kradiario.cl

jueves, 24 de junio de 2010

Página Editorial Latinoamericana

Diario El Nacional de Caracas

Venezula y Argentina: El ex embajador

(vincular con Página Editorial Latinoamericana de ayer - Clarín de Buenos Aires - y con ediciones de ayer, esta semana y el viernes 18 de junio)

Mientras aquí cambian a ministros recién nombrados y clausuran ministerios que no llegan al año de creados, en Argentina las cosas se manejan de una manera más seria, a pesar de que Cristina Kirchner, Madame Botox, (no se rían porque en Caracas existe Mister Botox), trata de hacer todo lo inimaginable para desmontar la institucionalidad en su país. Sin embargo, no la ha tenido fácil la parejita presidencial llegada al poder a paso de pingüinos desde la Patagonia, porque la oposición y su propio partido peronista se han opuesto al proyecto hegemónico del kirchnerismo.

El asunto resultaría extraño para la mayoría de los venezolanos si no fuera porque esta crisis de gabinete que provocó la salida del canciller, Jorge Taiana, tiene que ver con el funcionamiento de una "embajada argentina paralela" en Caracas, durante el periodo diplomático cumplido entre 2002 y 2005 por el embajador Eduardo Sadous.

Con mucho coraje, Sadous declaró ante la prensa de Buenos Aires y ante el juez Julián Ercolini -que lo citó a su despacho para que precisara los detalles de su denuncia pública formulada a comienzos de abril- todo lo que era posible declarar sin que la mafia de los pingüinos (seguidores de los Kirchner) pusieran en peligro su vida y la de su entorno.

Sadous sacó la trapos sucios al sol y reveló que "los empresarios argentinos se quejaron de que debían pagar comisiones de 10% a 15% para poder exportar a Venezuela". Denunció la "embajada paralela" en nuestro país que dirigía el ministro de Planificación, Julio de Vido. Este pajarito fue el que trajo Chávez para enfrentar la crisis eléctrica que nos azota desde principios de año. Fue, así mismo, la mano detrás del trono cuando Antonini (empresario venezolano) viajó a Buenos Aires con su maleta repleta de dólares y chocó copas en la Casa Rosada presidencial con... ¡el mismo Julio de Vido! Para Sadous denunciar esta red de corrupción no significaba vaciar alegremente una copa de vino al calor de un grupo de amigos, sino internarse en un campo minado que podía estallar a cada paso y convertirlo en pedazos. De manera que cuando acudió ayer al Congreso para ratificar sus preocupaciones y denuncias, seguramente lo hizo con la clara conciencia de que no culpaba a nadie en lo personal sino que asumía un reto en bien de la democracia.

Veamos por ejemplo lo que dijo a la agencia AP el diputado Alfredo Atanasof (argentino), presidente de la comisión de Relaciones Exteriores: "Ha sido un gran aporte a la calidad institucional de Argentina". (...) Los periodistas le preguntaron "si el ex embajador Sadous había ratificado la denuncia sobre el supuesto cobro de sobornos de funcionarios argentinos a empresarios nacionales para facilitarles la venta de sus productos en Venezuela". Y la respuesta es todo un poema: "Entiendo que sí".

Se pueden entender muchas cosas como, por ejemplo, si la justicia argentina va a citar a Rafael Ramírez, de Pdvsa (Petróleos de Venezuela), a Nicolás Maduro (ministro venezolano del exterior) y, por supuesto, al jefe máximo de la red.


Versión periodística de Clarín de hoy sobre la declaración ayer del ex embajador en Venezuela



Sadous apuntó hacia Kirchner y De Vido por la embajada paralela


Confirmó sus dichos a la Justicia sobre el pago de comisiones. Dijo que el ex presidente “no podía desconocer la situación de los negocios con Venezuela”. Y aseguró que el Ministerio de Planificación había “desplazado” a la Embajada en Caracas.

