kradiario.cl

jueves, 23 de septiembre de 2010

Mapuches: La vía legislativa ya no sirve y hay que buscar urgentemente una solución política

Por Walter Krohne

La gran sombra del actual gobierno es la constante incapacidad para negociar políticamente o buscar caminos que conduzcan a soluciones políticas. El caso más claro y notorio ha sido el tratamiento que se le ha dado a la huelga de hambre que realizan 34 comuneros mapuches. El riesgo de que uno muera, porque algunos están en condiciones bastante críticas, es muy grande y si esto sucede será una pesadilla que acompañará al gobierno del Presidente Sebastián Piñera hasta el último día de su mandato.

Tras 74 días de ayuno en protesta por el trato que han recibido en los procesos, unos 15 mapuches, que han perdido ya el 20 por ciento de su peso, habrían entrado a una etapa en que están a un paso de la muerte. Ellos fueron los que iniciaron la huelga en cárceles del sur de Chile. Unos ocho han sido internados en hospitales por sufrir fuertes taquicardias y descompensaciones.

El gobierno se ha mantenido expectante, entregando declaraciones que responsabilizan a la Concertación por no haberse podido resolver el problema antes de los festejos del bicentenario en el Parlamento, que, quiérase o no, empañó bastante el espíritu y el estado de ánimo de estas fiestas.

Los mapuches no quieren negociar nada a través de la Iglesia, como lo propone el Gobierno y Piñera, porque antes quieren ver resultados concretos en los tres puntos fundamentales que han planteado: 1.- No ser enjuiciados por la justicia militar; 2.- No ser encausados por la ley antiterrorista y 3.- No utilizar testigos encubiertos en los procesos.

Ninguno de estos puntos está resuelto y no tienen para cuando, porque la tramitación de la modificación de la Ley Antiterrorista tuvo un rotundo fracaso en la Cámara de Diputados y ha sido devuelta ahora al Senado, donde el debate continuará en una Comisión Mixta.

Los huelguistas no muestran ninguna intención de estar dispuestos a levantar la protesta, porque piensan seguramente que en las actuales condiciones es ahora o nunca el momento para doblarle la mano a todos los políticos que los han tramitado por décadas y los han humillado. La mayoría no tiene grandes esperanzas, porque con huelga o sin ella se pasarán de todas maneras entre unos 10 a 20 años en la cárcel por los delitos contra la propiedad privada y pública que cometieron.

Y el gobierno sigue esperando. Sin embargo ahora se nota una diferencia. Hasta hace unos días los huelguistas, en momentos críticos, eran llevados a un centro médico y luego devueltos otra vez al penal. Ahora esto ha cambiado: mapuche que se pone mal y es llevado al hospital no es devuelto a la cárcel, permanece en el hospital. Al menos se dieron cuenta de que este era un camino para evitar muertes o al menos retardar lo más posible las crisis de salud.

Mientras tanto, los mapuches se toman oficinas de las Naciones Unidas en Santiago, organizan una huelga de hambre de casi cien personas que se han plegado al ayudo de los comuneros, figurando entre ellos Nicanor Parra, hermano de Violeta, que con sus más de 90 años no se sabe si puede soportar esta medida de solidaridad.

Pasan y pasan cosas y el gobierno sigue esperando, mientras Piñera se ve obligado a hablar en las Naciones Unidas, en la Asamblea General, sobre esta huelga y debe pedirle desde Nueva York a la Iglesia Católica que por favor no abandone la mediación del conflicto.

Lo curioso es que la mediación no existe. Hay una mesa de diálogo que se creó en el papel antes que Piñera viajara a Nueva York, pero ahí está, los mapuches no se quieren sentar en torno a ella  ni tampoco se sabe quienes serán los restantes componentes o integrantes aparte del Arzobispo de Concepción Ricardo Ezzati.

El prelado tampoco tiene bien claro en que dirección pueden ir las cosas y no se le ve muy convencido de que hizo lo correcto al escuchar el llamado del Gobierno para dialogar. Es que si los mapuches no quieren negociar a través de la Iglesia se estaría avanzando bien poco en este asunto o se estaría caminando en una dirección equivocada. Como dijimos antes, los mapuches quieren primero resolver la huelga de hambre y después, eventualmente, integrar una mesa de diálogo para discutir seis puntos concretos que están pendientes entre el Estado chileno y el pueblo mapuche.

En principio, la mesa de diálogo, convocada por el Gobierno, se instalará mañana viernes a las 10 horas en el restaurante "La Cumbre" del cerro Ñielol en Temuco. Se ha convocado a unas 40 personas, entre ellas dirigentes mapuches. ¿De qué dirigentes se trata?, porque hasta donde sabemos hay numerosos grupos mapuches que piensan diferentes, unos más radicales que otros. Este es justamente el punto que muchas veces ha impedido llegar a acuerdos con este pueblo originario, cuando raramente se ha intentado.

Tanto se ha hablado y hablado, pero tan poco que se ha avanzado. Hemos repetido hasta el cansancio que el pueblo Mapuche no busca separarse del estado chileno, busca una nueva relación con éste. Busca ser reconocido como pueblo-nación, busca una medida estructural por la cual Chile se reconozca como un estado multiétnico y pluricultural. Busca el reconocimiento de la tierra y el territorio que legítimamente le corresponde. Busca que las forestales no destrocen sus tierras plantando pinos con subsidio directo del estado (dinero de todos los chilenos), mermando las reservas de napas subterráneas y dejando al mapuche sin este recurso elemental. Busca poder vivir en paz y no ser extinto.

Mientras el diálogo no se oriente en este sentido, no habrá paz. Para ello necesitamos el aporte de todos: Gobierno y oposición. Al respecto, monseñor Ezzati llamó al Gobierno a buscar todas las vías, y a "transitar más allá del camino legislativo", en busca de una solución a la huelga, ya que "el plazo de la discusión de la ley ya no sirve", en relación con los cambios planteados a la Ley Antiterrorista.

Seguiremos entonces esperando, y....al parecer, el Gobierno también.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario