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sábado, 19 de marzo de 2011

Brasil sufre primera derrota ante Obama: No logró apoyo para su aspiración de integrar el Consejo de Seguridad de la ONU

Por Walter Krohne

El ruidoso aterrizaje del avión presidencial Air Force One que llevó hoy a Brasil al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, fue la señal más contundente del inicio hoy de una histórica visita a Sudamérica que comprenderá solamente dos países: Brasil y Chile. La apretada agenda lo condujo de inmediato al Palacio Presidencial de Planalto en Brasilia, donde fue recibido con honores por la Presidenta brasileña Dilma Rousseff.

Obama viaja con su esposa Michelle y sus dos hijas, además de 700 personas que incluyen guardias de seguridad, guardaespaldas, médicos, personal técnico y administrativo, asesores especiales, modistos, cocineros, nutriólogos y funcionarios de su gobierno.

Obama en Brasil (Foto de periodistas-es.org)
La importancia de esta visita es el interés que tiene Obama, mirando por supuesto las elecciones del 2012, de volver a relacionarse con vecinos que definitivamente desean, como países emprendedores o emergentes, un nuevo trato de parte de la gran potencia del Norte de América. Ha quedado atrás o en el olvido el conformismo latinoamericano de estar siempre relegados al "patio" trasero de Washington.

Los tiempos han cambiado y los intereses de América Latina ya no están solamente dirigidos a Estados Unidos y Europa, sino también al Asia, especialmente a China. La llegada de estos nuevos actores al escenario mundial ha hecho variar las estrategias de los países menos desarrollados o en pleno desarrollo que, junto con adoptar la senda de la modernización económica están permanentemente en la búsqueda de nuevos mercados para vender sus productos, en su mayor parte materias primas.

La excepción en esta gira presidencial es Brasil, un país que desde hace diez años está saliendo de la pobreza y ofrece una amplia gama de productos y tecnología industrial que ha pasado a ser la envidia de sus vecinos. Solamente durante los casi diez años que Inácio Lula da Silva ocupó la Presidencia de Brasil, hasta el 1 de enero de este año, 29 millones de brasileros abandonaron la situación de pobreza en que se encontraban.

Lula demostró que una economía moderna y activa combinada con una buena política social-estatal podía dar muy buenos resultados dentro del esfuerzo de resolver los problemas sociales y hacer crecer la economía que lo hizo hasta el final, llegando a un 8 por ciento en 2010.

"Quiero abrir más mercados en todo el mundo para que las compañías estadounidenses hagan más negocios y contraten a más de nuestra gente", dijo hoy Obama. En América Latina intentará reforzar los lazos, desgastados al límite, como también lo hace en otras regiones del mundo globalizado.

El viaje de Obama por América Latina, que también incluirá a El Salvador en Centroamérica, podría llegar a interrumpirse en cualquier momento debido a los graves problemas que enfrenta hoy el mundo, como son la tragedia nuclear japonesa y la guerra en Libia. Asesores de alto rango estarán con él en cada parada, intentando mantenerlo informado de los acontecimientos, mientras Estados Unidos trabaja con sus aliados una posible acción militar contra el líder libio Muamar Gadafi y prepara una respuesta al desastre nuclear de Japón.

El objetivo económico

Con las palabras “quiero abrir más mercados” es que la Casa Blanca ha justificado el viaje de Obama, porque ”más mercados” significan un aumento de las exportaciones estadounidenses lo que redundaría en la creación de nuevos y más empleos. Obama necesita este resultado para tener posibilidades de una reelección en 2012.

Y en su objetivo económico, Obama tiene buena resonancia en Brasil, donde las autoridades y empresarios esperan también que la visita presidencial estadounidense propicie acuerdos que conduzcan a un equilibrio comercial, ante el creciente déficit del país sudamericano en el intercambio bilateral, motivado en gran parte por la valorización de la moneda local, el real, pero también por la lenta recuperación de la economía estadounidense tras la crisis financiera de 2008 y 2009.

Brasil también se queja de que sus productos enfrentan numerosas barreras para acceder al mercado estadounidense, lo que frena su competitividad, como son los casos del algodón y el jugo de naranja. Igualmente hay dificultades de acceso al mercado de EE UU para productos agrícolas como carne, azúcar y etanol.