Por Martin Bravo

El diplomático Eduardo Sadous ratificó ayer en la Cámara de Diputados que, durante su etapa como embajador en Venezuela, escuchó quejas de empresarios argentinos por las comisiones de hasta un 20% que les exigían para exportar sus productos a ese país. También aseguró que, a partir de la creación del fideicomiso, en 2004, la Cancillería comenzó a ser “desplazada” y que aumentaron las “asiduas visitas” de funcionarios, entre los que destacó a Claudio Uberti, el ex director del Organo de Control de Concesiones Viales. Y que “era el Ministerio de Planificación el que elegía los que entraban y los que no” a ese fideicomiso. Por último, ante las preguntas de los opositores, contestó que Kirchner “no podía desconocer” esas operaciones.

Fue en su exposición ante la comisión de Relaciones Exteriores, de acuerdo con lo que pudo reconstruir Clarín, en una reunión a puertas cerradas que se extendió por cuatro horas y media. “Sí, lógico, lo ratifico”, respondió Sadous a Juan Carlos Morán, de la Coalición Cívica, sobre su declaración ante el juez federal Julián Ercolini en la causa contra Néstor Kirchner y otros funcionarios, por presunta asociación ilícita. “Los empresarios se quejaban en la embajada. Decían que, por las comisiones desproporcionadas, no les cerraban los números”, repitió.

Embajador en Venezuela de 2002 a 2005, Sadous contó que en los primeros años la diplomacia transcurría por los “canales habituales”, hasta la creación del fideicomiso para importar fuel oil y exportar maquinaria agrícola, entre otros productos. Y que, a partir de ahí, Uberti “viajaba dos meses por mes” y se enteraba de esas visitas e incluso de las del ministro de Planificación, Julio De Vido (de Argentina), “por los diarios o por el aviso” de funcionarios venezolanos. Y que ambos lo hacían en aviones de PDVSA o privados. “Eso no lo vi en ningún otro país, la Cancillería siempre participa de las delegaciones”, agregó y, aunque evitó hablar de “embajada paralela”, reveló: “Hubo gestiones y acciones paralelas”.

Ante una pregunta del radical Juan Pedro Tunessi sobre la existencia del fideicomiso, negado recientemente por funcionarios argentinos, Sadous respondió: “La mayoría de los empresarios querían hacer negocios por el fideicomiso. Por la situación cambiaria era el único mecanismo y de otra manera no les pagaban”.

–¿Quién decidía?, quiso saber Eduardo Amadeo, PJ disidente.

–El Ministerio de Planificación elegía los que entraban. Los empresarios hacían permanentemente comentarios sobre la necesidad de pasar por el Ministerio.

En cuanto a Kirchner, Sadous aseguró que el ex canciller Rafael Bielsa le dijo que le había contado al ex presidente sobre el aviso y que “se sorprendió”. Y el ex embajador repitió que, luego de enviar el cable sobre las irregularidades y antes de dejar su cargo, Darío Alessandro le advirtió que no fuera a la Casa de Gobierno porque lo iban a “sacar a patadas”.

Aclaró que ningún empresario “aceptó formular denuncias por escrito” y atribuyó a “contactos de PDVSA” los datos sobre los 13 millones que habría generado de ganancia la maniobra del faltante de fondos para vender en el mercado negro y recomprar en el oficial.

–¿Cuál es su evaluación sobre la intervención de las traders?, preguntó Patricia Bullrich.

–No se entendían, porque el intercambio era de Estado a Estado. Son buscadores de negocios que pululan por las embajadas.

Diputados oficialistas le pidieron pruebas y lo cuestionaron por no haberlo denunciado antes. De entrada, Carlos Kunkel le preguntó sobre un supuesto “escándalo con adolescentes” en la embajada en Caracas. Para los opositores, significó un “avance” en las revelaciones sobre las irregularidades de la relación con Venezuela e impulsan una comisión investigadora para profundizarla.

Diario La Nación de Buenos Aires

El cambio de canciller


La renuncia de Jorge Taiana y su reemplazo por Héctor Timerman en el Ministerio de Relaciones Exteriores ha coincidido con un asunto tan espinoso y molesto para el gobierno nacional como la inminente presentación ante una comisión de la Cámara de Diputados de Eduardo Sadous, ex embajador argentino en Venezuela, frente a las fundadas sospechas de prácticas corruptas en la relación bilateral.

