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viernes, 16 de septiembre de 2011

QUE LA INTRANSIGENCIA NO MATE UNA ILUSIÓN DE GRANDES CAMBIOS EN CHILE DE MILES DE CHILENOS QUE MARCHARON CON LOS ESTUDIANTES

Por Walter Krohne
Director-Editor de Krohne Archiv
Ver al final interesante comentario recibido sobre este artículo, lamentablemente nos llegó como "anónimo".
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Parece que tendremos que esperar un nuevo “veranito de San Juan” para poder acercarnos a una mayor justicia social y más igualdad en este Chile que quedó deformado y prácticamente aniquilado estructuralmente durante la dictadura militar de Pinochet.

Estuvo bien la resistencia de los estudiantes, pero en todos estos conflictos llega un momento en que hay que saber flexibilizar los planteamientos y actuar rápido para no perder la oportunidad de quedarse “abajo de la micro”. Justamente esto es lo que les ha faltado a los dirigentes del movimiento estudiantil casi en las finales de un partido lleno de avances notables y jugadas espectaculares. Desde la madrugada, la “pelota” está en manos del Gobierno que domina el juego cómodamente.

Las palabras de hoy del ministro de educación Felipe Bulnes fueron categóricas: “Bajo la lógica del todo o nada, se vuelve difícil sentarse a conversar”, en respuesta al nuevo rechazo estudiantil de la contrapropuesta entregada ayer por el Gobierno. Y tiene razón, porque para un gobierno de derecha como es el de Sebastián Piñera, con una coalición en la que no sólo están representados los extremos (incluido el pinochetismo), sino también grupos moderados que forman la verdadera centroderecha, es imposible que pueda accederse a un cambio radical en cosa de semanas. Este debe ser un largo proceso en el cual las partes deben conversar a fondo todos los problemas y decidir un camino educacional único que atienda a todos los sectores de la sociedad.

Hay una serie de factores que se deben tomar en cuenta, porque en el fondo, como acaba de escribir el economista Patrició Meller, “el problema no es el lucro, es el mercado”. Y realmente esta es la clave del asunto, porque para cualquier cambio o reforma que se quiera hacer en Chile, hay que evitar tocar el elemento más esencial de todo el modelo económico que es justamente el mercado.

“Sin mercado el país se muere, no existe”, dicen sus principales defensores, sin percatarse que en un país lleno de “sinvegüenzas”, la no fijación de precios en algunos sectores se presta sólo para grandes abusos que golpean fuerte en las clases más necesitadas. Sólo mencionemos el tema de los precios de los pasajes en los buses interurbanos que cada año en las fiestas de la Patria suben en un cien por ciento, sin que nadie controle ni haga nada y la cómoda respuesta es siempre la misma: Los precios están regulados por el mercado.

Esto mismo ocurre con la salud y si no miremos el escándalo nacional que presentan los informes sobre ganancias de las isapres (aseguradoras privadas), que han obtenido beneficios nunca antes vistos.

Hay dos sectores sensibles en los que debería desaparecer el lucro: educación y salud. En ambos el deseo permanente de lucrar con los derechos fundamentales que tienen o deberían tener todos los ciudadanos, hacen mucho más vulnerables a las familias, especialmente a las de clase media. Y aquí entra el mercado con toda su fuerza. Una persona que debe operarse de un cáncer tiene diez o más ofertas de clínicas y hospitales que sólo desorientan a los pacientes y los hacen cometer, en momentos difíciles, graves errores que les pueden costar mucho dinero. Lo que pasa es que a las isapres, los colegios y las universidades que lucran, les interesa solamente eso, lucrar y no el mejoramiento de las prestaciones que ofrecen como debería ser ni tampoco que los chilenos tengamos un buen servicio. Y como en Chile nadie controla nada, los caminos para los más fuertes o poderosos están libres para aprovecharse de los más débiles. Así, para la misma operación hay hospitalizaciones que pueden costar un millón de pesos diarios y otras sólo 60.000 pesos, pero la diferencia está en el servicio. ¿no sería mejor tener un sistema de salud eficiente igual para todos, ricos y pobres? ¿No sería más justo e igualitario contar con un solo sistema educacional que vaya desde la básica a la secundaria? Quizá esto, en un país como Chile, es entrar a soñar demasiado, porque el mercado lo prohíbe, frasecita que tenemos metida en nuestras mentes desde 1981.

