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martes, 21 de diciembre de 2010

La Justicia francesa condena sin piedad a los asesinos en Chile de cuatro franceses al comenzar la dictadura militar de Pinochet

La justicia francesa, con plenas facultades jurisdiccionales, condenó a altas penas de cárcel a los mandos de la DINA (Dirección de Inteligencia Nacional), la policía política del dictador chileno Augusto Pinochet,  por los crímenes cometidos contra cuatro ciudadanos franco-chilenos ocurridos entre 1973 y 1976. Durante doce años, los tribunales de París reunieron pruebas suficientes para establecer que en Chile fue aplicada una política sistemática de exterminio a los opositores a la dictadura militar.

Desde París, Héctor Vásquez, ex preso y activista chileno presente en el tribunal francés  informó a Mapocho Press que de 14 inculpados procesados en ausencia, el Procurador General de París, Francois Falletti, logró que el tribunal parisino condenara a presidio perpetuo al ex general Manuel Contreras Sepúlveda y al ex coronel Pedro Espinoza Bravo, (ambos presos en Chile)  por la desaparición de cuatro ciudadanos franco-chilenos acaecida bajo la dictadura pinochetista, identificados como Alfonso Chanfreu,
Jean-Yves Claudet, Georges Klein y Etienne Pesle.

También resultaron condenados a 30 años los ex altos oficiales del ejército Miguel Krassnoff Martchenko y Marcelo Morén Brito.

El resto fue condenado a 25 y 20 años: Rafael Francisco Ahumada Valderrama, Enrique Lautaro Arancibia Clavel, Herman Julio Brady Roche, Gernardo Ernesto Godoy García, Paul Eduardo Iturriaga Neumann, Luis Joaquín Ramírez Pineda, José Osvaldo Rivero (alias Rawson), Emilio Sandoval Poo y Blascay Humberto Zapata Reves.

Otros cinco procesados no fueron condenados por defunción mientras se tramitaba la acusación: Andrés Rigoberto Pacheco Cárdenas, Javier Segundo Emilio Palacios Ruhmann, Augusto Pinochet Ugarte,
Osvaldo Enrique Romo Mena y Paul Schaefer Schneider. Fue excluido de sentencias José Octavio Zara Holger

Durante el juicio en Francia, que culminó el viernes pasado, los jueces escucharon testimonios y valoraron los medios de prueba que sustentan las condenas a prisión tanto perpetuas como a 30, 25 y 20 años. Durante el juicio quedó también establecido el papel cómplice en el ocultamiento de la verdad que jugaron personeros de la derecha como Jovino Novoa y Sergio Diez, así como otros funcionarios civiles de la dictadura militar.
Tribunal francés (Foto prensalibre.com)

En una declaración de Londres 38, espacio de memorias, se valora el dictamen de la justicia francesa, toda vez que deja sentado un nuevo precedente para la justicia global.

“El fallo del alto tribunal parisino establece que este tipo de crímenes deben dar lugar a demandas ante la justicia, en cualquier momento o lugar. La sentencia es un claro mensaje de que los Estados tienen la obligación de investigar y juzgar los crímenes de lesa humanidad, particularmente aquellos cometidos en el marco de una política de terrorismo de Estado”, dice la declaración.

Agrega el documento que “los criminales chilenos no comparecieron ante el tribunal francés porque la justicia chilena no dio curso a sus extradiciones. Ello demuestra una vez más que el Estado chileno ha actuado con debilidad para hacer frente a los crímenes de lesa humanidad. De hecho, la mayoría de los condenados por Francia están en libertad en Chile, con medidas precautorias, que no se condicen con la gravedad de los crímenes cometidos. La sentencia de la justicia francesa es una lección para los jueces chilenos sobre la aplicación del derecho internacional y deja de manifiesto la deuda de verdad y justicia que aún mantienen con todo el país, objetivos a los que una sociedad verdaderamente democrática no puede renunciar”.

Así, casi doce años después de que las familias interpusieron las respectivas querellas, el Tribunal de lo Criminal de Paris se ocupó de castigar a los responsables de graves violaciones a los DD HH pertenecientes a la dictadura militar chilena.