En un momento de particular fricción entre los Kirchner y la prensa, un simple contacto de Taiana con el diario más atacado por ellos, Clarín , derivó en el escándalo telefónico montado por la Presidenta, que precipitó la renuncia del ahora ex canciller. Pudo ser apenas una excusa de la desconfianza o la impotencia frente a la convocatoria de alguien de su área, un diplomático, desde la oposición legislativa, para develar si, en efecto, ha existido en la trama nunca clara de los negocios con Venezuela una suerte de cancillería paralela a cargo del ministro de Planificación Federal, Julio De Vido.

De no ser cierto, como se fogonea desde el Gobierno, no habría razones para que tanta tensión, resumida en la acusación de "desleal" de la Presidenta contra Taiana, derivara en la renuncia indeclinable de uno de los hombres que supo acompañar a los Kirchner, como vicecanciller, desde el comienzo de su gestión, en 2003.

Si en la Argentina resultó sorpresivo el desenlace del entredicho entre ambos, en el exterior todavía es incomprensible: el ex canciller acababa de coronar una semana auspiciosa, merced a los convenios con Uruguay y al levantamiento del bloqueo del puente decidido en Gualeguaychú, y a los acuerdos con China para que la Presidenta viaje a ese país, finalmente, después de haber cancelado una cita en Pekín en enero por temor a dejar en su lugar al vicepresidente Julio Cobos.

Desde varias aristas, la Argentina vista desde afuera es extraña, si no contradictoria. Tiene un conflicto con Uruguay y lleva meses sin embajador en Montevideo. La presencia de un embajador ante el Reino Unido, pese a que el Gobierno pretende alentar la discusión de la soberanía de las islas Malvinas con el gobierno británico, está tan en suspenso como en Italia, territorio de bonistas disconformes con el país.

En medio de estas asignaturas pendientes, la Presidenta se deshace de un canciller al que podrían señalársele muchas críticas, pero no precisamente su deslealtad a la titular del Poder Ejecutivo.

En su lugar, la designación de Timerman no da la pauta de haberse privilegiado la trayectoria ni el conocimiento, sino los favores personales o de campaña que pudo haber recibido la Presidenta de alguien que, como cónsul general en Nueva York (otra plaza curiosamente vacante) y embajador en los Estados Unidos, se ha caracterizado más por sus recurrentes mensajes por la red social Twitter, hábito también adquirido por otros miembros del gabinete, como Aníbal Fernández, que por su aporte al fortalecimiento de la relación bilateral con un país que, según Cristina Kirchner, ha montado "operaciones basura" contra la Argentina.

Lo curioso es que todos los caminos conducen a Hugo Chávez y se supone que Timerman, de ser un hombre de convicciones, no estaría en la mejor posición para coquetear con el primero en abrirle la puerta de América latina a un régimen como el iraní, enfrentado con los Estados Unidos por su programa nuclear y con la Argentina por su nula colaboración en la investigación del atentado contra la AMIA.

La defensa de Chávez y de los negocios con él en estas circunstancias ha de ser sumamente incómoda, más allá de que haya quedado demostrado una vez más que la política exterior está subordinada a las necesidades domésticas del gobierno nacional y que el cuerpo diplomático, con profesionales formados para servir al país, haya sido nuevamente relegado por la Casa Rosada.

Es lamentable que un cambio de esta magnitud se produzca en medio de compromisos tan trascendentes como la convocatoria de las Naciones Unidas por Malvinas, la reunión del G-20 y el esperado final del conflicto con Uruguay, mientras un ex embajador en Venezuela debe responder si funcionarios argentinos cobraron sobornos a empresarios nacionales para facilitarles la venta de sus productos en Venezuela. El cambio, de haber sido necesario, pudo concretarse en otro contexto, libre de dudas y sospechas que, indefectiblemente, quedan en el limbo como el misterio nunca develado de la valija de Antonini Wilson.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario