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viernes, 30 de julio de 2010

CIENCIA Y TECNOLOGIA


Pirata interviene la red Facebook y obtiene datos privados que distribuye por el mundo


Con la supuesta intención de denunciar “fallas de seguridad” en Facebook, un experto en seguridad informática compiló e hizo público esta semana en Internet los datos personales de acceso público de 100 millones de usuarios de esta red social.

El experto en seguridad informática, identificado como Ron Bowe, alertó en su blog personal que encontró un “angustioso problema de protección de datos” en Facebook, mientras que la compañía rechazó la acusación.

“En este caso, un sólo investigador reunió informaciones de la gente que estuvo de acuerdo con que fueran de público acceso”, señaló una portavoz de Facebook, quien además agregó que la información ya estaba disponible en los motores de búsqueda y aclaró que no están en peligro datos personales.

“Las personas que utilizan Facebook son dueñas de su información y tienen el derecho de compartir sólo aquello que desean, con quien desean y cuando lo desean. No hay datos privados disponibles o que hayan sido comprometidos”, agregó la empresa.

Facebook tiene más de 500 millones de usuarios en todo el mundo, lo cual implica que se compiló la información de cerca de un 20% de sus miembros activos.

Del total de personas inscritas en Facebook, más de 800.000 dicen vivir en Costa Rica.

Distintos analistas en informática opinaron que, aunque la información recopilada de los usuarios fuera pública y accesible desde el mismo directorio de la red social, el que fuera ofrecida organizada en una lista con nombres, apellidos y números de identificación hace más sencillo para extraños recopilar direcciones de correo electrónico o datos sobre la ubicación geográfica de los usuarios.

El experto de la ONG Privacy International Simon Davies dijo que Facebook había recibido amplias advertencias de que esto pasaría. “Facebook debería haberse anticipado a este ataque y tomado medidas para prevenirlo”, comentó.

El pirata también obtuvo información de los amigos de las personas cuyas cuentas fueron analizadas y quienes no necesariamente tenían expuestos sus datos.

Según explicó el mismo Bowes, obtuvo la información de los usuarios aplicando a Facebook un programa (que también ofrece públicamente) que reunía los nombres, vínculos asociados, foto del usuario y contactos.

Bowes reunió todo en un archivo de poco menos de tres gigabytes de peso (equivalente a unos cuatro discos compactos convencionales) y lo puso a disposición de cualquiera en el sitio de intercambio de archivo Pirate Bay. Ayer a las 17 horas el archivo ya había sido bajado dos y medio millones de veces.

El terremoto de febrero empujó el fondo marino 10 metros bajo el continente

Por Lorena Guzmán

A cinco meses del terremoto del 27 de febrero, científicos chilenos publican hoy los primeros datos medidos en terreno después de la catástrofe. Aseguran que la fractura tiene 500 km de largo, que el fondo marino se desplazó en promedio 10 metros bajo el continente y que las distintas alzas y depresiones tierra adentro no fueron tan extremas como se había dicho.

Este trabajo es también el primer estudio con resultados nuevos que aparece en la revista Science.

El mismo día del desastre, el geólogo de la Universidad de Chile, Marcelo Farías, partió a terreno a estudiar las consecuencias del movimiento de 8,8 grados en la escala de Richter. Junto con investigadores de la U. de Concepción, Francia y Alemania, pasaron el mes siguiente mirando las costas en busca de algas que antes estaban bajo el mar y ahora están en suelo seco.

"Ellas nos permitieron determinar cuánto se elevó la tierra en distintas zonas del área afectada", explica el científico, "con lo que pudimos concluir que anteriores mediciones del levantamiento del continente fueron sobreestimadas hasta en un metro".

En el caso de Lebu, mediciones con imágenes satelitales habían mostrado que la zona se había elevado 3 metros, en cambio Farías y su equipo calcularon que el levantamiento no alcanzó los 2 metros.

El alga que le dio pistas para conseguir sus resultados suele estar a lo largo de toda la costa chilena. Como si estuvieran pintadas en la roca, su hojas se adosan a la superficie. Ellas viven en la zona entre mareas, y necesitan del agua para mantenerse vivas. "Cuando el mar ya no las alcanza, se secan y se vuelven blancas, dejando así una marca definida del anterior nivel del mar", afirma el geólogo.

Charles Darwin usó el mismo "marcador" en su viaje por el continente y, luego del terremoto de Alaska de 1964, varios grupos de estudios utilizaron la técnica probando su eficacia.

Pero ¿cómo se sabe qué tan precisa puede ser un manchón de algas? Porque no se mide en cualquier parte. "Para evitar las variaciones de la altura de las olas, elegimos lugares donde el mar no llega de frente a la orilla. Entre Pichilemu e Isla Mocha encontramos 24 lugares para estudiar", asegura. Además, midieron otros nueve sitios en distintos ríos para verificar su hundimiento. "El río Mataquito se hundió 50 centímetros y el Biobío un metro".

Además, el equipo logró confirmar la longitud exacta de la fractura, también la zona del fondo marino que se rompió por la liberación de la energía contenida. "Son 500 kilómetros de ruptura", asegura Farías.

Con ese dato, más la magnitud del movimiento confirmada y las variaciones de altura del continente, el equipo logró estimar que el fondo marino se desplazó bajo el continente, hacia el este, 10 metros. Se estima que la placa oceánica se mueve en promedio entre 6,8 y 7 centímetros al año.

Farías explica que "ese movimiento no se produce realmente, sino que se acumula en forma de energía en la zona en que se topan las placas del océano y del continente. Si consideramos que el último gran terremoto en la zona fue en 1835, el desplazamiento acumulado debió ser de 12 metros", aclara.

Esos dos metros faltantes podrían originar otro movimiento, "pero en ningún caso de la intensidad del
terremoto".

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