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sábado, 5 de junio de 2010

DOCUMENTACION: DIA INTERNACIONAL DEL AMBIENTE


AMAZONAS, EL PULMÓN DEL PLANETA HA SIDO DEFORESTADO EN 680.000 KILÓMETROS CUADRADOS

Por Sylvia Ubal

Hoy 5 de Junio en todo el planeta se celebra el Día Internacional del Ambiente, pero esta nueva celebración no es un festejo, es un día triste, un día que nos recuerda lo mal que hemos actuado y como lo seguimos haciendo con el ambiente, un día que nos recuerda todo lo malo del ser Humano. Es un día para estar enojados con los que están destruyendo nuestra casa solo por dinero, por mejorar la calidad de vida de unos pocos sin pensar en el futuro de toda la humanidad.


Vemos a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner (Argentina), que firmó el inicio de la construcción del proyecto Pascua Lama, uno de los más grandes del mundo, que va a demandar unos 3.000 millones de dólares a desembolsar a lo largo de 25 años ¿y después, qué? ¿Qué le deja a los Argentinos y a toda la humanidad? Tanto en Chile como en Argentina el proyecto genera plenos rechazos y resistencias de las comunidades, asambleas de vecinos y organizaciones ambientalistas que insisten en la contaminación que genera la actividad minera y el saqueo de la cordillera.

Sin dudas, la mega minería es la actividad industrial más agresiva tanto en lo ambiental, como en lo social y cultural. Y sobre todo si se considera el perjuicio que genera a las economías familiares, al socavar la fuente de su tradicional actividad productiva. El oro se va en manos extranjeras, mientras el agua, fuente de vida, es contaminada y los glaciares, principales reservas de agua dulce, son eliminados. Para extraer los metales preciosos se necesita cianuro, y una vez juntado el oro, es veneno que se queda en el ambiente contaminando el agua y la tierra.

América Latina sufre las consecuencias de una rapiña milenaria

El setenta y cinco por ciento del territorio de la selva peruana está repartida en lotes petroleros siendo adjudicada a diferentes empresas petrolíferas extranjeras, sin la consulta y consentimiento de los pueblos nativos que en la práctica son los dueños legítimos de estos territorios. La selva peruana se ha convertido en la gran reserva petrolífera del mundo y como tal está en la mira y la ambición de los grandes capitales de las empresas transnacionales del petróleo. Lo que desconocemos es cuál será el beneficio que obtendrán las comunidades nativas y el pueblo peruano en general.

Amazonas es el pulmón del planeta, pero la deforestación es tan grande que en el año 2005 había llegado a los 680.000 km2, y de acuerdo a un informe gubernamental en el 2009 ha llegado a los 890.000 km2. Estas áreas son destruidas por depredadores para plantaciones de celulosa, siembras de soya, grandes empresas trasnacionales mineras y del petróleo, entre otras.

En 2009 las plantaciones de eucaliptos en Brasil sobrepasaban los 50.000 km2, Argentina perdió casi dos tercios de sus bosques originarios durante el siglo veinte. Gran parte de ese territorio está ahora ocupado por cultivos de soya, algodón y maíz transgénicos (140.000 km2) y plantaciones de pinos y eucaliptos. En Paraguay la superficie sembrada de soya creció entre 1995 y 2003 de 8.000 km2 a casi 20.000 km2 y en el 2009 llegó a mas de 50.000 km2. Para cultivar soya en Bolivia se deforestaron más de 20.000 km2 de bosque durante los últimos 15 años. (1)

La minería destruye los ecosistemas

El área concesionada a proyectos mineros tiende a cubrir un promedio del 10% del territorio de los países en la región. Esta dimensión varía y hay que considerar que el área de influencia de la explotación minera es siempre mayor que la superficie concesionada, puesto que implica toda la infraestructura de vías de comunicación y accesos a suministros, fuentes de energía y agua. La energía proviene en parte de centrales hidroeléctricas -existentes o proyectadas- que ocupan a su vez más territorio, más agua y generan otros conflictos.

En Perú la superficie concesionada a las mineras creció de 1,49% en 1991 a 8,2% en 2006 (105.504 km2); 2009 (253.640 km2); en México, 3% en 1994 y 8%, en 2002 (158.595 km2); en Chile, 7,3% en 2002 y 10,6% en 2009 (130.000 km2); en Ecuador, 5% en 2000 y 16,7% en 2004 (45.513 km2) y en 2009 (96.317 km2). En este último país las solicitudes de concesiones cubrían el 69% del país en 2000 y el 84,5% en 2004 (2) y en el 2009 el 95%.

¿Qué daños ocasionan?