El primer caso de los desaparecidos franceses es el de Georges Klein, médico y consejero del fallecido presidente Salvador Allende, detenido durante el asalto al Palacio de la Moneda en 1973.

Igualmente se juzgaron las desapariciones de Alphonse-René Chanfreau, militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) detenido y desaparecido en Santiago en 1974; del militante del MIR Jean-Yves Claudet, desaparecido en Buenos Aires en 1975 y en el marco del Plan Cóndor de cooperación entre los gobiernos militares de Chile y Argentina, y de Etienne Pesle, párroco detenido en 1975 en Temuco, donde aplicaba un plan de redistribución de tierras del Gobierno de Allende.

Durante los casi doce años de trabajo, la justicia francesa indagó, escrutó e interrogó a decenas de testigos, familiares y víctimas. Al cabo de una paciente investigación (instrucción) realizada por tres jueces, las autoridades judiciales francesas decidieron finalmente someter a proceso a las personas imputadas por los crímenes.

¿Por qué la justicia gala?

La respuesta está en el artículo 113-7 del Código Penal francés que estipula que: “la ley penal francesa es aplicable a todo crimen y delito sancionado con cárcel cometido por un extranjero fuera del territorio de la República (francesa), cuando la víctima es de nacionalidad francesa, en el momento de la infracción”.

Este ha sido el criterio legal en el  que se han basado los abogados de las familias de las cuatro víctimas involucradas en este proceso. Como lo prueba la documentación en poder de la Corte de Paris, las cuatro personas detenidas desaparecidas gozaban de la nacionalidad francesa en el momento del delito.

La investigación efectuada por los jueces franceses reconstituye la detención y posterior envío de los detenidos en La Moneda al regimiento Tacna; entre ellos, el doctor Georges Klein, que desaparece definitivamente de ese lugar el 13 de septiembre, luego de haber sido torturado -las autoridades militares y la justicia chilena jamás han entregado una explicación o sancionado a los culpables-.

El general Javier Palacios, responsable del asalto a La Moneda murió en junio del año 2006 sin haber sido juzgado ni condenado. Herman Brady, general en jefe de la Guarnición de Santiago al momento del golpe y por tanto, superior jerárquico de Palacios y de Luis Ramírez Pineda, comandante del regimiento Tacna, será juzgado por los tribunales franceses.

Junto al doctor Klein desaparecieron varios detenidos de La Moneda: profesionales, médicos, asesores y partidarios del gobierno del Presidente Allende, que habían permanecido junto a él hasta los últimos momentos del bombardeo.

Etienne Pesle de Mesnil, ex sacerdote, funcionario de INDAP de Temuco, fue detenido el 19 de septiembre de 1973 por miembros de la FACH. Numerosas declaraciones y testimonios dan cuenta de su presencia en la base aérea de Maquehua. Los abogados y jueces franceses sospechan que su rapto y desaparición forman parte de la venganza institucional contra los funcionarios de la Reforma Agraria, que cumplían con el mandato de realizarla, entregando a sectores de los pueblos originarios -principalmente mapuche- las tierras usurpadas. A instigación de los terratenientes de la zona y civiles de ultraderecha, Etienne Pesle fue detenido y se ignora su destino hasta la actualidad.

Alfonso Chanfreau, del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), un estudiante de Filosofía de la Universidad de Chile, que fue detenido en su domicilio el 30 de julio de 1974, en presencia de su esposa, Erika Hennings. Numerosos testimonios de ex presos atestiguan su brutal tortura y su paso por diferentes centros clandestinos de detención. Erika, detenida junto a él, también fue sometida a torturas y es testigo directo de las vejaciones y desaparición desde la casa de calle Londres 38 de Santiago.

Finalmente, entre las múltiples víctimas del Plan Cóndor -coordinación represiva de las dictaduras latinoamericanas durante la segunda mitad de los años 70-, se encuentra Jean-Yves Claudet, ingeniero franco-chileno detenido en Buenos Aires, el 1º de noviembre de 1975.

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