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miércoles, 29 de diciembre de 2010

La vida acelerada del siglo XXI y la búsqueda de la felicidad

Por Jessika Krohne (*) 
http://www.psicologiaglobal.cl/

La vida del siglo XXI no es fácil. Todo el mundo corre de un lado para otro, anda estresado, los tacos son enormes, las distancias también. Cada uno quiere demostrarle al mundo, que puede hacer muchas cosas, sin importar el alto costo. El concepto de la familia, de la pareja, del trabajador, de la mujer y del hombre han cambiado y hay que tratar de coordinar todo, lo que se hace prácticamente insostenible.

Antes un hombre y una mujer se conocían, se convertían en pareja, se casaban, se iban a vivir a una casa que convertirían en la casa de toda la vida y donde el primer proyecto en común era tener hijos, crear una familia grande, donde la mujer se quedaba en la casa y el hombre salía a trabajar y se preocupaba de la parte productiva de la familia. Así transcurría la vida de esa familia. En la misma casa, en el mismo barrio, el hombre probablemente por décadas en el mismo trabajo, hasta su jubilación.
Sin dinero, pero es feliz.
La felicidad hay que buscarla.

Hoy en día las cosas son distintas. Vivimos en un mundo, donde todo es desechable, incluso las relaciones humanas. Las parejas se conocen, se van a vivir juntas y ante cualquier pequeño conflicto, se separan. El interés común ya no es la familia, sino que cada uno está preocupado de su proyecto laboral, donde muchas veces, no hay espacio para hijos. Hoy es muy común que la pareja viva en forma paralela, es decir en el mismo hogar, pero cada uno con su propio trabajo y proyectos.

El dinero ayuda pero no asegura la felicidad

Ya no se vive en el mismo lugar por años, sino que se cambian de casa, barrio y vecindario, muchas veces para aspirar a un lugar mejor, incluso se deciden a viajar a otro país para perfeccionarse laboralmente.

No es secreto para nadie que en estos tiempos nada es sencillo, porque ya no importan ni la edad ni la clase social ni las ocupaciones que cada uno de los que se desenvuelven en la agitada cotidianeidad del mundo, pueda llegar a tener.

Pero, yo me pregunto, ¿para que tanto aceleramiento? Qué es lo que se quiere lograr? La estabilidad en la vida, la estabilidad económica, la felicidad?

Justo en la edición Nº 3922 del diario alemán Condor salió publicado un artículo cuyo título es: “En la búsqueda de la gran Felicidad. El dinero puede mucho, pero no todo”. Según este diario, hasta hace poco se ha relacionado siempre el bienestar de las personas con la felicidad. Es decir, mientras mejor bienestar, mayor felicidad. Desde 1974 el economista Richard Easterlin había investigado la relación entre riqueza y felicidad, con el resultado que si bien el bienestar económico hacía a las personas un poco más felices, eso era solo por un tiempo, ya que a largo plazo ya no se producía ese sentimiento. Esto se ha podido observar  en EE UU, donde, según las encuestas,  el Producto Interno Bruto (PIB)  fue creciendo en un largo período de tiempo, pero la felicidad de los estadounidenses no registró el mismo nivel de incremento.  Este mismo planteamiento se puede observar también en otras naciones, lo que permite llegar a la conclusión de que a largo plazo no aumenta la felicidad, cuando el ingreso de un país aumenta.

La vida en pareja conduce a la felicidad
En otra investigación se trabajó durante 22 años con 37 países en vías de desarrollo (en su mayoría) de Asia, América Latina y Africa, algunos más adinerados y por último en países del este de Europa después de la caida del socialismo. Ahí nuevamente los investigadores usaron como medida el PIB por persona en comparación a la satisfacción personal. El resultado fue siempre el mismo. El dinero, si bien mejora la vida y el bienestar de una persona, pero a largo plazo no hace más feliz. Especialmente, se pudo observar este fenómeno en países, como Chile, Corea del Sur y China, cuyo PIB se duplicó en menos de 20 años, pero la felicidad se estancó o incluso retrocedió, como es el caso de Corea del Sur.

Como posible explicación, Easterlin solo emite suposiciones, de que las personas se adaptan muy fácil a un standard de vida y aspiran siempre a más, cuando han logrado un cierto bienestar. Mientras más mejora el bienestar económico de una familia, mayores son las exigencias.

Pero si la felicidad no se puede "comprar", ¿Cómo poder lograrla, entonces?

La felcidad no se puede comprar



(*) Jessika Krohne es psicóloga clínica
Bueno se ha llegado a la conclusión que pasar más tiempo con la pareja y la familia, evitar el dolor y la enfermedad, disfrutar del tiempo libre y cuidar las relaciones humanas, son muy importantes para sentirse satisfecho y feliz como persona. Si eso es así, entonces habría que enseñárles a las personas del siglo XXI, que correr demasiado y llevar una vida demasiado acelerada, no los va a conducir a ningún lado, sino que hay que disfrutar más la vida con las personas que uno más quiere.

1 comentario:

  1. en mexico la vida esta de locos.....alguen se a robado el tiempo

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