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miércoles, 31 de agosto de 2011

Si nuestros líderes tuvieran el coraje de renunciar ante los errores, seríamos un país más ético y justo


Por Walter Krohne

Es muy difícil conseguir en Chile que los responsables directos de hechos graves y punibles tengan el suficiente coraje para reconocer las responsabilidades personales y aceptar renunciar al cargo. El tema reaparece cada cierto tiempo y siempre deja sentimientos amargos que debilitan la imagen de quienes tienen el poder en sus manos.

En estos días están los casos del Director General de Carabineros, Eduardo Gordon, y del mismo ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter. En el primer caso, los chilenos escucharon ayer su discurso y su perdón a los padres y la familia del joven Manuel Gutiérrez, de 16 años de edad, que hasta ahora es la única víctima fatal de los graves disturbios callejeros que ha vivido Chile durante este año.

Gordon dejó la imagen de un funcionario fuertemente contagiado con los males de la burocracia estatal y su relato dejó gusto a poca eficiencia en su trayectoria como máxima autoridad en el Cuerpo de Carabineros de Chile y en el ejercicio de su cargo, considerando desde luego que sus salud tampoco lo ha acompañado plenamente. Sea como sea, el responsable directo de lo que ha ocurrido y de lo que ha sucedido en distintas manifestaciones estudiantiles, donde los participantes han sufrido el severo “castigo” de la autoridad estatal, ha sido precisamente la policía uniformada.

Sabemos que se trata de un trabajo difícil, pero Carabineros no sólo ha fracasado en el mantenimiento de la paz, sino también lo ha hecho frente a los denominados encapuchados, capaces de llegar hasta a incendiar una multitienda y otros comercios, como también de saquear edificios habitacionales, sucursales bancarias, oficinas y diversas tiendas y que, como se ha comprobado, en el caso de los manifestaciones estudiantiles, nada han tenido que ver con ellas.

¿Cómo es posible que la policía no pueda frenar estos desmanes? Si no es capaz de hacerlo habría que recurrir a otras soluciones no militares, por supuesto, para tener la confianza suficiente de que el orden ciudadano será mantenido.

Esta mañana, la senadora de Renovación Nacional, Lily Pérez, dijo con una claridad que sólo utilizan aspirantes presidenciales como se considera ella, que el alto mando de Carabineros debe dar una señal más clara en el caso del menor Gutiérrez. La parlamentaria emplazó al general de Carabineros Eduardo Gordon a "hacer algo explícito con respecto a su responsabilidad. No basta con dar una explicación y decir la verdad a medias, es necesario que el alto mando de Carabineros dé una respuesta contundente con respecto a esta materia. Para que ese 'nunca más' ocurra, el alto mando tiene que dar una señal en esa dirección. Estamos hablando de la muerte de un joven,  dijo la senadora en una entrevista radial.

La solución de Gordon fue para él demasiado simple:  Separar del servicio a nueve funcionarios sin dar mayores razones ni explicaciones. Uno de ellos, el ex jefe de la 43ª Comisaría de Peñalolén, Roberto Contreras Silva, dijo hoy a CNN que ni siquiera le habían trasmitido la causa precisa de su exoneración y él, en su pensamiento interno, no sabe tampoco por qué fue separado de las filas de Carabineros.

Pero no sólo este incidente debe preocuparnos, porque hay otros en nuestra historia más reciente que no han sido resueltos adecuadamente, como la tragedia de Antuco. Ayer la Octava sala de la Corte de Apelaciones de Santiago ordenó al gobierno conceder la libertad condicional al ex Mayor del Ejército Patricio Cereceda, condenado a cinco años de prisión, tras la tragedia ocurrida el 18 de mayo de 2005 en las faldas del volcán Antuco, donde 45 conscriptos perdieron la vida. Cereceda fue el único que pago con cárcel en este caso. Es cierto que el dio la orden a los conscriptos de marchar en medio de una tormenta de nieve y viento y a muy baja temperatura, en una decisión militarmente equivocada, como dicen. Sin embargo el no se mandaba solo, dependía de otros mandos que también deberían haber asumido su respectiva responsabilidad frente a la tragedia y no lo hicieron. Ninguno de ellos presentó la renuncia al cargo. El mismo comandante en jefe del Ejército en esa época, Emilio Cheyre, no dio ninguna señal de querer renunciar. Suponemos que en cualquiera institución, especialmente en las militares, quien tiene el mando es también responsable de todo lo que suceda dentro de la organización que comanda. LiIy Pérez, refiriéndose a Gordon, lo dijo esta mañana: “Es una institución con verticalidad en el mando, por lo tanto, lo que corresponde es que la máxima jerarquía responda con cosas concretas”. Esto también es válido para el caso de Antuco.

