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lunes, 14 de junio de 2010

AUMENTAN LAS PRESIONES SOBRE EL PAPA BENEDICTO XVI

SOMOS IGLESIA PIDE APOYAR A TEÓLOGO HANS KÜNG PARA REFORMAR DE UNA VEZ POR TODAS A LA IGLESIA CATÓLICA


El Movimiento Internacional Somos Iglesia (IMWAC) lamenta que el quinto aniversario de la elección del Papa Benedicto XVI se vea tan perturbado por la crisis más profunda que está atravesando la Iglesia desde la Reforma a causa de los escándalos de abuso sexual y de su encubrimiento durante décadas.

“Las razones de esta profunda crisis en nuestra Iglesia no tienen su origen en la creciente secularización sino en la incapacidad del Pontificado para leer los signos de los tiempos” declara Raquel Mallavibarrena de Somos Iglesia España, actual Coordinadora del Movimiento Internacional Somos Iglesia.

“El gran número de casos de violencia sexual y su encubrimiento son producto de una concepción inhumana de la sexualidad y de estructuras de poder patriarcales caducadas. La crisis mundial actual evidencia que una jerarquía formada por clérigos ya no es válida como fundamento y justificación de la estructura institucional de la Iglesia católica y su autoridad”.

Tragedia de Benedicto XVI

Somos Iglesia aprecia las actuaciones recientes del Papa para combatir la pederastia en la Iglesia. Pero la tragedia de Benedicto XVI reside en que estas iniciativas han empezado a activarse demasiado tarde, con demasiada timidez y no reciben suficiente apoyo de todos los cardenales, obispos y en la Curia romana. Hoy cosecha lo que sembró cuando en el 2001, como Prefecto de la Congregación para la Doctrina y la Fe (CDF), ordenó a todos los obispos de la Iglesia universal que ocultaran a las autoridades civiles los casos de abusos sexuales contra menores cometidos por miembros del clero limitándose a informar a dicha congregación.

Josef Ratzinger, quien asumió en las últimas tres décadas la máxima responsabilidad institucional en la definición de la doctrina oficial católica, carga en última instancia con la culpa por el fracaso de la Iglesia en responder adecuadamente a los desafíos de nuestro tiempo. Ignoró con determinación las preocupaciones que le presentaron obispos, teólogos y muchos feligreses laicos del mundo entero en múltiples ocasiones.

Su hostilidad fue particularmente clara frente a la teología de la liberación. El primer quinquenio de su pontificado evidencia cada día más la debilidad fundamental de la estructura de la Iglesia católica romana – su constitución jerárquica en “sociedad bi-clasista” compuesta por sacerdotes por un lado y laicos por el otro, así como el centralismo romano que no le concede a las iglesias locales prácticamente ninguna autonomía.

La resistencia explícita a todo tipo de acto bélico, que caracterizó a Juan Pablo II, ha sido abandonada por Benedicto XVI. Ha mostrado gran amabilidad con el ex - Presidente George W. Bush cuando han coincido, a pesar de ser éste responsable del ataque a Irak en completa infracción del Derecho internacional. El Papa debería retornar a una resistencia enérgica contra los responsables de los estados que consideren la guerra como medio legítimo para resolver conflictos entre los diferentes pueblos. Debería pronunciarse contundentemente a favor del desarme global y en contra del comercio de armas.

“El escándalo que causó en la Iglesia a nivel mundial la decisión solitaria del Papa, síntoma de una falta total de respeto al principio de colegialidad, de levantar la excomunión de cuatro obispos de la Sociedad de Sacerdotes Pío X, fue recibida como clara señal de la relativización del Concilio Vaticano II lo cual conmocionó profundamente a la Iglesia”, declara Pedro Freitas de Somos Igreja en Portugal, quien asumirá próximamente la Coordinación del Movimiento Internacional Somos Iglesia.

“La extrema centralización del poder y el total desacato del principio de subsidiaridad en la Iglesia que han caracterizado el pontificado de Benedicto XVI hasta la fecha, tienen consecuencias alarmantes y son responsables en gran medida de los crecientes desafíos a los que tienen que hacer frente las Iglesias locales: el aumento de la escasez de vocaciones a un tipo de sacerdocio anticuado así como la cada vez mayor deserción de fieles que dejan la Iglesia”.

