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domingo, 28 de noviembre de 2010

La muerte de un justo

Por Gabriel Sanhueza Suárez

Monseñor Valech fue un férreo defensor de los derechos humanos bajo la dictadura de Pinochet, a través de su rol en la Vicaría de la Solidaridad. Su muerte es sentida por cientos de personas que en esos años negros eran perseguidas y que encontraron acogida en esa institución de la iglesia. Valech era un hombre justo.

Justo entre las naciones es un titulo concedido a los gentiles, o sea a los no judíos, que dieron o arriesgaron su vida durante los horrores del nazismo para salvar a los condenados al exterminio. No es un nombramiento al azar, sino que tiene sus trámites y un estricto procedimiento. La declaración solemne de justo la otorga finalmente el Departamento de los Justos del Yad Vashem, el Museo del Holocausto de Jerusalén.

Entre los reconocidos como justos, está el cónsul portugués en Burdeos, Arístides De Sousa Mendes, quien desafiando las instrucciones de su gobierno otorgó más de 30.000 visas a refugiados judíos; Jan y Miep Gies, la pareja holandesa que protegió a Ana Frank y a su familia hasta el día en que fueron descubiertos y guardaron el diario de la niña; o el alemán Oskar Schindler, cuya historia llegó al cine. Itzhak Perlman, interpretó conmovido la música del filme hace pocos días atrás en nuestro país.

Valech: El hombre justo.
Monseñor Valech deja una huella imborrable por su preocupación por los más desprotegidos. También por su valentía. Como no recordar cuando se negó a entregar las fichas médicas de quienes se habían atendido en la Clínica Chiloé de la Vicaría de la Solidaridad, al poderoso fiscal militar Fernando Torres Silva (*), brazo derecho incondicional del dictador. Evitó así la detención y el castigo de muchos

Sin duda, muchos de los que figuramos en el Informe de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura reconocemos en Valech a un representante de una iglesia comprometida con su pueblo, que defendió a hombres y mujeres de la desesperanza el miedo y dolor, impuesto por el horror de la dictadura. Reconocemos en él a un justo.

(*):  Hombre fuerte del gobierno militar. Se caracterizó por sus abusos en la aplicación de leyes contra los detenidos, determinó incomunicaciones prolongadas y arbitrarias mas allá de lo permitido por la ley, permitió que agentes de la Central Nacional de Informaciones golpearan y maltrataran a los detenidos en “su” Fiscalía, cuando estos se negaban a cooperar.

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