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miércoles, 25 de mayo de 2011

El crecimiento no basta para acabar con la inequidad - Hay que tomar otras medidas, dicen expertos - OCDE nos clasifica mal

El 38 por ciento de los chilenos reporta que le es difícil o muy difícil vivir con sus ingresos actuales

Sólo el 13 por ciento expresa alta confianza en sus conciudadanos contra 60% de promedio de la OCDE


Por lo menos la membresía de Chile a la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) ha servido para que a los gobiernos chilenos y a los políticos les digan en su cara que este país está sindicado en dicho organismo internacional como el más desigual económicamente entre los treinta países miembros. No es ni más ni menos que “el patito feo” metido entre los grandes y poderosos.

Como conclusión, en el reciente informe de la OCDE se señala a Chile como un país cuyo crecimiento económico no está llegando a todos los habitantes, albergando mayores desigualdades de ingresos en su población.

Este dato no alcanzó a producir en el Gobierno chileno un clima de desesperación porque hoy llegó un nuevo informe, el del crecimiento, que fue recibido con aplausos y con razón, porque la OCDE elevó a 6,5% su previsión de crecimiento para Chile este año, es decir tres décimas más de lo que se calculaba en noviembre. Este resultado se debe a que la economía chilena está creciendo con fuerza gracias a la demanda interna y a los altos precios del cobre.

Pero esta mezcla de alegría y desilusión comenzó rápidamente a consolidarse o desvanecerse, según los ojos con que se miren las cosas, porque al volver al informe anterior (desigualdad) y escuchar la voz de los expertos que están estudiando conjuntamente ambos reportes internacionales (igualdad y crecimiento), las conclusiones de uno tienen una estrecha relación con las del otro, porque estamos frente a la contradicción de que se crece pero no se ve o no existe una buena distribución del ingreso. En otras palabras aquella torta de la que nos han hablado por años, que chorrrea el ingreso que debe llegar a los pobres, no existe porque simplemente no chorrea y concentra la crema del pastel sólo en el sector que maneja el capital, la producción y el empleo.

Y en este contexto el director de Flacso, Andrés Solimano (foto izquierda), reaccionó de inmediato: "Hay optimismo y euforia con estas cifras, pero eso muestra que la distribución del ingreso no necesariamente puede mejorar y que habrá un cambio estructural en la desigualdad de distribución del ingreso en Chile que es muy grande".

"Hay que tener cuidado (en creer) que sólo por crecer la distribución del ingreso mejora o la desigualdad disminuye", agregó. Este crecimiento no se produce por un milagro o algo así, sino con buenas estratégicas económicas y reformas dentro del Estado.

Estas opiniones fueron compartidas por otros especialistas, como el analista del grupo Nueva Economía, Luis Eduardo Escobar (foto derecha), quien apuntó a que el incremento del desempleo, principalmente en los más jóvenes, puede generar un clima de confrontación social. Como ejemplo está el caso de España con el movimiento de los indignados, el M-15, y los países árabes que piden cambios.

"Tenemos tasas de desempleo que exceden en ocasiones el 20 por ciento entre los más jóvenes, cuando uno tiene gente joven que no tiene ninguna posibilidad de aspirar a empleos decentes, uno crea las condiciones para explosiones sociales como las que hemos visto en el Medio Oriente", sentenció.

El crecimiento se va a ralentizar

Según el informe semestral de Perspectivas Económicas publicado hoy, la OCDE espera que este ritmo de crecimiento económico se vaya ralentizando conforme se endurezcan las políticas monetaria y fiscal en un contexto de crecientes presiones inflacionistas, por eso ha reducido sus expectativas para 2012 a un crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) de Chile del 5,1%. Esto significa que las posibilidad de arreglar el otro problema, el de la desigualdad, seguirán muy complicadas.

Esa ralentización al 5,1 % debido a la retirada de los estímulos que se activaron para la reconstrucción tras el terremoto de febrero de 2010, supone tres décimas menos que lo que había augurado hace seis meses, pero mucho más del crecimiento del 2,8 % que se ha estimado de media para el conjunto de los 34 países miembros de la organización.