Hoy, Chile es el país de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) con la mayor segregación socio-económica y donde tiene más peso relativo la financiación privada en la educación primaria y secundaria, y menor es la inclusión de sus alumnos dentro de un mismo centro de perfiles socioeconómicos.

El grado de inclusión de las variaciones socioeconómicas dentro de una escuela se sitúa en Chile en menos del 50 por ciento. Ese mismo indicador alcanza de media en el conjunto de la OCDE el 74,8 por ciento y llega a superar el 89 por ciento en Finlandia y Noruega.

Todos estos datos le dan mucha razón a los estudiantes que ya llevan cuatro meses protestando. Sin embargo la intransigencia los puede derrotar y de paso, originar una gran desilusión en miles y miles de chilenos que han visto en este movimiento el comienzo de un gran cambio en Chile, no sólo en educación sino también en todos los campos de la vida ciudadana que hoy son centros de injusticias y de engaños. Por eso dijimos al comienzo que parece que debemos esperar ahora “un nuevo veranito de San Juan”, lo mismo que hicimos hace dos años con los “pingüinos” que también se derrumbaron al final de un brillante partido y todo siguió igual que antes.

Comentario anunciado:

Querido Walter,


Estoy de acuerdo con casi todo el articulo, es inteligente y analiza las cuestiones de fondo, lo cual es difícil encontrar en estos tiempos, pero tengo una duda... a que te refieres con intransigencia? enumero:

1- El estado, que se supone somos todos los ciudadanos de un país u organización social, tenemos el derecho de dar nuestra opinión, sin que prevalezcan privilegios o singularidades que afecten a ellas, cuando el estado, ósea el que nos representa no escucha esas reivindicaciones, quién es el intransigente? es algo que me parece un poco bipolar, ósea no escucharse a si mismo, o decir que una parte de nuestro ser es intransigente, cabría para hacer un psicoanálisis de la sociedad y su estructura.

2- la historia: creo que la historia nos ha enseñado a las nuevas generaciones (y las que no lo somos tanto, jejejeje) que la intransigencia y la violencia siempre ha venido acompañada de la fuerza, para mi, la intransigencia es derrocar un gobierno democrático, bombardear la casa de gobierno y matar a miles por pensar distinto. También lo es discriminar clases sociales para su futuro desarrollo profesional o artístico, dependiendo de los ingresos que ellos posean. Esa es la lección histórica de lo que llamo intransigencia – violenta, cuando la gente del denominado estado, (ósea todos nosotros representados) intentó hacer factible la petitoria de cambios radicales en la sociedad, en los años 70’s obteniendo una respuesta basada en el escudo nacional, "por la razón o la fuerza" …. que sin embargo tiento a meditar, que nunca se podrá acallar la razón con la fuerza.

3- avanzar sin transar: Creo que es lógico que en las nuevas generaciones se quiera avanzar sin transar. Por suerte! no creo un camino tibio, esos senderos llevan a resultados mediocres y preferiría sortearlos y morir en el intento. Lo que comentas de la revolución de los pingüinos es el ejemplo exacto "que también se derrumbaron al final de un brillante partido y todo siguió igual que antes"

Creo que debemos meditar en el significado de la palabra intransigencia y destinarlo a quienes son los acreedores de ella, que por cierto no son nuestros jóvenes estudiantes y futuros lideres, sino los que ya se han criado en una sociedad de por sí intransigente y mediocre, basada solamente en el concepto del lucro y no en el bienestar de todos los ciudadanos de esto que denominamos “país”

