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domingo, 9 de mayo de 2010

RUSIA CONMEMORA FIN DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL

HACE 65 AÑOS TERMINÓ UNA DE LAS MAYORES PESADILLAS DEL SIGLO XX

Por Daniel Scheskewitz y Cristina Papaleo


El 8 de mayo es una fecha histórica relevante. Con la capitulación de Alemania terminó la 2ª Guerra Mundial y la mayoría de las ciudades alemanas estaban destruidas. Millones de personas perdieron sus hogares tras verse obligadas a huir o ser expulsadas. Más de 10 mil hombres, entre ellos muchos padres de familia, fueron tomados prisioneros.

Las fuerzas de la ocupación comenzaron a dividir a Alemania en zonas de influencia. Y Alemania no sólo estaba derrotada militarmente, sino también política y moralmente.

El 25 de abril de 1945, los estadounidenses y los soviéticos se encontraron en las cercanías de Torgau, a orillas del río Elba. El 2 de mayo, la ciudad de Berlín fue sitiada y tuvo que capitular (ver foto abajo). Dos días antes, Hitler se quitó la vida en su bunker. En el cuartel general de Dwight Eisenhower, en la ciudad francesa de Reims, el General Alfred Jodl y el Comandante en Jefe de la Marina de Guerra, el Almirante von Friedeburg, firmaron el 7 de mayo la capitulación incondicional.

El Comando Superior del Ejército alemán se comprometió a cesar de inmediato las hostilidades y entregó todas las fuerzas de combate de tierra, mar y aire al Comandante Supremo de las Fuerzas Aliadas.

Capitulación alemana: liberación del nazismo

Por orden expresa de Stalin, la capitulación se repitió en el Cuartel General soviético en Berlín-Karlshorst en la noche del 8 al 9 de mayo. El final del fascismo estaba sellado. Muchos alemanes, sin embargo, vivieron la derrota como una catástrofe. En Alemania se desarrolló una nueva conciencia histórica recién a partir de la democratización y la fundación de la República Federal de Alemania, en 1949.

La expresión de esta nueva visión de la historia se cristalizó en el discurso del presidente alemán Richard von Weizsäcker el 8 de mayo de 1985, cuando calificó el fin de la 2ª Guerra Mundial de "liberación".

"El 8 de mayo fue el día de la liberación: el día en que todos nos libramos del sistema de desprecio al ser humano impuesto por el poder nacionalsocialista", dijo von Weizsäcker, entonces presidente de Alemania, el 8 de mayo de 1985 en uno de sus discursos más famosos. Nunca antes un político de la Alemania occidental había sido tan claro en su posicionamiento con respecto al régimen nazi.


Conmemoración en Moscú

Lleno de simbolismo y con un amplio despliegue de artillería pesada, el acto de conmemoración de la victoria, realizado hoy en Moscú, fue uno de los de mayor magnitud celebrados en la capital rusa. La ceremonia se inició con un minuto de silencio por los caídos durante la Segunda Guerra Mundial y con tañido de campanas.


“Hace 65 años fue derrotado el nazismo y se detuvo una maquinaria de muerte que extinguió a pueblos enteros”, dijo en su alocución el presidente ruso, Dmitri Medvedev, recordando que “durante la II Guerra Mundial murieron más de 25 millones de ciudadanos soviéticos”.

Medvedev indicó también que la paz del mundo sigue siendo frágil. “Sólo unidos podemos enfrentar las actuales amenazas; sólo sobre la base de la buena vecindad podremos resolver los problemas de seguridad a nivel mundial”, subrayó el presidente ruso ante los miles de veteranos congregados en Moscú y los huéspedes de honor, entre ellos Angela Merkel, canciller de Alemania (foto AP abajo), el presidente israelí, Shimon Peres, el jefe de estado checo, Vaclav Klaus, el presidente interino de Polonia, Bronislaw Komorowski, y el presidente chino, Hu Jintao.

En una entrevista previa con la agencia Itar-Tass, Merkel había calificado de gran honor la invitación a la ceremonia. No es algo obvio que un jefe de gobierno alemán pueda participar en este acontecimiento, indicó, destacando que el gesto demuestra que Rusia y Alemania aprendieron de la historia y que ahora viven en paz y amistad. Hace cinco años, Gerhard Schröder fue el primer canciller alemán en asistir al tradicional desfile en la Plaza Roja.

Igualmente simbólico resulta el hecho de que, por primera vez, participaran en la parada conmemorativa unidades militares de potencias de la Organización del Tratado de Atlántico Norte (OTAN): Francia, Reino Unido y Estados Unidos.

La capitulación

El Museo Germano-Ruso de Berlín-Karlshorst está emplazado en el barrio de Lichtenberg, parte- cuando aún estaba en pie el Telón de Acero- de la República Democrática Alemana (RDA). Después del fin de la guerra, las fuerzas soviéticas convirtieron el edificio en el "Museo de la Capitulación Incondicional de la Alemania Fascista durante la Gran Guerra Patriótica", aunque la mayoría abreviaba el nombre a "Museo de la Capitulación", una designación apropiada, opina Jörg Marré, director de Museo Germano-Ruso de Berlín Karlshorst, aunque no cambie el doble significado que se le otorga a la fecha. En este museo. el general mariscal de campo Wilhelm Keitel firmó la capitulación incondicional de Alemania, 40 años antes de que hablara von Weizsäcker, hace ahora 65 años.

