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domingo, 9 de mayo de 2010

El debate en Chile sobre el adobe

RECONSTRUCCION: LA NOBLEZA DEL ADOBE

Por Héctor Gallegos (*)

Tomado del Blog de Pablo Icaza - Adobe en Huilquilemu
 http://huilquilemu.blogspot.com/

Un alumno de la antigua Escuela de Ingenieros preguntó a don Teodoro Elmore1 en qué forma debía proceder para fabricar buenos adobes dando a su pregunta toda la gravedad de una consulta técnica. Elmore le respondió sencillamente: “Amigo mío, búsquese un buen adobero”.

Construir la infraestructura nacional y urbana es tarea de ingenieros. Edificar es tarea de arquitectos e ingenieros. Ninguna de las dos es tarea de científicos o de investigadores tecnológicos y menos aun de autoconstructores sin instrucción adecuada.

La edificación requiere del seguimiento fiel de todo el proceso de diseño — método de la arquitectura y de la ingeniería—, desde la concepción del proyecto hasta su culminación, la obra terminada y, luego, de su mantenimiento y eventual reparación.

Como el adobe y el adobón (el adobe construido in situ) no fueron incluidos en la lista de materiales “nobles” por el ya desaparecido Banco Central Hipotecario del Perú, resultaba muy difícil —si no imposible— conseguir créditos para construir o hipotecar casas de estos materiales. Por default, las edificaciones de adobe eran “innobles”, “plebeyas” o simplemente inferiores.

Pero las edificaciones de adobe, adecuadamente diseñadas y mantenidas, son tan “nobles” como las construidas con cualquier otro material. Baste, para probarlo, recordar la casa del presidente Prado en La Molina, que terminó sirviendo durante muchos años como colegio de ricos y luego fue demolida para dar paso a urbes más densas. Además, los dos grandes desastres sísmicos del siglo recién pasado que son, casi sin duda, el de Ciudad de México —que dejó pérdidas materiales incalculables— y el de Tangshan, en la China, que provocó la muerte de 600.000 ocurrieron, ambos, porque comprometieron edificaciones de material “noble” (acero, concreto y albañilería de arcilla), por desgracia mal diseñadas o construidas. Sin embargo, estos materiales no fueron declarados “innobles”. Y no lo son, como tampoco lo es el adobe.

En suma, el material nunca es “innoble”; su aparente falta de nobleza proviene de para qué y cómo es usado. La cerámica, el concreto, el acero en todas sus variantes, el aluminio y el titanio son, todos, materiales igualmente nobles: la falta de ingeniería competente puede arruinar su innata nobleza. Lo mismo ocurre con el adobe.

El terremoto en Chile

El adobe fue la gran "víctima" de este último terremoto en Chile del 27 de febrero. La mayor parte de las construcciones hechas con este material sucumbieron ante la magnitud del movimiento y son pocas las estructuras que salieron victoriosas de esta gran prueba de la naturaleza.


Pero no todo se perdió. En la Granja Educativa Lo Vilches, la casona colonial Parador de San Nicolás casi quedó intacta, un milagro considerando que la casa tiene una data que se ubica entre el 1750 y el 1800. Su dueña, María Inés Saravia cuenta que la han llamado de varios puntos del país para preguntar por el estado de la bella casona. “No se desplomó, sólo algunas tejas, porque la mayor parte de ellas se habían amarrado. Es toda de adobe y ha soportado varios terremotos a partir del 1835”, señala.

La casona perteneció a la familia Lantaño y fue construida como un parador por orden del rey de España para dar alojamiento a los soldados españoles que pasaban por la zona. “Nosotros la tenemos desde hace 43 años y cuentan que hace cien, cayó una parte de la casa, pero fue restaurada. Además, hay un San Judas Tadeo al cual tampoco le pasó nada. Nosotros creemos que él la cuidó”, señala con fe.

“Nunca nos imaginamos el gran cariño de mucha gente por esta casa que nosotros restauramos. Hace un tiempo, habilitamos dos piezas estilo colonial para alojamiento, lo que ha sido un éxito. De hecho, han venido familias de Concepción para pasar unos días y permitir que sus niños olviden la tragedia”, afirma María Inés contenta de poder tener operativa la granja.

El adobe

No todas las construcciones de adobe contaron con la misma suerte. El historiador Marco Aurelio Reyes recuerda que para el sismo de 1939, casi todas las construcciones de la ciudad eran de este material, con lo cual, la ciudad quedó en el suelo. “Luego del terremoto de ese año, se construyó mejor, por eso vemos hoy que las edificaciones post terremoto de 1939 fueron las que mejor resistieron al sismo de febrero, salvo algunas construcciones ubicadas en Río Viejo y Ultraestación, en donde aún se usaba adobe”. “El adobe fue una técnica usada por los españoles que llegaron a la zona porque el cemento como tal se inventó a fines del siglo XIX”, precisa el historiador.

Cabe destacar que el adobe o tierra cruda, se encuentra presente en todo el mundo por su economía y adaptación a cualquier clima. Se estima que un tercio de la población mundial habita en construcciones de adobe.

Expertos de todo el mundo han destacado sus cualidades, porque su interior logra crear un microclima y porque es el material más barato para construir. Sin embargo, también han hecho hincapié en la peligrosidad que reviste para las personas el no proporcionar mantenimiento por su poca resistencia al agua y la humedad.

Salvemos el adobe

Más allá de su patrimonial significado, las casas de adobe se han convertido en un símbolo que varias entidades luchan hoy  por rescatar. Ejemplo de ello ha sido la cartilla lanzada por los profesionales del Consejo de Monumentos, los cuales han elaborado algunas instrucciones para ir en el rescate, sobre todo de las casas coloniales que marcaron una época en la zona. La cartilla pretende entregar una ayuda técnica simple a quienes están liderando las tareas de supervisión de los estados de las viviendas afectadas.

Escrita en lenguaje sencillo y con el apoyo de dibujos, la guía entrega indicaciones prácticas para ayudar a salvar el patrimonio hecho a partir de la tierra cruda. “No todas las casas que se ven en mal estado deben ser objeto de demolición”, advierte el documento que busca impedir decisiones apresuradas y orienta para buscar una evaluación especializada cuando el caso lo amerita.



(*) Destacado ingeniero peruano (1851-1920)

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