A las emisiones nocivas lanzadas por estas industrias al aire (CO2, SO2), al agua y a los suelos (dioxinas y derivados del uso de cianuro, arsénico y mercurio, entre otros), se le agregó en los últimos años la contaminación con plaguicidas y transgénicos de los monocultivos. Además de provocar serios problemas de salud y deterioro de condiciones de vida a las poblaciones campesinas de varios países del mundo, la aplicación masiva de agroquímicos está produciendo daños de otro tipo que en un futuro no tan lejano agravarán el panorama. Se teme que la destrucción del hábitat, el uso de plaguicidas y la introducción de cultivos invasores están causando la disminución de polinizadores, lo que pone en el peligro de extinción a muchas especies vegetales (3).

Las empresas transnacionales de plaguicidas producen también las semillas transgénicas y son propietarias de la mayoría de las patentes de biotecnología agrícola, con lo que pueden tener el control de la agricultura y de la cadena alimentaria a nivel mundial (4). La contaminación transgénica es un negocio adicional de estas industrias, que por la vía judicial exigen pago a los agricultores cuyos cultivos accidentalmente se han contaminado con semillas patentadas. Incluso cuando no pueden cobrar por sus patentes, como le ocurrió a Monsanto en Argentina, se beneficiaron con la venta de plaguicidas (5).

La operación de cada planta de celulosa requiere de cientos de miles de hectáreas de plantaciones, conocidas como "desierto verde" porque han significado la destrucción de una superficie similar o mayor de bosque nativo con la correspondiente pérdida de biodiversidad en flora y fauna, la contaminación y el agotamiento de cauces de agua. Estas fábricas necesitan una gran cantidad de agua para sus procesos y tienen que instalarse junto a grandes ríos para aprovechar el recurso y luego desecharlo seriamente dañado y contaminado.

Empresas y gobiernos presentan en sus campañas de apoyo a los monocultivos de árboles como "forestación". Sin embargo, los estudios confirman los efectos negativos de esta actividad al registrar destrucción de bosque nativo, disminución de biodiversidad y fuentes de agua, problemas de salud a comunidades vecinas, contaminación de agua y degradación de suelos (6).

La devastación que produce la minería queda en los grandes depósitos de escoria contaminada que han acumulado años de explotación en cada uno de los países. Esta destrucción continúa y se agrava a medida que crece el número de las explotaciones a cielo abierto

El cobre, el oro y uranio por ejemplo, están diseminados en extensos terrenos, su extracción implica remover con explosivos grandes cantidades de roca y someter el material resultante a un proceso de lixiviación que emplea enormes cantidades de agua mezclada con ácido sulfúrico para extraer cobre y uranio, y con cianuro para recuperar el oro. Los desechos quedan ahí para siempre y se convierten en fuente de contaminación de aguas superficiales y subterráneas que, al descender hacia los valles afectan a sectores con economías basadas principalmente en la agricultura.


En 1998, 23 de los 29 proyectos mineros en Perú correspondían a la extracción de oro. Las empresas socias del Consejo Minero -que extraen casi la totalidad del cobre, oro, plata y molibdeno de Chile- explotaban en 2004 nueve yacimientos de oro en ese país. Ese mismo año se realizaban operaciones en 23 yacimientos de oro en Centroamérica. La cifra tiende a aumentar en esa región.

El uranio está concebido como el nuevo "dorado" de las transnacionales

En Argentina, Brasil y México usan uranio para producir energía eléctrica, por lo que despertó preocupación la denuncia sobre exploraciones de uranio en Guatemala. Desde enero de 2005 se otorgaron nuevas licencias para explorar el elemento radioactivo en ese país. En marzo de 2006 más de 32 empresas realizaban prospecciones y exploraciones de uranio en Argentina, Bolivia, Brasil, Guatemala, México y Perú.

Este negocio parece estar asegurado para los próximos años puesto que la Agencia Internacional de Energía Atómica anunció recientemente la instalación de 130 nuevas centrales nucleares y el precio del uranio sigue en ascenso. Dadas las precarias condiciones actuales para supervisar las explotaciones de oro cabe preguntarse cómo se va a controlar la extracción del uranio. Conviene recordar la mina de uranio de Wismut, que funcionó entre 1945 y 1990 en la ex República Democrática Alemana y dejó más de 5.000 mineros muertos de cáncer al pulmón (7).

En 2004, Perú contaba con ocho funcionarios para monitorear en terreno más de 6.200 concesiones mineras; ese mismo año el gobierno chileno dictaba un decreto para que la empresa Barrick Gold hiciera fiscalización aduanera a su propio proyecto de plata y oro en la frontera con Argentina (8). Con tan mínima fiscalización estas industrias pueden ocultar buena parte de sus actividades, incluyendo escapes radiactivos o tóxicos, intencionados o accidentales. De hecho, en 1999 lluvias fuertes desenterraron centenares de tambores de cianuro de sodio en Amapá, Brasil, en terrenos de una mina asociada al Grupo AngloGold/Anglo American. Hubo muertos y los peces desaparecieron del río Vila Nova, pero nadie se hizo responsable (9). En Chile, en 2005, a raíz de un accidente radiactivo en una planta de celulosa de Celco en construcción, se supo que la empresa había ocultado hechos similares en el pasado (10). Poco después se descubrió que otra empresa de celulosa en Chile, CMPC, ocultó durante diez años un derrame de mercurio en una de sus plantas (11).

