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lunes, 29 de marzo de 2010

LAGOS QUISIERA SER "CAPITAN" DE LA RECONSTRUCCION JUNTO A PIÑERA - BACHELET HACE SUS DESCARGAS

Por Walter Krohne

Los ex presidentes Michel Bachelet y Ricardo Lagos parece que eligieron el fin de semana para romper el silencio y aparecer otra vez en el escenario político a fin de comunicarle a los chilenos que están plenamente activos.

Los dos tocaron temas contingentes diversos y también algunos más espinudos, que tuvieron réplicas, en entrevistas de televisión, radio y prensa escrita.

Todo esto ocurrió en medio de un abanico de asuntos coyunturales que mantuvieron activos al gobierno y a los partidos políticos, como los costos y financiamiento de la reconstrucción; el aumento de los impuestos; el posible nuevo royalty; la situación en la "zona cero" a un mes de la tragedia; y el Día del Combatiente y ¿cómo evitar nuevos saqueos?

Lagos fue lo suficientemente claro para trasmitirle a Piñera una oferta personal de ayuda en la reconstrucción del país y subrayando que el consenso de colaboración existía dentro de la Concertación.

Todo parece indicar que con esta movida se quiere lograr que la reconstrucción se convierta en un proyecto conjunto entre el gobierno de centroderecha y la oposición de centroizquierda, que podría materializarse en el marco de un Comité Ejecutivo Nacional de Reconstrucción en el que participen como figuras centrales también los ex presidentes.

"El consenso existe, pero el Presidente es el que tiene que convocar con los distintos sectores y creo que, en algún momento, lo hará", dijo el ex mandatario.

"El Presidente sabe que si quiere conversar conmigo, siempre lo podrá hacer. Yo estoy dispuesto a colaborar con Piñera en la reconstrucción, agregó.

Lagos, en una Carta Abierta publicada la semana pasada (ver KrohneArchiv) llamó también a la unidad nacional para reconstruir el país. A este documento se agregaron las entrevistas del fin de semana. En todas sus intervenciones la cuestión del consenso entre el gobierno y la Concertación, no sólo para la reconstrucción, sino también para que "el país de un salto" (comprendido ésto como un salto grande como el logro de un gran desarrollo nacional), fue el común denominador en sus declaraciones.

En este contexto, sabemos que Lagos no da puntada sin hilo y sabemos también que todo esto es una actitud muy de él, quien en momentos claves o cruciales reaparece como hombre público con la agudeza de un estratega político que entrega fórmulas de solución de problemas. En este caso lo hace porque sabe muy bien y lo vislumbra así desde hace semanas, que si la Concertación adopta una posición crítica y molesta o cerrada y sin ningún fondo, como ha ocurrido en los últimos días, su futuro será incierto. En palabras más simples, para recuperar votos perdidos, la Concertación tiene que abrirse a colaborar con "el enemigo" y demostrarle al electorado que lo que verdaderamente le interesa es el país por el país y su gente y no sólo el poder por el poder, como es la imagen que existe en algunos sectores.

El punto se ve también preocupante cuando comienzan las críticas a la gestión del gobierno de Bachelet, enfatizándose en los errores cometidos en los primeros días tras la tragedia, frente a los cuales tiene pocas posibilidades de defenderse y menos aún cuando algunos partidos de la Concertación también agitan las aguas, ya que en lugar de mirar hacia adelante y estar trabajando en la "zona cero" o en el Congreso Nacional siguen perdidos en discusiones del pasado, ocupando el tiempo en deliberar sobre ¿por qué perdimos la elección? Claro que el tema lo abrió la propia ex presidenta Michel Bachelet, en una entrevista radial.

Ella dijo que "si se hubiese leído lo que buscaba la gente que me apoyaba, habría habido más opciones de candidatos" criticando con ello a los partidos políticos de su coalición. La reacción o réplica vino de inmediato de parte del presidente DC, Juan Carlos Latorre, quien respondió que era "mezquino" responsabilizar a los partidos, porque "los díscolos surgieron no por su crítica a la conducción de los partidos, sino a muchas iniciativas del propio gobierno de Michelle Bachelet. Los éxitos, logros y fracasos de la Concertación dan pie para un análisis muy profundo y necesario porque "la referencia para valorar lo que era o no la Concertación es el gobierno que tenía de turno. Su ejercicio y tareas fueron los que llevaron a la Concertación a perder la elección. Hubo muchas decisiones que impactaron severamente a la gente. Y esas decisiones llevaron a la derrota. Por ejemplo, la gente se sintió defraudada porque vio que el gobierno no fue capaz de resolver problemas como la deuda del magisterio", agregó

Los problemas no acabaron allí porque continuaron al interior de la Concertación, pero ahora concentrados en contra de Latorre y provinieron del presidente del Partido Socialista Fluvio Rossi, quien dijo que quería "ser categórico en no compartir en absoluto las críticas vertidas por el diputado Latorre.

"Si bien es cierto que tanto el gobierno como las colectividades políticas y en general la Concertación tenemos responsabilidades, los partidos tienen lejos una responsabilidad superior a la de la ex presidenta en la derrota electoral del 17 de enero. Tanto es así que cuando ella dejó el gobierno el pasado 11 de marzo, lo hizo con un 84 por ciento de popularidad, mientras los partidos políticos terminamos siendo pifiados por los propios partidarios en un acto que se hizo en el Estadio Nacional", afirmó.

En este panorama político vemos, por una parte, una estrategia de consenso y colaboración con el gobierno de derecha, bandera que encabeza Lagos como estrategia, lo que puede fracasar al observarse, por otro lado, el drama que vive la Concertación que, además de demostrar pocas ganas de lucha y enredada en discusiones "caseras" y temas añejos, las críticas están orientadas ahora también en contra de la ex Presidenta y su gestión final, sin que sea el momento más adecuado para ello.

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