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viernes, 25 de marzo de 2011

Fernando Batlle, el denunciante del ex párroco pederasta Fernando Karadima, acusa a la Iglesia de encubrimiento

El abogado Fernando Batlle, uno de los denunciantes originales de Karadima y que en las últimas semanas se había mantenido al margen del caso, emitió esta declaración en que apoya las acusaciones realizadas por James Hamilton en el programa Tolerancia Cero. “Nunca antes vi un caso de encubrimiento tan claro”, dice respecto a la actuación de la Iglesia Católica y en particular del ex arzobispo Francisco Javier Errázuriz.
Por Fernando Batlle
Ciper-Chile 

Quiero dirigirme a la comunidad que formamos en este país, para pedir que no se le baje el perfil a lo que está ocurriendo por estos días.

Ratifico como testigo y según la vivencia que tuve durante mi niñez y adolescencia en El Bosque, que todo lo que dijo James Hamilton en el programa Tolerancia Cero del día domingo es la verdad (ver Krohne Archiv 22 de marzo último Edición 54 - Nº 378), es totalmente cierto. Tuvo mucha valentía. Llamó a las cosas por su nombre, dijo la verdad, pese a las presiones, maniobras y abusos de poderes fácticos ligados a Karadima, el cardenal y a la iglesia.


En especial me quiero referir a lo que afirmó respecto al cardenal Francisco Javier Errázuriz (foto derecha), a quien yo acudí antes de hacer mi denuncia civil, primero a su oficina, donde se negó a recibirme y luego le escribí un extenso mail contándole toda mi situación, mail que nunca me contestó. Nunca antes vi un caso de encubrimiento tan claro. Las cosas hay que llamarlas por su nombre. Eso no es prudencia.

Mi denuncia está absolutamente vigente, al igual que la de Juan Carlos, José Andrés y James. Nunca he retirado mi denuncia ni menos desistido de ella y me hago responsable de todo lo que dije durante el año pasado ante el fiscal Xavier Armendáriz, que no fue poco, lo cual repetí en su oportunidad al juez Valdivieso. Mi preocupación ahora es que sacerdotes formados por Karadima repitan las mismas conductas dañando a más personas inocentes (puede estar ocurriendo ahora)

Ratifico mi denuncia en todas sus partes. Lo hago porque busco que a la comunidad le quede clara la verdad, sin dudas, y por la protección de todas y cada una de las personas abusadas y calladas, y que callan porque se avergüenzan y se avergüenzan porque llegaron a éste y otros curas con una intención honesta e inocente y fueron engañados. Sienten que su virilidad va a ser afectada o cuestionada por eso. Quiero decirles: No se equivoquen, esto los hará mucho más hombres y los reafirmará.

A las víctimas hay que apoyarlas, creando condiciones adecuadas y de respeto que resguarden su intimidad. No se trata de transformar esto en un circo. Hay que actuar poniéndose en el lugar de las víctimas. No es fácil que estas personas reconozcan así, simplemente, todo este engaño. Pero una vez hecho, es un acto que engrandece a la persona. Esto requiere introspección, hay temas muy profundos, pero libera mucho vivir en la verdad. Vivir de otra manera en mi opinión, no vale la pena.

El Poder Judicial debería tratar este tema de una manera distinta a la que ha tenido hasta ahora. Debería actuar con mayor profesionalismo y humanidad, ya que es un tema complejo que involucra a muchas personas. Aquí se necesita apoyo psicológico, apoyo humano, apoyo de expertos en abusos que puedan conversar con las víctimas como ocurre en otros países.

Hasta ahora el Poder Judicial ha actuado apegado absolutamente a normas que no se ajustan a la realidad, ni a la gravedad de los hechos. La realidad en este caso no se ajusta ni a las resoluciones que se han dictado ni a las leyes que existen. Todo ha sido un impedimento, una limitante. La ley es una herramienta que debe estar al servicio de lo esencial que es obtener justicia y protección para la Comunidad y no debería constituir un impedimento como ha ocurrido hasta ahora. Aquí se trata de proteger a las personas que valen mucho más que una institución añeja como es la prescripción. La ley no está por sobre las personas.

Incluso la Iglesia Católica pudo acreditar los hechos y reunió en poco tiempo antecedentes de otras víctimas, porque generó condiciones que permitieron que las víctimas se acercaran.

Este es un tema de más relevancia de la que uno puede dimensionar.

Me doy cuenta de que los abusados por Karadima a lo largo del tiempo pudieron haber ascendido a VARIOS CIENTOS, sin contar con los que se quedaron con él (como sacerdotes y seminaristas).

James Hamilton, uno de los denunciantes
Era muy cierto lo del “tanteo” que decía James en el programa. Era una práctica análoga a la que hacía el cura Tato con las niñas del Villa María, que como es bien sabido, las sentaba en sus piernas para confesarlas. Karadima tanteaba de esta manera, te hacía los toqueteos y veía cómo reaccionabas, esa era su estrategia.