Somos Iglesia y Hans Küng (*)

El Movimiento Internacional Somos Iglesia apoya con determinación la Carta Abierta a los Obispos de Hans Küng. En ella les anima a que presionen para que haya reformas. Somos Iglesia insta a todos los fieles a enviar correos electrónicos y cartas a sus obispos y a los nuncios expresando su apoyo a la Carta Abierta de Küng (publicada en abril por Krohne Archiv). La presente crisis y la inadecuación de la respuesta que le dan las autoridades eclesiales, evidencian la urgencia sin precedentes de reformas estructurales conformes al espíritu del Concilio Vaticano II que Somos Iglesia viene reclamando desde hace 15 años. No pueden seguir posponiéndose:

1. El pueblo de Dios debe participar, a todos los niveles de la Iglesia, en la toma de decisiones para que puedan darse las innovaciones necesarias que respondan adecuadamente a los desafíos de nuestro tiempo. Los fieles deben participar en la elección de sus obispos. De no ser así Roma seguirá nombrando obispos más preocupados por defender la institución que por cuidar a su pueblo.

2. La misoginia en la Iglesia debe acabarse. Las mujeres deben ser admitidas en todos los ministerios eclesiales los cuales deberán transformarse en ministerios de servicio dejando de ser ministerios de ejercicio de poder.

3. El celibato deberá ser opcional, para que el amor marital deje de ser tabú para el clero.

4. Deberán reconocerse los avances realizados por las ciencias humanas en el campo de la moral sexual y se respetará el principio de la primacía de la conciencia individual informada.

5. El Evangelio deberá ser proclamado como invitación a la vida en plenitud en vez de servir como medio para amonestar a las personas intimidándolas.

El Papa Benedicto debería entender la creciente critica mundial a su pontificado como expresión de una profunda preocupación por el bienestar de toda la Iglesia. Pues el mismo Derecho Canónico estipula en el Can. 212: “ § 2. Los fieles tienen derecho a manifestar a los Pastores de la Iglesia sus necesidades, principalmente las espirituales, y sus deseos. § 3. Tienen el derecho, y a veces incluso el deber, en razón de su propio conocimiento, competencia y prestigio, de manifestar a los Pastores sagrados su opinión sobre aquello que pertenece al bien de la Iglesia y de manifestar a los demás fieles, salvando siempre la integridad de la fe y de las costumbres, la reverencia hacia los Pastores y habida cuenta de la utilidad común y de la dignidad de las personas.”

Un Nuevo Concilio

Una de las propuestas de Hans Küng es la de la urgente necesidad de exigir un nuevo Concilio. “Así como se requirió un concilio ecuménico para la realización de la reforma litúrgica, la libertad de religión, el ecumenismo y el diálogo interreligioso, lo mismo ocurre en cuanto a solucionar el problema de la reforma, que ha irrumpido ahora de forma dramática.

“La apelación que os dirijo en vista de esta Iglesia en crisis, estimados obispos, es que pongáis en la balanza la autoridad episcopal, revalorizada por el concilio. En esta situación de necesidad, los ojos del mundo están puestos en vosotros”, escribió el teólogo suizo.

Ante una Iglesia así devastada, Küng hace a los obispos seis propuestas que, está seguro, “serán respaldadas por millones de católicos que carecen de voz”: sobre todo, no callar, pues “el silencio os hace cómplices”; además, actuar colegiadamente, negarse a la obediencia ilimitada (“esa obediencia sólo se debe a Dios”) aspirar a soluciones regionales (“un sacerdote que tras madura reflexión piense en casarse no tiene que renunciar automáticamente a su estado si el obispo y la comunidad le apoyan”), no enviar a Roma declaraciones de sumisión, sino demandas de reforma y exigir un concilio.

Küng afirma que son innumerables las personas que han perdido la confianza en la Iglesia católica. Para recuperarla no hay más que abordar de forma franca y honrada los problemas y las reformas consecuentes.

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