Las ventas brasileñas a EE UU fueron el año pasado de 20.000 millones de dólares, un monto similar al exportado seis años antes, en 2004, lo que preocupa a los industriales de Brasil, con la diferencia que en 2004 el país tenía un superávit de 8.000 millones de dólares y el 2010 la misma suma se tranformó en déficit.

Igualmente se destaca en los círculos industriales que en 2004 el 74% de las exportaciones brasileñas a Estados Unidos eran bienes manufacturados, que generan más empleo y valor agregado, mientras que en 2010 sólo 51% fueron bienes manufacturados y el resto productos básicos.

Brasil es líder mundial en la producción de biocombustible a base de caña de azúcar. Estados Unidos grava el ingreso de etanol y otorga subsidios a los productores de maíz usado para producir biocombustibles, lo que contribuye a cerrar las puertas al producto sudamericano.

En 2009 el comercio bilateral cayó a 35.000 millones de dólares y se recuperó hasta alcanzar 46.000 millones en 2010.

En ese período, China se convirtió en el principal socio comercial de Brasil, con un intercambio que subió de 36.597 millones de dólares en 2008 a 36.915 millones en 2009 y a 56.379 millones en 2010.

El objetivo político

Obama tiene por delante un programa muy intenso y ajustado. Tras su arribo a Brasilia esta mañana se reunió ya con la presidenta Dilma Rousseff y luego tuvo un encuentro con líderes empresariales de ambos países.

Voces oficiales estadounidenses no sólo se orientan en la parte comercial, sino también en la política. Obama ve una gran posibilidad de estrechar los lazos diplomáticos con Rousseff, que asumió el cargo en enero, tras una etapa ciertamente tensa en estas relaciones registrada bajo el mandato del ex presidente Lula da Silva  como, por ejemplo, la apertura de Brasil hacia Iran y la amistad de Lula con Hugo Chávez de Venezuela.

Rousseff desea igualmente empezar a trazar un nuevo camino en las relaciones de Brasil con Washington. A pesar de su izquierdismo y su pasado como guerrillera combatiente de las dictaduras militares de los años sesenta y setenta en Brasil,  que entonces recibían el apoyo de Estados Unidos, ha demostrado una línea política pragmática y diferente a la de su  antecesor Lula da Silva.

En primer lugar se ha apartado muy diplomáticamente de Hugo Chávez y de su discurso anti-Washington como también ha adoptando una actitud de "amistad formal" en sus contactos con la presidenta argentina Cristina Fernández. En la visita del 31 de enero que le hizo en la Casa Rosada en Buenos Aires, Dilma, tras reconocer la importancia estratégica que tienen las relaciones con Argentina para la política exterior de Brasil, centró su visita en objetivos concretos como reafirmar las relaciones bilaterales entre ambos países y mantener la fuerte presencia en el Mercado Común del Sur (Mercosur) y la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).

Sin embargo, en las primeras conversaciones de hoy con Obama no alcanzó el nivel esperado,  ya que frente al respaldo inequívoco dado por el mandatario estadounidense a la India en noviembre pasado para su incorporación como miembro permanente al Consejo de Seguridad de la ONU, frente a Dilma Rousseff no tuvo la misma respuesta. Si bien se expresó a favor de una reforma del organismo internacional, evitó, sin embargo,  apoyar explícitamente la vieja aspiración del gigante sudamericano de ser también miembro permanente de dicho influyente Consejo de la ONU.

Al final del encuentro entre ambos líderes, lo máximo que obtuvo fue su "aprecio a la aspiración de Brasil", manifestado en el comunicado conjunto divulgado a primera hora de la tarde por el Ministerio de Relaciones Exteriores. En el texto, el presidente visitante reconoce asimismo "las responsabilidades globales" asumidas por el país sudamericano en las últimas crisis internacionales.

Antes de la llegada del presidente Obama a Brasilia, autoridades de EE UU y Brasil firmaron 10 acuerdos en diversas áreas, desde la producción conjunta de etanol para aviones hasta un memorando de entendimiento para discutir temas comerciales. Igualmente firmaron acuerdos de apoyo a la organización de grandes eventos deportivos, cooperación en ciencia y tecnología e intercambio educativo.

Su gira regional, la primera oficial que realiza en países al sur de México desde que asumió la Presidencia, continuará el lunes en Chile y posteriormente en El Salvador.

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