4 – El radicalismo: Creo sinceramente que nuestra sociedad de consumo es in extremis radical, que nos somete a una serie de radicales circunstancias para poder sortearla, los pasos que se dan en este caso son también radicales, el deja de lado el amor de la gente por la necesidad de tener más para ser alguien. No encuentro una analogía que corresponda a este pensamiento pero creo que esta bastante claro, si en un país que gasta mas dinero en armas y en el desarrollo de empresas privadas con lucro privado, y la gente está más interesada en tener una 4x4 y una casa en las condes rodeada de rejas para protegerla de los que no tienen nada , entonces me queda claro que esa sociedad necesita urgentemente educación. GRATUITA – para todos igual y de calidad.
 
Lamentablemente este comentario fue recibido como anónimo.

1 comentario:

  1. Querido Walter,
    Estoy de acuerdo con casi todo el articulo, es inteligente y analiza las cuestiones de fondo, lo cual es difícil encontrar en estos tiempos, pero tengo una duda... a que te refieres con intransigencia? enumero:
    1- El estado, que se supone somos todos los ciudadanos de un país u organización social, tenemos el derecho de dar nuestra opinión, sin que prevalezcan privilegios o singularidades que afecten a ellas, cuando el estado, ósea el que nos representa no escucha esas reivindicaciones, quién es el intransigente? es algo que me parece un poco bipolar, ósea no escucharse a si mismo, o decir que una parte de nuestro ser es intransigente, cabría para hacer un psicoanálisis de la sociedad y su estructura.

    2- la historia: creo que la historia nos ha enseñado a las nuevas generaciones (y las que no lo somos tanto, jejejeje) que la intransigencia y la violencia siempre ha venido acompañada de la fuerza, para mi, la intransigencia es derrocar un gobierno democrático, bombardear la casa de gobierno y matar a miles por pensar distinto. También lo es discriminar clases sociales para su futuro desarrollo profesional o artístico, dependiendo de los ingresos que ellos posean. Esa es la lección histórica de lo que llamo intransigencia – violenta, cuando la gente del denominado estado, (ósea todos nosotros representados) intentó hacer factible la petitoria de cambios radicales en la sociedad, en los años 70’s obteniendo una respuesta basada en el escudo nacional, "por la razón o la fuerza" …. que sin embargo tiento a meditar, que nunca se podrá acallar la razón con la fuerza.

    3- avanzar sin transar: Creo que es lógico que en las nuevas generaciones se quiera avanzar sin transar. Por suerte! no creo un camino tibio, esos senderos llevan a resultados mediocres y preferiría sortearlos y morir en el intento. Lo que comentas de la revolución de los pingüinos es el ejemplo exacto "que también se derrumbaron al final de un brillante partido y todo siguió igual que antes"
    Creo que debemos meditar en el significado de la palabra intransigencia y destinarlo a quienes son los acreedores de ella, que por cierto no son nuestros jóvenes estudiantes y futuros lideres, sino los que ya se han criado en una sociedad de por sí intransigente y mediocre, basada solamente en el concepto del lucro y no en el bienestar de todos los ciudadanos de esto que denominamos “país”

    4 – El radicalismo: Creo sinceramente que nuestra sociedad de consumo es in extremis radical, que nos somete a una serie de radicales circunstancias para poder sortearla, los pasos que se dan en este caso son también radicales, el deja de lado el amor de la gente por la necesidad de tener más para ser alguien. No encuentro una analogía que corresponda a este pensamiento pero creo que esta bastante claro, si en un país que gasta mas dinero en armas y en el desarrollo de empresas privadas con lucro privado, y la gente está más interesada en tener una 4x4 y una casa en las condes rodeada de rejas para protegerla de los que no tienen nada , entonces me queda claro que esa sociedad necesita urgentemente educación. GRATUITA – para todos igual y de calidad.

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