El tercer tema es la situación del ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, que ayer su cargo colgaba de un hilo y hoy, a pesar que está golpeado, deteriorado y más débil políticamente que antes, cuenta con carta blanca para seguir al mando del más importante y poderoso ministerio chileno.

La Cámara de Diputados rechazó esta mañana la acusación constitucional en su contra presentada hace tres semanas por un grupo de diputados de oposición. 58 parlamentarios votaron por desestimar la acusación y 49 lo hicieron en contra. Hinzpeter, sin merecerlo, salió del Congreso con una sólida victoria bajo el brazo, mientras la opositora Concertación con la cola entre las piernas tras haber sufrido, con nueve votos de diferencia,  el peor fracaso legislativo desde que perdió el poder en marzo de 2010.

En estas condiciones la acusación quedó archivada como si nunca hubiese sido presentada. La diferencia estuvo en el nivel de disciplina de cada bloque, porque mientras la coalición de Gobierno se presentó en masa para defender a su ministro, en la Concertación varios faltaron, entre ellos varios democristianos.

Los parlamentarios que presentaron el libelo acusaban a Hinzpeter de tener responsabilidad en los desórdenes y hechos de violencia que se produjeron durante las manifestaciones del pasado jueves 4 de agosto (se realizó una marcha estudiantil sin permiso por negarlo el Gobierno), y por la "represión policial" en la que -a juicio de los diputados acusadores- incurrieron las fuerzas policiales durante esa jornada. Otras voces, algunas también parlamentarias del Partido Comunista y la Concertación, siguen pidiendo la cabeza del ministro acusándolo de la “responsabilidad política” que tuvo en la muerte del joven Manuel Gutiérrez.

El diputado democristiano Aldo Conejo dijo hoy que las responsabilidades no han sido asumidas del todo por Carabineros, a pesar de las destituciones que se han hecho. "Nadie ha asumido la responsabilidad y creo que es insuficiente que el general director de Carabineros pida perdón, porque tenemos la impresión, por lo que hemos visto y las denuncias que hemos recibido, de que esto ha sido una represión brutal a lo largo de todo el país”, recalcó Cornejo.

El país será más justo y tendrá lineamientos mucho más claros,  cuando los responsables, con su renuncia, sepan asumir las responsabilidades que les corresponda frente a errores graves cometidos.




1 comentario:

  1. LAMENTABLEMENTE HOY LA INSTITUCION DE CARABINEROS DE CHILE NO TIENE UNA CABEZA, NO TIENEN UN HOMBRE FIRME QUE LOS DIRIJA Y SE LA JUEGUE POR ELLOS, EL SEÑOR GORDON ESTA ENFERMO HACE MUCHOS AÑOS Y NO SE ENTIENDE PORQUE NO DA UN PASO AL LADO Y DEJA QUE SU "QUERIDA" INSTITUCION AVANCE EN LA DIRECCION CORRECTA. QUE FALTA HACE "EL GENERAL DEL PUEBLO", QUE FALTA HACE GENTE QUE ENTIENDA QUE LOS CARABINEROS ESTAN FUERA DE LA POLITICA, ELLOS HACEN SU PEGA CON EL GOBIERNO DE TURNO Y LA HACEN DE IGUAL MANERA, ELLOS CUMPLEN CON SU DEBER, ES VERDAD QUE SE COMENTEN ERRORES, PERO SON HUMANOS Y DA LA IMPRESION QUE EN ESTE PAIS, LOS DERECHOS HUMANOS SOLO RIGEN PARA UN SECTOR.
    ES MUY TRISTE TODO LO QUE ESTA PASANDO, VER QUE PESE AL DOLOR DE LA FAMILIA DEL JOVEN MUERTO, HAY 9 FAMILIAS DESTROZADAS, 9 FAMILIAS QUE DEPENDIAN EN SU MAYORIA DEL TRABAJO DE LOS 9 CARABINEROS "SACADOS" DE LA INSTITUCION, QUIEN VELA POR ELLOS??????.

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