La inflación es el principal riesgo percibido por los autores del informe, que estiman que el índice de precios al consumidor después de alcanzar el 1,4 % de media el pasado ejercicio, pasará al 3,9 % en el actual y a esa misma cifra en 2012.

Para los eufóricos como el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, Chile habría crecido más del 7% en el primer trimestre sin el terremoto y subrayó las "excelentes perspectivas" de la economía chilena.

Larraín, que se encuentra en París participando precisamente en la conferencia ministerial de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde) insistió eso si que ese crecimiento, muy superior al del conjunto de la OCDE (2,3% en 2011 y 2,8% en 2012) "no está basado en el cobre", sino que hay otros sectores que están contribuyendo de forma importante, aunque no especificó.

Crecimiento y desigualdad

El economista Patricio Meller, entrevistado por Radio Cooperativa, explicó hoy que el informe de la OCDE sobre desigualdad muestra que "el crecimiento simplemente no está llegando a todos los chilenos, no está resolviendo los problemas de inequidad, que persisten en este país. El crecimiento beneficia más a unos que a otros", resumió.

Meller (foto izquierda), ex presidente de la Comisión Gubernamental de Trabajo y Equidad, apuntó entre las principales causas de esta situación al "alto grado de concentración económica que se está viendo en el país, donde las empresas logran extraerle un gran excedente a los consumidores y la institucionalidad para proteger a los consumidores es bastante débil".

Asimismo, "los sindicatos son débiles y hay un poder asimétrico en la negociación entre trabajadores y empleadores", mientras que la productividad de los trabajadores se mantiene baja y no hay en las empresas una política efectiva de capacitación.

Meller resaltó otros indicadores decisivos derivados de lo anterior: el informe indica que "el 38 por ciento de los chilenos reporta que le es difícil o muy difícil vivir con sus ingresos actuales. Este porcentaje es muy mayor con respecto a otros países de la OCDE".

Además, "tan sólo el 13 por ciento expresa alta confianza en sus conciudadanos, mientras que el promedio de la OCDE es casi 60 por ciento". Esto muestra que, "como contrapartida del alto nivel de inequidad, el grueso de la población desconfía del resto de la gente", lo que llegaría a un 87% de la población.

El medio electrónico estadounidense The Huffington Post destacó a Chile como el país más desigual basándose en el informe de la OCDE, en cuyo "Panorama de la Sociedad" dice que el coeficiente de Gini que mide la desigualdad es de 0,50 en Chile, cuando la media de la organización es de 0,31.

Además, recordó que un 18,9 por ciento de los chilenos son pobres, una cifra sólo superada por México (un tercio del total) e Israel, y lejos del 10 por ciento en el conjunto de la OCDE.

La lista de países desiguales la completan, luego de Chile, México, Turquía, Estados Unidos, Israel, Portugal, Reino Unido, Italia, Australia y Nueva Zelanda.

Vergüenza social

Para el ministro chileno de Planificación, Felipe Kast (foto derecha), el resultado de desigualdad es una "vergüenza social que un país que crece tanto tenga estos niveles de pobreza y desigualdad, y por lo mismo estamos teniendo un gasto social muy fuerte, muy importante y no solamente eso sino que un crecimiento económico, que es la gran herramienta para destruir la pobreza". Esto lo afirma Kast, pero ya vimos que hay otras opiniones al respecto que subrayan que el crecimiento no es todo.

"Sin empleo es muy difícil que podamos lograr el desafío de garantizarle a cada chileno un lugar en la sociedad de dignidad, un lugar sin pobreza", añadió el ministro.

Aquí entran a jugar un papel importante otros factores que no han sido tomados en cuenta por los actuales super economistas, como una reforma tributaria o el mejoramiento de la capacidad de negociación de los trabajadores ante los empresarios, por ejemplo. Con el crecimiento solo no pasa mucho o nada en el combate de la inequidad, porque la mayor parte se concentra donde mismo, en los sectores más ricos, mientras los pobres siguen igual o más pobres todavía.

Por otra parte, el presidente de la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa), Andrés Concha, señaló que lo analizado por la OCDE "coincide con un periodo de alto desempleo y altos precios de los alimentos como ocurrió el año 2009, eso juega en contra con una mejor distribución de los ingresos".

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