Los pueblos se enfrentan a los poderes nacionales e internacionales

Pese a que las elites políticas hacen frente común con las empresas en las operaciones de blanqueo de imagen y en la represión de las protestas a través de paramilitares o mercenarios - práctica habitual en África y situación cada vez más común en países latinoamericanos como Colombia, Ecuador y Perú, esta reacción de las comunidades ha ido en aumento al conocerse el impacto de estos proyectos sobre su salud, sus patrimonios ambientales, sus culturas y sus economías. Y comienzan las movilizaciones indígenas y campesinas en Brasil, Bolivia, Colombia, Guatemala y Ecuador, que se han enfrentado por años a las compañías mineras, petroleras y forestales, se agregan ahora las protestas de sectores ciudadanos que rechazan la instalación de megaproyectos destructivos del medio ambiente en Argentina, Brasil, Chile y Uruguay.

La gente también está reaccionando contra las políticas que por un lado impiden que la población tenga acceso a los recursos vitales y por otro los entregan al negocio transnacional, como sucede con la privatización del agua y la concesión a privados de los mares territoriales y bordes costeros.

La reacción frente a las protestas es asumida indistintamente por las empresas o los gobiernos, son numerosos y repetidos los casos de abusos a los derechos humanos cometidos para facilitar la instalación y desarrollo de estos negocios. Estos atropellos van desde la persecución de opositores individuales hasta la represión masiva y el desplazamiento de comunidades. En estos últimos años se han reportado casos graves de esta índole en Brasil, Colombia, Ecuador, Guatemala, Honduras, Paraguay y Perú. Pero la represión puede tomar otras formas, como en Chile, donde se pone en práctica leyes antiterroristas para encarcelar a dirigentes de comunidades indígenas que defienden sus derechos territoriales frente a la expansión de las empresas forestales. La mayoría de éstas se halla involucrada en denuncias por participar en acciones represivas contra comunidades indígenas, por conflictos de tierra o destrucción de bosques.

Afianzadas en la región durante los regímenes dictatoriales de la segunda mitad del siglo veinte, estas industrias no constituyen una fuente importante de empleo. Más bien prescinden de la población, excepto como mano de obra barata ocasional. Su accionar destructivo del entorno promueve el despoblamiento de las zonas donde operan.

La información disponible nos dice que en diferentes países de Latinoamérica nos encontramos con una pérdida brutal de recursos naturales y humanos, donde las transnacionales, con una inversión mínima se llevan recursos de enorme valor, dejando un saldo de contaminación y destrucción del medio ambiente y un empeoramiento de las condiciones económicas y de salud de las poblaciones afectadas directa o indirectamente por su accionar y el deterioro ambiental irreversibles.

Somos naturaleza, somos hijos de la tierra: de ella venimos y a ella volvemos. Este concepto define a la tierra como sagrada y a la vida como valor absoluto. www.ecoportal.net

Notas:

(1) Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), (2005) Objetivos de Desarrollo del Milenio: una mirada desde América Latina y el Caribe

(2) Fuentes: Perú. Instituto Nacional de Concesiones y Catastros Mineros (INACC); México. Secretaría de Economía. Informe de la minería mexicana,; Chile. Servicio Nacional de Geología y Minería (SERNAGEOMIN); Ecuador, Dirección Nacional de Minería, Gestión de Seguimiento y Gestión Minero. Estadística de Áreas y Hectáreas,

(3) Ashman, T., M. Burd, S. Mazer, T. Knight, J. Steets and J. Vamosi. "Pollination Decays in Biodiversity Hotspots

(4) Id. p. 204.

(5) Araya, J., Carrasco, N. and Montalba, R., (2006) Contexto Económico y Social de las Plantaciones Forestales en Chile: El caso de la comuna de Lumaco, región de la Araucanía , Montevideo: WRM-OLCA, p. 66-68.

(6) Diehl, Peter Uranium Mining in Europe: The Impacts on Man and Environment,

(7) El Exilio del Cóndor: Hegemonía transnacional en la frontera. El tratado minero entre Chile y Argentina , Santiago: OLCA.

(8) Oliveira, Cimoni Documento confirma que hubo irradiados en planta Celco de Valdivia 'Diario Siete (2006) 'Mercurio en planta de celulosa Laja', 3 de abril.

(9) Baracyetse, Pierre, L'Enjeu Géopolitique des Sociétés Minières Internationales en République Démocratique du Congo, Buzet: SOS Rwanda-Burundi.

(10) The Curse of Gold, Washington: HRW.

(11) Maldonado, Adolfo,) La Manera Occidental de Extraer Petróleo: la OXY en Colombia, Ecuador y Perú, Lima: Oilwatch.

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