Hago un llamado a las víctimas a concientizar que el haber recibido esos verdaderos ataques solapados y sorpresivos de esta persona que se sentía todopoderosa en ese entonces es un daño que a ustedes les produjeron. Karadima les infundió el concepto de culpa, de que ustedes estaban “mal”, lo cual les generó un gran daño y es un grave error vivir así. El cura los engañó y recuerdo que decía que eran bromas, muestras de “cariño” o “confianza”, como él decía riendo para que te quedaras tranquilo.

Otro tema que concienticé es el que mencionó respecto a los juicios con otros sacerdotes, lo recordé después de ver Tolerancia Cero. Una vez me puso frente a Koljatic y otros varios sacerdotes, retándome en público por haberlo contradicho y se ponía rojo, como que iba a explotar. A tanto llegaba el nivel de su ira, que cuando me gritaba me tiraba escupitajos en la cara de manera involuntaria, generalmente cuando yo decía algo con respecto a lo que él pensara distinto. Esto desde muy pequeño.

En honor a la verdad, quiero decir que era complejo para los otros sacerdotes negarse a formar parte de este “tribunal” ya que si lo hacías, el cura ponía a todo el mundo en tu contra. Lo hizo con varias personas, una de ellas Felipe Bacarreza, actual obispo, una de tantas personas que ha sufrido mucho silenciosamente.

El sacerdote Karadima
También con el sacerdote Francisco Errázuriz Huneuss, un sacerdote quitado de bulla, que yo veía que siempre se preocupaba por la gente pobre y enferma, actuaba de manera silenciosa, tenía muy buen trato. Yo soy testigo de cómo Karadima lo maltrató y humilló a niveles perversos, sádicos e impresentables. Ahora que lo miro desde otro lugar, recuerdo cómo lo trataba y era de oscura película medieval. Lo tiraba a comer a un rincón y nos decía a todos que estaba loco, burlándose de él incluso delante de otros. Lo retaba con ira, poniéndose rojo y gritándole, incluso delante de otros jóvenes. Es un sacerdote que debe tener una edad parecida a Karadima. Lo “bautizó” como “Panchi”, expresión que involucraba un dejo solapado de desprecio.

Todo esto lo englobó dentro del abuso y maltrato psicológico que es muy relevante. A mí Karadima me gritó y humilló en público muchas veces siendo yo un niño. Nunca olvidaré cuando me gritó delante de toda la gente en una nave lateral de la iglesia por pasar la colecta de atrás hacia adelante, diciéndome después que yo había producido un daño a la Iglesia, porque la gente dio menos plata porque no me veían llegar. Quedé muy mal después de ese episodio, con mucha culpa. Tenía 12 años y nunca se me va a olvidar. Para mí estos también son hechos graves y deberían ser sancionables, porque producen daño. Mucho daño. Haber vivido en ese mundo me generó miedos durante mucho tiempo.

Este era el escenario que creaba Karadima para cometer todos los abusos.

Mi única motivación en este caso, es que estas situaciones terminen definitivamente y no se vuelvan a producir. Lo hago para que vivamos en un lugar mejor. Aquí hay muchas personas de la Iglesia involucradas, lo que pasa es que nadie se atreve a decirlo. Es algo que mucha gente se pregunta. Mucha más gente que James, José Andrés, Juan Carlos, Luis Lira y yo que hablamos en su oportunidad. Aquí hay una red de protección por parte de la propia Iglesia, porque este es un problema de la Iglesia, va mucho más allá de Karadima.

La comunidad ya sabe quién es Karadima, quien hizo mucho daño, el cual se transmite. Hay muchos curas formados por Karadima que no deberían tener contacto con niños y jóvenes, esas deberían ser las primeras diligencias preventivas que se deberían dictar en honor a una auténtica justicia y sentido de protección a la comunidad. Es una irresponsabilidad que los curas que pertenecían al círculo de Karadima sigan en contacto con niños y jóvenes.

Desde el punto de vista de la Ley es fundamental eliminar la prescripción en materia penal, lo cual es un insulto a la Justicia y una herramienta que fomenta estos delitos. Las personas son responsables de sus actos hasta el final de sus días.

Hoy en día, según la ley que tenemos y que nadie entiende, una persona puede haber matado a 10 personas y si pasan 15 años, los delitos prescriben y esa persona no recibe pena alguna. ¿No es suficiente acaso con 5 testimonios de personas que ni siquiera se conocían, y de distintas generaciones, como yo con Juan Carlos y Luis a quienes nunca vi en mi vida? Vemos que para temas económicos la modificación de leyes cuando son necesarias, sale con una rapidez increíble. Las urgencias funcionan para esos casos.

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