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viernes, 28 de enero de 2011

El puzzle del mundo árabe ¿Caída dominó de los regímenes autoritarios? ¿Oportunidad para el mundo islámico?

Por Krohne Archiv

Hosni Mubarak ha gobernado con “puño de hierro” durante tres décadas. En 1981 asumió la Presidencia de Egipto tras el asesinato de Anwar el Sadat por extremistas musulmanes. Los problemas económicos y sociales que fueron afectando al pueblo egipcio incrementaron el descontento que aprovecharon los opositores, entre ellos los Hermanos Musulmanes, para iniciar una ola de protestas callejeras.

Sin embargo, la chispa que encendió la hoguera fue lo ocurrido en este mes de enero en Túnez, donde el presidente Zine al-Abidine Ben Ali fue depuesto por el pueblo que se levantó tras soportar 23 años de régimen autoritario y caracterizado por una fuerte corrupción. Esta rebelión se expandió por el mundo árabe como “un reguero de pólvora”. La protesta se traslado a Egipto, el país árabe más grande y poblado, para luego pasar a Jordania, Arabia Saudita, Yemen y Siria.

En Jordania, las protestas ya se extienden por tres semanas en Amman, la capital, como también en las ciudades Irbid, Zarqa, Ajlun, Mafrak, Karnak y Aqaba. Los partidos islámicos en la oposición, los sindicatos, la sociedad civil y los grupos de activistas han convocado y liderado las protestas. Los participantes han levantado pancartas y han gritado consignas pidiendo al rey Abdalá II que destituya al Gobierno del primer ministro  Samir Rifai porque, según los manifestantes, ha fracasado en su intento de satisfacer las exigencias de los ciudadanos jordanos.

En Arabia Saudíta, la misma cosa. Decenas de manifestantes han sido detenidos en Yeda tras protestar contra el estado de pobreza en que quedaron tras registrarse graves inundaciones.

En Siria, se ha convocado a una manifestación masiva para el 5 de febrero.

Túnez ha servido de inspiración para todos estos países. Es el caso de Yemen, donde ayer se rebelaron por la carestía de alimentos, la corrupción y el nepotismo. Para evitar estas revueltas, en Marruecos las autoridades han querido adelantarse a los acontecimientos y decidieron tomar medidas rápidas como subvencionar aún más los hidrocarburos y los alimentos básicos. Marruecos es el país norafricano menos afectado por la onda expansiva de la revolución tunecina.

Sin embargo, Túnez está lejos de la calma. La policía tunecina ha irrumpido hoy en el campamento de protesta que han instalado cientos de manifestantes junto a la oficina del primer ministro tunecino, Mohamed Ghannouchi, para dispersar a los asistentes. Los agentes han lanzado gases lacrimógenos contra los manifestantes, llegados de distintos puntos del país y acampados desde el pasado domingo, después de que estos les lanzaran piedras, informó el diario El País de España.

Hasta hace poco, Túnez -un popular destino turístico gobernado con "mano firme"- había sido visto como un modelo de estabilidad y prosperidad relativas. Sin embargo, desde diciembre pasado este país también del norte de África fue escenario de una ola de sangrientas protestas contra el desempleo, la carestía y la corrupción. Y en una situación inédita para el mundo árabe, la movilización popular forzó la renuncia del presidente Zine al-Abidine Ben Ali.

Los demandantes reclamaban la creación de empleos en un país que tiene una economía basada en la agricultura, donde la pobreza puede apreciarse en casi todas las ciudades.

Estas manifestaciones se extendieron a diversas ciudades, ante lo cual el gobierno dijo que estaban siendo explotadas por la oposición.

Pero la violenta respuesta de las autoridades, con disparos por parte de la policía contra los manifestantes, parece haber exacerbado la ira y encendido más protestas, que es lo que puede ocurrir ahora en Egipto.

Los disturbios en Túnez fueron ampliamente vistos como el resultado de una profunda frustración con la clase gobernante y la supresión de las libertades políticas.

Los enfrentamientos se hicieron mucho más sangrientos el fin de semana del 8 al 9 de enero, y luego se extendieron a la capital y ciudad más poblada, Túnez.

Las autoridades dicen que 23 personas han muerto desde que comenzaron los disturbios, pero activistas de la oposición sostienen que la cifra de muertos es de al menos 60.

¿Qué ocurre si Mubarak cae?

Volviendo a Egipto, lo que se ha visto en estas últimas semanas era hasta hace muy poco tiempo impensable que ocurriera en un país con un gobierno tan autoritario como el de Mubarak.

¿Y cuáles serían las consecuencias de la caída de Mubarak?, se preguntó hoy la BBC Mundo, que seguidamente entregó el punto de vista de sus analistas. En primer lugar, dijo la emisora británica, no hay que olvidar que Egipto es el país más populoso en el mundo árabe, con una de las economías y ejércitos más grandes de la región, donde los manifestantes han demostrado que quieren más libertades, más democracia y empleos.

Si Mubarak llegase a caer, las consecuencias serían considerables. Y se sentirían más allá de la región, llegando sin duda hasta Washington. Si en realidad se va a dar el proverbial "efecto dominó", Egipto será la pieza clave que desencadenaría la caída de las otras fichas, opinan los analistas.

Los gobiernos en el Magreb y el Medio Oriente no son militares y los movimientos son sociales y no políticos. Lo que quiere la gente son mejores condiciones de vida, comida a precios razonables y empleos.

En ese sentido el movimiento popular se ha contenido a expresiones de malestar interno y no internacional. No ha habido consignas en contra de Estados Unidos ni de Israel.

El factor islámico

No obstante, Egipto es el mayor receptor de asistencia estadounidense en la región, después de Israel, y el presidente Mubarak es un aliado de Occidente, considerado el hombre fuerte en la lucha contra el radicalismo islámico. La gran interrogante para EE UU y Occidente es qué tipo de gobierno entraría si sale Mubarak.

Podría ser un gobierno civil, como también podría haber una toma militar. Mientras tanto la Hermandad Musulmana y otras organizaciones islámicas están esperando entre bastidores.

"Si un movimiento islámico llena el vacío de poder, podrían sufrir las relaciones con Israel y habría preocupación en torno al equilibrio de poder en la región", dice los analistas de la BBC Mundo.

En Washington han dejado en claro que apoyan más libertades y mejoras económicas para el pueblo egipcio, pero lo que seguro no quieren ver es un gobierno islámico antioccidente.

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