Pese a que desde el punto de vista militar pueda ser valorado de otro modo, "sin lugar a dudas, ése día nos liberamos", asegura el director, y acto seguido resume el diferente modo en que el 8 de mayo se interpretaba en cada una de las Alemanias: la RFA encontró grandes dificultades a la hora de percibir este momento histórico como algo positivo, explica el experto, en la RDA, sin embargo, se entendió así desde el principio. El pensamiento antifascista resultaba en la mitad comunista un acto mental mucho más sencillo, sobre todo teniendo en cuenta que la RDA era uno de los principales aliados de la Unión Soviética, y que ésta se encontraba entre los que en esa fecha ganaban la guerra.

En Museo Germano-Ruso se convirtió el inmueble de Berlín-Karlshorst en 1995, una vez reunificada Alemania y retiradas de suelo germano las últimas tropas aliadas. Desde entonces, una asociación compuesta por representantes de ambos países se encarga de él: la combinación es única, ya que en ella vencedores y vencidos recuerdan en un mismo lugar el acontecimiento.

Películas, discusiones, actos musicales y una exposición permanente tratan de que "el día de la liberación", el día en que una firma marcó el fin del terror nacionalsocialista, no se olvide. Una labor necesaria, comenta Morré, y añade: "Cuando digo que en Alemania los 65 años del final de la II Guerra Mundial no son un gran evento, porque no se trata de una fecha redonda y pasa desapercibido, algunos si captan el mensaje y a lo mejor le dedican alguno que otro comentario. Pero no tengo la impresión de que este aniversario motive grandes reflexiones".

El documento de capitulación de Alemania, es el siguiente (ver foto izquierda):

“1. Nosotros, los abajo firmantes, en nombre del Alto Mando alemán, entregamos por el presente instrumento, sin condiciones al Mando Supremo de las Fuerzas Expedicionarias Aliadas y, al mismo tiempo, al Alto Mando Soviético todas las fuerzas terrestres, navales y aéreas que hasta el presente estaban bajo control alemán.

2. El Alto Mando alemán dará inmediatamente a todas las autoridades militares, navales y aéreas alemanas y a todas las fuerzas que están bajo control alemán la orden de cesar todas las operaciones activas a las 23,01 horas, de la Europa Central, del 8 de mayo, y de permanecer en las posiciones que ocupen en aquel momento. Ningún navío, embarcación o avión podrá ser hundido o destruido y las respectivas quillas, máquinas y equipos no podrán ser objeto de daño alguno.

3. El Alto Mando alemán transmitirá inmediatamente a los Comandantes interesados todas las demás órdenes dadas por el Comandante supremo de las Fuerzas Expedicionarias Aliadas y por el Alto Mando soviético y garantizará su cumplimiento.

4. La presente Acta de rendición militar se hace sin perjuicio de otra y se sustituirá por un acta general de capitulación impuesto por las Naciones Unidas o en nombre de ellas y aplicable a toda Alemania y a las fuerzas armadas alemanas.

5. En el caso de que el Alto Mando alemán o ciertas fuerzas puestas bajo su control no se conformen con la presente acta de rendición, el Comandante Supremo de las Fuerzas Expedicionarias Aliadas y el Alto Mando soviético adoptarán medidas punitivas o aquellas otras que juzguen apropiadas.

En nombre del Alto Mando alemán: Jodl En presencia: Por el Mando Supremo de las Fuerzas Expedicionarias Aliadas W. B. Smith. Por el Alto Mando soviético:Ivan Susparoff. Por el Alto Mando francés: General F. Sevez.Reims (Francia) a las 02:41 del 7 de mayo de 1945.”
 
El mundo de posguerra

Después de la guerra, surgió la Europa de Yalta, se tendió la Cortina de Hierro y la Guerra Fría nos enseñó a vivir conteniendo la respiración por miedo a una hecatombe nuclear siempre a la vuelta de la esquina. Fueron cien días en los que murieron Roosevelt, Mussolini e Hitler, y que con las muertes de estos dos últimos, cesaron los crímenes que ellos o que en su nombre se cometieron.

Cien días en los que desaparecieron el nazismo y el fascismo y se encumbró el comunismo como potencia mundial. Y en los que también se conocieron los campos de concentración como la maquinaria perfecta del asesinato en masa y en los que todos aprendimos una palabra nueva: "genocidio". Cien días en los que, finalmente, se instauró una nueva forma de convivencia entre naciones que las obligó por décadas a dividirse en dos bloques y a tomar partido por uno de ellos. Una posguerra tan larga que nuestra generación tuvo el privilegio de asistir a su desaparición hace apenas 20 años, escribe Jorge Moreno en el diario El Comercio de Lima (versión digital).

De esa sangría humana sin precedentes en la historia y del enorme desprecio por la vida durante toda la contienda, nuestros padres y abuelos fueron testigos atónitos e impotentes. Desde los bombardeos de Londres por la Luftwaffe hasta el incendio de Dresde por los aliados, pasando por la aniquilación impune y gratuita de poblaciones civiles enteras por parte de todos los ejércitos, 65 años después recordar la Segunda Guerra Mundial aún estremece a muchos, agrega Moreno.

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