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jueves, 10 de febrero de 2011

Mubarak no abandonará el poder y tampoco saldrá de Egipto - Lo dijo esta noche: "Me enterrarán en este país al que le he dedicado toda mi vida"

Mubarak no renunciará a su cargo de Presidente de Egipto y en este período, hasta las elecciones presidenciales de septiembre, se dedicará a proteger al país para llevar a cabo un traspaso del poder  ordenado, limpio y protegido con la colaboración de "nuestras fuerzas armadas”.

"Yo no abandonaré este país", enfatizó el Presidente, mientras en la Plaza de la Liberación, en el centro de El Cairo, miles de manifestantes levantaban sus voces para protestrar en contra del Mandatario y le gritaban  "que se vaya ahora".

La única novedad del discurso fue el anuncio de que transferirá parte de sus poderes al vicepresidente, Omar Suleimán.

Horas antes, un comunicado del Consejo Supremo del Ejército, tras reunirse para discutir sobre su posición en la situación que atraviesa el país, expresó su apoyo a las "demandas legítimas del pueblo", que será "protegido" por las Fuerzas Armadas, lo que fue celebrado por los manifestantes en la plaza de la Liberación de El Cairo como también un discurso del jefe del Ejército in situ en el que les ha dicho que sus demandas "se cumplirán".

El mandatario, en su mensaje esta tarde (hora local)  escogió un papel paternal y prometió que se castigará a los responsables de los muertos en la protesta y pide perdón a las familias.

"Es inaceptable tener que responder a presiones del exterior, vengan de donde vengan", dijo el presidente más adelante.

Mubarak inició su discurso con cuarenta minutos de retraso.

Dijo que no aceptaba interferencias extranjeras y que comprende las buenas intenciones de los jóvenes. Creo que es un poco tarde para el paternalismo.

Debemos continuar con el diálogo nacional que hemos iniciado en equipo y sin conflicto, dijo. "Si podemos restablecer la confianza y la norma de vida que hemos conocido en Egipto", se encontrarán las soluciones a los problemas de Egipto.

"Yo tengo la solidaridad de proteger a las Fuerzas Armadas. El día más feliz de mi vida fue cuando yo levante la bandera de Egipto en el Sinai. No busqué allí una reputación. La mayoría sabe quien es Hosni Mubarak. Se que estamos pasando por momento difíciles, por lo tanto quiero que los intereses nacionales tengan prioridad", señaló.

La gente volverá a ponerse de pie y por la honestidad de este pueblo podremos cumplir con las exigencias populares en forma civilizada. Nadie puede tomar decisiones por nosotros aparte de la voluntad del pueblo egipcio, declaró.

Mubarak se resiste a abandonar el poder en Egipto

Fue un discurso de mano tendida a los manifestantes, aunque no les concedió la dimisión incontestable que estos le han pedido durante 17 días, indicó el diario español El País.

"Como presidente de la nación, no encuentro ninguna incomodidad en oír a la juventud de mi pueblo", dijo Mubarak. "La sangre de vuestros mártires no se va a perder", añadió seguidamente.

La decisión del mandatario egipció sorprendió a los estadounidenses, especialmente al Presidente Barack Obama, quien habría dado a entender horas antes que Mubarak renunciaría. Otros funcionarios de la Casa Blanca y de la CIA veían hasta el mediodía  "fuertes probabilidades" de que el traspaso de poder sucedería esta noche. "EE UU ayudará a llevar a Egipto a una democracia", afirmó el presidente estadounidense, Barack Obama, durante un discurso en Michigan. La misma confianza de que Mubarak iba a renunciar, existía en los países europeos. Las palabras del presidente cayeron como un vaso de agua fría en las principales capitales europeas.

En la plaza de la Liberación, donde comenzó la masiva protesta popular hace 17 días, los militares han cedido el control de los accesos a los organizadores de la concentración. La céntrica plaza cairota se ha llenado más que nunca al saberse que Mubarak podría dejar el poder. Es la noticia que esperaban miles y miles de egipcios. El ambiente es principalmente festivo.

Tras algunas tímidas señales de apertura -liberación de detenidos en las protestas, creación de una comisión para la reforma de la Constitución, inicio de un proceso de diálogo con los partidos de la oposición y subidas de sueldo para los funcionarios y pensionistas- el régimen de Mubarak parece querer aferrarse al poder. Suleimán, actual hombre fuerte del régimen y señalado por EE UU como piloto de un proceso ordenado de transición, dejó perplejos a los directores de varios medios egipcios al evocar, el pasado martes por la noche, la posibilidad de un golpe de Estado, sin especificar de quién.

Apenas unas horas después de estas palabras, esta mañana, se podía ver cómo cientos de tanques estaban siendo desplegados por Ciudad Nasr, un suburbio del este de El Cairo, dispuestos a entrar al centro de la ciudad. El ministro de Exteriores, Ahmed Abul Gheit, ya advirtió de que el Ejército intervendría "en caso de caos". Alineados en la orilla de una avenida, los carros se extendían a lo largo de un kilómetro. Por la tarde, no quedaba ninguno. Los rumores en la calle señalan que han podido ir a Heliópolis, el barrio residencial donde vive Mubarak, ante el temor de que una marcha pusiera rumbo hacia allí desde la plaza de la Liberación, aunque se trata de informaciones que no han podido ser comprobadas por los periodistas de El País.

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