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sábado, 20 de noviembre de 2010

El arte de decir sin decir


Por Yoani Sánchez
Desde La Habana
Cuando se crece descifrando cada línea aparecida en los periódicos, se logra encontrar en medio de la retórica el grano de información que la motiva y la pizca de novedad que ésta oculta. De ahí que los cubanos seamos sabuesos de lo no expresado, peritos en descartar la palabrería y hallar –muy en el fondo– las reales razones que la mueven. El Proyecto de lineamientos para el VI Congreso del Partido Comunista es un buen ejercicio con el que afinar nuestros sentidos, un ejemplo paradigmático para evaluar la práctica de decir sin decir, que se ha constituido aquí en discurso de estado.

En sus más de treinta páginas el texto sólo contiene propuestas de tipo económico, más adecuadas para un ministerio de finanzas que como brújula de un partido político. Es cierto que carece de ese lenguaje de barricada que lo resuelve todo a base de consignas, sin embargo peca de ser el edulcorado listado de lo que podría llevarse a cabo si el sistema realmente funcionara. Para los que creen que exagero en mi escepticismo, échenle una ojeada a los puntos del congreso pasado y comprueben cuántos de ellos realmente se materializaron.

Separando la hojarasca, es positivo que vaya a retirársele peso al sector presupuestado, a esa colosal sanguijuela que se alimenta de mí, de ti, de todos nosotros. Ampliar el escenario para el trabajo por cuenta propia también es reconfortante, pero siempre que le pregunto a alguien si sacará una licencia, me responde que no piensa “morder la carnada” de comenzar a tributar.

La desconfianza es difícil de vencer y si un gobierno hunde una economía nacional con su voluntarismo y sus descabellados programas, tiene poca credibilidad al anunciar que quiere salvarla. Decepciona que ni una línea refiera a la ampliación de derechos civiles, entre los que se incluye la erradicación de las limitaciones migratorias que sufrimos los cubanos para entrar y salir de nuestro propio país. Tampoco hay una palabra sobre la libertad de asociación o de expresión, sin las cuales las autoridades se seguirán comportando más como los capataces de una fábrica que como los representantes de su pueblo.

El PCC (Partido Comunista de Cuba) se reunirá en abril, se aprobarán unos lineamientos muy parecidos a estos del folleto y dentro de un año o dos, estaremos preguntándonos qué pasó con tanta tinta sobre el papel ¿Qué fue de aquel programa donde se decía perfeccionar y mejorar en lugar de cambiar o terminar?

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