. Para la mayoría en senadores se requieren 36 bancas y el Cristinismo quedaría cerca de las 40. En Diputados la mayoría es de 129 y se acercaría a los 140 sumando los aliados y nuevos integrantes.

Con estos números no tendría problema después del 10 de diciembre en aprobar el presupuesto 2012 que mantiene márgenes de decisión importantes para el Ejecutivo; en prorrogar la ley de emergencia económica que amplía dichas atribuciones sobre las del Congreso; en lograr la aprobación de la ley de tierras -hoy demorada por la oposición en Diputados-; o en modificar la Carta Orgánica del Banco Central, para que termine su independencia.

En cuanto a la reforma de la Constitución, el oficialismo no llega a los 48 senadores y los 167 diputados requeridos para convocarla. Pero la experiencia argentina, como en varios países de la región, muestra que la utilización de instrumentos de democracia directa (como una consulta popular no vinculante), o la amenaza de recurrir a ellos, puede llevar a un sector de la oposición a negociar, como sucediera en 1993 con el Pacto de Olivos.

A nivel de distritos, la hegemonía del oficialismo también será muy fuerte. Sobre 24 distritos, han tenido elecciones de gobernador 22, entre las provincias que realizaron elecciones anticipadas y las que las hicieron junto con la elección presidencial. Sólo dos (Santiago y Corrientes) renuevan los gobiernos provinciales en 2013.

Quedarán en manos opositoras tres distritos: Ciudad de Buenos Aires del PRO, Santa Fe con gobernador socialista, y San Luis donde ganó la versión del peronismo disidente de los hermanos Rodríguez Saá.

Sobre las 22 provincias que han elegido Gobernador, en 20 ha ganado el candidato de quien gobernaba. El radicalismo ha perdido dos provincias (Catamarca y Río Negro, esta última oficialista). En líneas generales el oficialismo nacional y sus aliados gobernarán en 21 distritos.

En la provincia de Buenos Aires, la reelección del gobernador Scioli es por amplio margen, superando incluso el porcentaje de la Presidente en el distrito, con una diferencia en puntos muy importante sobre Francisco de Narváez, quien es nítidamente el segundo, mejorando su porcentaje sobre el resultado de agosto.

La elección deja como cuestión política central el rol del peronismo en el futuro

La elección deja como cuestión política central el rol del peronismo en el futuro. En la elección presidencial de 2003, la suma de los tres candidatos afiliados al PJ (Carlos Menem, Néstor Kirchner y Adolfo Rodríguez Saá) totalizó 63% y el único afiliado a la UCR (Leopoldo Moreau) sólo 2,6%. En 2007, la suma de los tres candidatos presidenciales integrantes del peronismo (Cristina Kirchner, Alberto Rodríguez Saá y Roberto Lavagna) llegó al 72% y el radicalismo no presentó ningún candidato para la Presidencia. El pasado 14 de agosto, los tres candidatos a presidente afiliados al PJ (Cristina Kirchner, Adolfo Rodríguez Saá y Eduardo Duhalde) llegaron al 71%, porcentaje que casi se ha repetido ayer. La UCR con alianzas extrapartidarias sumó 12% en agosto y ahora algo menos.

La Argentina parece así haber dejado de ser bipartidista y el peronismo es una fuerza política que ocupa el espacio del oficialismo y parte del opositor, reunificándose o dividiéndose en el poder de acuerdo a las circunstancias.

En conclusión: el oficialismo ha tenido un triunfo contundente en primera vuelta, teniendo amplias mayorías en el Congreso; quedarán bajo su control 21 distritos sobre 24. La elección consolida al peronismo como la fuerza política hegemónica, ocupando el espacio oficialista y parte del opositor, pero es la versión cristinista de esta fuerza, la que ejercerá el poder durante los próximos cuatro años y la oposición queda atomizada y sin liderazgo definido, con Binner por un lado y Macri por el otro, como sus referentes más relevantes.
(*) Columnista de la Nación

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